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John Wick 4, la saga se revitaliza después de un bajón

By Humberto Sánchez Amaya @humbertosanchez

April 01, 2023

La cuarta entrega no tiene mayor trama. Una historia conocida que se convierte en un despliegue visual y estético en la lucha por librarse de las ataduras del pasado

Caracas. John Wick (Keanu Reeves) sigue en la lucha por dejar atrás todo el pasado, recuperar ese sosiego que encontró en la vida en pareja, luego desorbitado por la muerte de su esposa. La tormenta había encontrado cierta calma en su soledad hasta que la realidad volvió a trastocarse por el robo de su carro y la muerte de su perro a manos de mafiosos.

Desde la primera entrega de la saga, el protagonista está en la búsqueda de la paz que le fue tan efímera, luego de una vida como asesino a sueldo. Ahora, en John Wick 4 el argumento es mucho más simple que en las anteriores entregas. John insiste en liberarse de la Alta Mesa y seguir su camino, libre de ataduras a todo el emporio criminal del que ha formado parte.

Este largometraje es nuevamente dirigido por Chad Stahelski, quien lleva la batuta de la saga desde 2014. No hay que dar mucha explicación sobre su trama. John Wick es buscado a diestra y siniestra, recurre a viejos amigos porque no es un viaje solitario, aunque parezca, a la vez que enfrenta a viejos amigos, sin necesidad de tener rencillas personales, tan solo circunstancias que intervienen caminos.

Para lograrlo, el espectador será testigo de una muestra de escenas de acción, constantes peleas que responden a una impronta del videoclip para hacer de cada enfrentamiento una muestra casi dancística en la que la violencia se recubre de esa estética; una intención vinculada a la vertiente en la que el cine da cuenta de autores que han hecho de la acción un relato ornamental en su puesta en escena, con referencias que enlistan en lo más inmediato a cineastas como Quentin Tarantino, John Woo y la tradición del western, con su propio matiz urbano y distópico.

John Wick 4 se desarrolla en distintos países como Japón y Francia

A todo ese se añade un guion que esporádicamente recuerda las causas del viaje, pero sin intención de profundizar, pues la película no necesita reiterar. No solo es que el objetivo de John Wick se conoce desde hace mucho, sino que la dinámica ambivalente entre él y sus rivales está muy bien delineada, sin vericuetos que perturben el entendimiento de causas y consecuencias.

En John Wick 4 lo deslumbrante está en las maneras de resaltar los hechos, la capacidad de realzar y diferenciar los momentos, ante el riesgo de caer en la monotonía. El despliegue visual es uno de sus grandes aciertos, con movimientos de cámara, tomas cenitales, juego de luces, y coreografías que hacen de cada enfrentamiento un deleite de entretenimiento a favor de una trama que no busca engañar: un exmafioso que quiere dejar de serlo. Clase aparte el escenario que se ve en cenital así como la persecución en el Arco del Triunfo de París.

En ese camino se ven a los mismos personajes de antes, tanto para ayudar como para impedir, salvo el villano de esta entrega: el marqués Vincent de Gramont (Bill Skarsgård), quien sube a una exorbitante suma de dinero el precio por la cabeza de John Wick.

Su plan sirve para añadir una tensión justa a la película, especialmente Tracker (Shamier Anderson), un mercenario cuyas intenciones no se captan fácilmente, por lo que da un aura de intriga y solemnidad a todo lo que ocurre en John Wick 4.

Es interesante además en este tipo de películas cómo a pesar de los terrenos de la ilegalidad en los que se mueven los personajes, hay todo un código en el que el respeto a la palabra y las tradiciones generan una empatía con el espectador, quien juzga a los involucrados según su participación en esas formas.

John Wick se ha convertido en uno de los personajes icónicos de las películas de acción

John Wick 4 recupera el desdén que surgió en la tercera entrega, hasta ahora la peor de la saga. En este largometraje, regresa la atención por una historia que va más allá de la adrenalina de sus escenas, pues para el buen entendedor, se trata del acompañamiento de un personaje que obtuvo su redención, pero que todavía no puede librarse de un mundo que le quiere cobrar por dejar de ser parte.  Por eso, el protagonista no tiene otra opción que actuar en los mismos códigos, aunque en realidad su idioma ya es otro. Solo que no puede desenvolverlo. Es la lucha por romper el círculo vicioso, y la saga ha sabido cómo aprovechar ese embotellamiento, sin agotarse en lo que era fácil que se agotara.

Llama la atención además el matiz religioso en los momentos claves de la trama, en los que John Wick se inscribe en la mirada hacia el perdón.

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