James Gunn cierra un ciclo para los héroes. Presenta una película sobre la libertad y los vestigios afilados del pasado

Caracas. La guitarra acústica y la voz de Thom Yorke acompañan en su paso a Rocket (Bradley Cooper), quien escucha cómo el cantante no se halla en el lugar en el que está. Dice que no pertenece. El mapache camina y ve a su alrededor. Es todo raro. Además, Peter Quill (Chris Pratt) todavía sobrevive a los embates por la pérdida de Gamora (Zoe Saldana), por lo que no parece ser el mejor líder. 

El clásico de Radiohead parece una obra que sosiega, pero hay toda una calamidad en su letra, un reflejo además del estado emocional de lo que hay y vendrá para los personajes de Guardianes de la Galaxia vol. 3.

Están en Knowhere, donde tienen su cuartel general. De súbito, son atacados por Adam Warlock (Will Poulter), y Rocket es herido de gravedad. Así el mapache se convierte en el centro de este largometraje, en el que James Gunn vuelve como director y guionista luego de haber sido despedido en 2018 por unos tuits. Una decisión polémica y preocupante, pues la saga se quedaba sin su leal realizador desde 2014. 

Guardianes de la Galaxia vol. 3
Un ataque repentino lleva a los protagonistas a una respuesta que internaliza su existencia

Ante la tragedia que ocurre con Rocket, todo el equipo responde. Y es entonces cuando Peter Quill debe reaccionar para no perder nuevamente a un ser amado. Así comienza la misión para salvar la vida del mapache. Para lograrlo tienen que volver a los orígenes de la criatura. Y este viaje se convierte en la aventura de los personajes.

Los guardianes deben enfrentarse al Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji), un científico que ha modificado genéticamente a distintas criaturas con el afán de construir un mundo mejor. De esos menesteres utópicos surgió Rocket, quien originalmente era llamado 89P13, pero que tras emanciparse de las jaulas y los experimentos, tomó el nombre con el que se le conoce. Encuentra así su cualidad de individuo frente a los delirios igualitarios y mesiánicos del genetista.

En ese proceso, se muestra la génesis de Rocket en un aluvión de imágenes casi oníricas en el que se reencuentra con aquellos seres del pasado, esos que no pudo salvar, y por los que siente una culpa todavía en sus espaldas.

James Gunn logra en sus personajes una profundidad que se extrañaba en películas recientes de Marvel. Se nota que hay un peso autoral que se impone y despliega. En esta tercera entrega, en la que cierra una etapa para la saga, el director y guionista relata a través del valiente mapache una historia de salvación que va más allá de lo convencional en este género.

Por encima de las primeras lecturas sobre el bien y el mal, y en esta ocasión el maltrato, los personajes de Guardianes de la Galaxia vol. 3 están en una lucha contra la encrucijada interna en la que se hallan estancados. O, mejor dicho, en la búsqueda de una salida del laberinto en el que están los otrora forajidos. 

Para obtenerlo, tienen que escarbar en lo más profundo de su ser. Todo se enrevesa más cuando reaparece Gamora, pero en otra versión, una en la que no conoce a Peter Quill. Más desconcierto mental.

Guardianes de la Galaxia vol. 3, el descubrimiento del mapache
Peter Quill debe tomar las riendas a pesar del desconcierto en el que está

Como guionista de El amanecer de los muertos, James Gunn presentó a un grupo de supervivientes que trataban de mantenerse ante el terror de lo desconocido e inesperado. En los Guardianes de la Galaxia vol. 3 exhibe a los héroes que llevan tiempo refugiados, pero no en un centro comercial, sino en la dinámica del exigente presente para alejarse de los zombis del pasado. 

Peter Quill emprende no solo un trayecto para salvar a su amigo y recuperar la atención de Gamora, sino que entiende otro propósito que tiene que ver con la retrospectiva de su vida. Recordemos que antaño el personaje sustituía la ausencia paterna con fantasías sobre David Hasselhoff. 

Con casi dos horas y media de duración, y dos escenas posteriores a los créditos, James Gunn desarrolla una narrativa que se agradece, una firma que se nota en sus secuencias explosivas, pero también pausadas cuando se debe; su humor carrasposo y la exaltación de los vínculos que logra entre sus personajes. 

Guardianes de la Galaxia vol. 3
Rocket vive todo un proceso que le permite tomar el testigo de la faena

Una orquesta bien llevada en la que Nebula (Karen Gillan), Drax el Destructor (Dave Bautista), Mantis (Pom Klementieff) y Groot (Vin Diesel) se acoplan también a la exploración en todo lo que acontece en el sendero, a la vez que se abren las puertas a otras figuras como presagio. 

Guardianes de la Galaxia vol. 3 es una saga en la que se nota la fraternidad entre los personajes protagonistas, un tratamiento que trasciende hasta el espectador, que se compenetra con los altibajos de los personajes.

Es una película de jaulas y luces. Una historia de libertad. El verdadero mundo por salvar es el universo que cada uno de los personajes lleva por dentro, la conciencia de la ruta por atravesar desde la asunción de la integridad como individuo. Al final, tanto Rocket como Peter marcan la pauta a seguir en un viaje de pasado y presente, de acabar con los demonios del vestigio. Descubrirse mapache para andar.

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