En Tinajitas, en las parroquias Sucre y La Pastora, en el oeste de la ciudad, el pasado 28 de julio el agua corría con tanta fuerza por la calle principal que los habitantes de la zona no podían entrar ni salir. A pesar del ímpetu de la corriente, los vehículos estacionados no sufrieron daños.

Caracas. La lluvia llevaba media hora cayendo incesante no solo en el barrio La Línea de Petare, sino prácticamente en toda Caracas. Los drenajes empezaron a rebosar y esa fue la señal. Recojan todo que el río se va a salir, le gritó una de las vecina a Saúl Duque, encargado de un mercado itinerante de verduras y hortalizas que está justo a un lado del río Guaire, el cual bordea toda la calle principal del barrio, de principio a fin.

La preocupación de los vecinos de La Línea no es precisamente cuando llueve en la zona. Lo que los alerta es cuando llueve hacia las cabeceras del río en el oeste de la ciudad. Cuando eso pasa están prevenidos con las alcantarillas, que son las que avisan. Eso mismo ocurrió durante el aguacero de este miércoles 28 de julio en Caracas, el cual provocó desbordamiento de quebradas e inundaciones en varios sectores de la ciudad.

colapsó los drenajes
Foto: Gleybert Asencio

Saúl empezó a recoger la mercancía lo más rápido que pudo junto con los otros encargados. Pero en cuestión de 10 minutos el agua ya estaba sobre el asfalto. El agua olía muy feo, como a cloaca, pero nosotros sin miedo al éxito recogimos esa mercancía, relató Saúl. No querían perder las verduras, hortalizas, frutas, el pan y los granos que venden en el mercadito, ubicado en el sector 4 de La Línea, ya habían perdido casi la mitad del día de trabajo.

Foto: Gleybert Asencio

Del lado derecho de la calle, el agua llegó a un nivel de más de 40 centímetros. Del lado izquierdo, en la casa de Oswaldo Suescun, el agua cubrió casi 30 centímetros. Solo se nos mojó una nevera industrial, pero no se dañó. También algunas gaveras, pero de resto pudimos recoger todo rápido, relató el vecino.

A las 8:00 p. m., cuando dejó de llover, los vecinos salieron a limpiar entre ellos mismos la calle. Por aquí estuvo Carlos Ocariz, dijo Oswaldo. También comentó haber visto a Protección Civil. Ellos estuvieron por aquí, unos vecinos les pidieron ayuda para mover unos corotos y les dijeron que no, que ellos estaban aquí solo para salvar vidas, añadió.

colapsó los drenajes
Foto: Gleybert Asencio

Los vecinos de La Línea explicaron que cada vez que llueve con fuerza hacia el oeste ocurren desbordamientos debido a la falta de dragado constante del río Guaire. 

La lluvia de este miércoles no fue el peor episodio de inundación en La Línea de Petare. Sus habitantes aseguraron que otros días el agua ha llegado a niveles más altos. Sin embargo, esta vez estuvieron limpiando la calle aproximadamente hasta las 3:00 a. m., con una cisterna que pagaron ellos mismos.

Foto: Gleybert Asencio

Este último aguacero de este miércoles fue de 41,9 mm, según datos recabados por Valdemar Andrade, profesor jubilado del departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien también explicó que las lluvias por encima de 30 mm ocasionan inundaciones.

“En lo que va de julio, hemos registrado que, hasta las 8:00 a. m. de este jueves, ha llovido en Caracas 157,6 mm, esto es superior al promedio histórico que es de 102,6 mm. El aguacero de ayer ha sido el mayor registrado en el mes hasta el momento”, explicó el experto.

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Foto: Gleybert Asencio

En Tinajitas, en las parroquias Sucre y La Pastora, en el oeste de la ciudad, el agua corría con tanta fuerza por la calle principal que los habitantes de la zona no podían entrar ni salir. A pesar del ímpetu de la corriente, los vehículos estacionados no sufrieron daños. De igual forma, era tanta agua que Lourdis estaba asustada. Cerca de su casa el agua bajaba por la escalera del frente y por un terreno que está al lado. No llegó a meterse en la casa pero sí llegó hasta el patio de la entrada.

Foto: Gleybert Asencio

Lourdis tenía miedo de que la fuerza de la corriente reventara la pared que da hacia al terreno, donde tuvieron que abrir un hueco para que el agua pudiera buscar salida. De igual forma la infraestructura de su casa presenta desde hace tiempo filtraciones y humedad: Yo estaba asustada, con la llave en la mano por cualquier cosa que pasara.

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Foto: Gleybert Asencio

Esa casa no es de su propiedad. Lourdis vive allí alquilada con su esposo desde hace más de 20 años. Allí también viven dos nietos. En la actualidad pagan 10 dólares de alquiler, al igual que las otras familias que viven en los tres pisos de arriba. En total son cinco grupos familiares que conviven dentro de la construcción, que está ubicada frente a un terreno amplio que hace años fue un campo de béisbol y ahora está lleno de basura y de matas de árnica.

Naudi Castillo, otro vecino del sector, relató que hace muchos años Tinajitas era una quebrada que posteriormente fue embaulada. Pero a pesar del trabajo realizado para esconder el agua, esta de igual forma se desborda, sobre todo porque las alcantarillas están completamente tapiadas por falta de mantenimiento.

Foto: Gleybert Asencio

El agua que bajaba por las escaleras frente a la casa de Lourdis venía desde la calle de arriba, donde está La Pastora. Una de las tanquillas tapiadas está frente a la casa de Daniel Sarduy, donde el agua llegó al nivel de 80 centímetros. Todo se mojó dentro de la casa: la comida, la ropa, los papeles legales, el colchón, las máquinas de tapicería y un carrito de perros calientes con que trabaja Daniel. Todo, hasta los zapatos nuevos que vende en la avenida Baralt por cinco dólares.

Foto: Gleybert Asencio

Durante la mañana de este jueves, todo seguía húmedo en la casa donde Daniel vive alquilado desde hace años. Allí vive solo desde que sus hijos se fueron de casa. Al igual que Lourdis, paga 10 dólares de renta.

Yo siento que ya no vale la pena vivir aquí. Esto pasa cada vez que llueve, perdí todo, pero lo que más me preocupa es la tanquilla tapiada. Hasta que no lo arreglen esto va a seguir sucediendo. Lo que yo pido es que vengan a arreglar eso, relató Daniel.

Foto: Gleybert Asencio
A la espera de una vivienda

Tanto Daniel como Lourdis viven a unos cuantos metros del Palacio de Miraflores. Ambos también están a la espera de la asignación de una vivienda por parte del gobierno de Nicolás Maduro. Los dos hicieron la primera solicitud hace ya varios años, cuando Hugo Chávez aún era presidente, pero hasta el día de hoy no ha habido ninguna respuesta positiva.

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Foto: Gleybert Asencio

En el caso de Louirdis, ella ha estado intentándolo desde 1999. Para ese entonces vivía con una cuñada en Vargas, y luego de la tragedia decidió regresar a Caracas. Yo dije: me voy para Caracas así sea a vivir alquilada, expresó. Debido a la cantidad de damnificados, el Gobierno les prometió asignarles viviendas a ella y a su cuñada, pero no pasó. Luego, con la creación de la Gran Misión Vivienda, hizo una solicitud ante el ministerio y tampoco ocurrió.

Allí me dijeron que me daban respuesta en 15 días, todavía estoy esperando, dijo Lourdis.

Antes de llegar a La Pastora, Daniel vivió cuidando un terreno del Estado por más de nueve años, hasta que lo desalojaron y lo enviaron a un refugio en Propatria. Vivir en un refugio es como vivir en una cárcel, relató sobre su experiencia, que se prolongó por un año y medio con la esperanza de que le asignaran una casa de la Misión Vivienda. Pero un día otras personas que vivían en el refugio entraron al espacio donde vivía Daniel y le robaron todo.

Desde ese entonces preferí irme de allí a vivir alquilado con tal de salir de ese lugar lleno de malandros, lamentó.

Foto: Gleybert Asencio


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