Francisco Tavares regala panes en Puente Hierro como una expresión de amor por los necesitados

Desde hace cinco años Francisco regala panes, sobaos y gallegos, a personas con escasos recursos. Diariamente en la panadería Nobile entregan entre 100 y 160 panes a adultos mayores, personas en situación de calle, niñas, niños y jóvenes.

Caracas. El día de Francisco Tavares empieza a las 4:00 a. m. Es dueño y panadero de la panadería Nobile, en Puente de Hierro, donde muy temprano se hornean y se entregan panes sobaos y gallegos a personas de bajos recursos, a partir de las 6:30 a.m. 

En el mostrador reposan dos cajas grandes que contienen decenas de panes picados a la mitad. Antes de empezar la dádiva, se persigna y simultáneamente mueve los labios al compás del nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. 

El día de Francisco empieza a las 4:00 a. m.| Foto: Gleybert Asencio

Pareciera que es la primera vez que regala panes. En su rostro hay una mezcla de nervios, felicidad y satisfacción. “Listo, vamos a darle”, esa es la señal que da para que las personas de bajos recursos entren al local 10 en 10.

Poco a poco los beneficiados pasan al mostrador, donde está la comida. Francisco les entrega su pieza de pan y además les dice “Dios te bendiga”. Muchos le responden “gracias” y salen rápidamente para dar lugar a los demás. El proceso se repite hasta que las cajas quedan vacías. 

Francisco regala entre 100 y 160 piezas diariamente, entre lunes y sábado. También reparte canillas, pan de coco y dulces del día anterior.

Los domingos de Francisco son especiales para asistir a misa, algo sagrado para él. Dios lo es todo para mí. Ando con Dios siempre por delante. Cada día le pido que sea un buen día, lleno de felicidad y alegría. Y se me cumple, dijo esperanzadamente. 

Francisco bendice a quienes les entrega cada trozo de pan.| Foto: Gleybert Asencio
Adultos mayores 

Desde las 5:00 a. m se hace la cola frente a la panadería Nobile y esperan hasta que llegue su turno. La mayoría de los beneficiados son personas de la tercera edad y personas sin hogar, quienes llevan una bolsa para guardar el alimento. 

De tercero en la fila, Jesús Gutiérrez es uno de los tantos que madruga para tener su desayuno asegurado. Solo falta los domingos.

Como adulto mayor cómo hace uno para vivir si ni siquiera me alcanza la pensión para mis medicamentos para la epilepsia, se cuestionó.

Actualmente la pensión se encuentra en 130 bolívares que a la tasa del Banco de Venezuela (BCV) del viernes 2 de diciembre, equivalen a 11.74 dólares.

Los niños y niñas no quedan por fuera porque Francisco les guarda pan dulce. Esta caja es para los niños, ellos vienen como a las 10 porque no se paran muy temprano, comentó, mientras señalaba una caja cercana al mostrador. 

Todas estas personas hacen cola desde bien temprano para entrar a la panadería Nobile y recoger su pan. | Foto: Gleybert Asencio
Buenas costumbres 

Los padres de Francisco eran migrantes portugueses. Su mamá le inculcó la fe cristiana y siempre lo llevaba a misa los domingos. El amor al prójimo y algo que solía decirle su madre lo impulsa a hacer lo que hace.

Recuerdo una frase que mi madre repetía muchas veces ‘que Dios permita que uno siempre pueda dar y nunca tenga que pedir’, entonces yo lo copié. Mientras Dios me dé vida y salud lo voy a seguir haciendo porque los amo, contó mientras contenía el llanto.

Francisco guarda los domingos para ir a misa.| Foto: Gleybert Asencio

Desde los 12 años de edad, cuando ni siquiera alcanzaba el mostrador, se dedica a la panadería. Primero repartía pan en cestas a los clientes de la zona, años después tuvo la oportunidad de comprar acciones y ahora es el propietario. 

Desde hace cinco años Francisco dedica parte de su tiempo a regalar panes, pero quienes lo conocen afirman que eso ha sido toda su vida. Sus trabajadores lo describen como una persona buena y bondadosa.  

Él es lo mejor que le ha pasado a este sector. Es una persona muy buena y como jefe una maravilla, dijo un trabajador que lleva 20 años en la panadería.

Apoyo familiar

Aunque Francisco tiene 66 años de edad y afecciones en las rodillas que le impiden estar mucho tiempo de pie, no deja que eso lo detenga con su labor de servicio y llevar adelante su negocio.

No está solo. Sus dos hijos y su esposa lo acompañan. Consideran que es un excelente padre y esposo. José Antonio, el hijo menor, dice que se sorprende de todas las cosas que puede aprender de su padre. 

Foto: Gleybert Asencio

Su esposa, Yelitze Aular, contó que conoció a Francisco hace casi 20 años. Lo que más le impresionó fue que los primeros clientes que tenía Francisco en la panadería eran personas necesitadas.

Me siento muy orgullosa de ser su esposa. Esta panadería está bendecida, me imagino que por tantas obras que él ha hecho sin esperar nada a cambio, dijo Yelitze. 

Personas hacen fila frente a la panadería Nobile | Foto: Gleybert Asencio
“Los venezolanos son únicos”

En escasas oportunidades Francisco ha visitado otros países. Pero para él no hay país como Venezuela. Los venezolanos somos únicos. Amo a Venezuela y considero que los venezolanos le sacamos punta a todo. Yo no me muevo de mi país Venezuela. De aquí pa’l crematorio, expresó entre risas.

Foto: Gleybert Asencio

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