La Candelaria es el sector más afectado por las inundaciones del río El Limón

La Candelaria

A seis días del aluvión que produjo el desbordamiento del río El Limón, el alcalde de Iragorry hizo un nuevo reporte de las afectaciones que causaron estragos en siete comunidades del municipio. De las 485 familias y las 334 viviendas afectadas en las siete comunidades, La Candelaria es la que sufrió más daños. Los vecinos del sector imploran por más presencia gubernamental para la remoción de escombros, y exigen el dragado del río.

Maracay. A seis días del aluvión ocasionado por el desbordamiento del río El Limón y sus afluentes, como los ríos Los Manguitos y Capuchino, el reporte de daños ha aumentado. De las siete comunidades seriamente afectadas, como La Ceiba, Corral de Piedra, El Piñal, Caja de Agua, El Progreso, Arias Blanco y La Candelaria, esta última sufrió los mayores daños. Allí, de acuerdo con el reporte emitido por el acalde de Mario Briceño Iragorry, Brullerby Suárez, 209 familias y 146 viviendas resultaron afectadas, pues el río llegó a esta parte baja del municipio con mucha fuerza y cualquier cantidad de escombros.

A la fecha, un censo preliminar indica que el desbordamiento del río, el pasado 9 de septiembre, dejó 35 calles tapiadas y destruidas, 485 familias y 334 viviendas afectadas. De estas, 35 han sido declaradas con pérdida total, en la parte alta de El Limón, en sectores como Caja de Agua, El Piñal y Corral de Piedras.

Pese a que La Candelaria fue el sector más golpeado por la fuerza de la naturaleza, allí no se registra pérdida total de viviendas, de acuerdo con lo informado por el mandatario municipal.

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Residentes de La Candelaria insisten en que hay viviendas con pérdida total. Foto: Gregoria Díaz

Sin embargo, Mauro Granadillo contó para Crónica.Uno que de las 70 viviendas establecidas, aproximadamente, en la calle Rómulo Gallegos, donde reside su familia, varias presentan pérdida total y otras sufrieron graves daños en sus estructuras y que difícilmente puedan habitarse.

Ese día no llovía y como a las 3:00 de la tarde escuchamos el río y vimos cómo llevaba tambores, bombonas de gas y otras cosas. Eso nos dio chance a algunas familias de ponernos a salvo”, narró el recuerdo que guarda de esa tarde soleada.

La familia de Granadillo, junto con otras dos, subió a la platabanda de una vivienda para evitar que la corriente del río se los llevara. Agradecen el milagro de estar con vida.

Los ignorados

La propia comunidad de La Candelaria, junto con los afectados, comenzaron al día siguiente a remover escombros y lodo. Ninguna autoridad se dio por enterada de la grave situación en el sector. Cuatro días después, luego del reclamo de los vecinos y del clamor a través de los medios y redes sociales, aparecieron algunas cuadrillas y maquinarias.

“Para ellos (el gobierno) aquí no había pasado nada”, señaló Granadillo, al tiempo que contó cómo desde el día después, han intentado sacar barro de lo que quedó de sus viviendas. Ha sido difícil y arduo. Por eso exigen maquinaria y más personal, aunque admite que han llegado algunos trabajadores con maquinaria para despejar la zona.

En efecto, el alcalde Suárez también anunció que dentro del plan de contingencia otras alcaldías de Aragua han enviado maquinaria y personal para reforzar las labores de limpieza. A estos trabajos también se han incorporado, según lo anunciado por Suárez, cuadrillas de trabajadores provenientes de estados vecinos como Carabobo, Guárico, Cojedes, Lara y Yaracuy.

“Esto es muy difícil –dijo Granadillo– sobre todo porque nosotros tenemos el río a nivel de las calles y urge que se realice un dragado. Si aquí vuelve a llover, habrá una desgracia mayor”.

Por ahora, siguen contando solo con el apoyo de la sociedad civil y voluntarios que llevan agua y comida a pesar de las restricciones, como las que denuncian los habitantes de la calle Federación de La Candelaria, que señalan a los policías adscritos al comando cercano a la zona del desastre, que han impedido el paso de la gente que lleva insumos y alimentos para los damnificados.

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Los residentes denuncian que la policía impide que el paso de las personas que llevan auxilio para los damnificados. Foto: Gregoria Díaz

Sobre estas irregularidades que siguen denunciando los grupos sociales y voluntarios, el alcalde Suárez dijo que son los jefes de calle y los voceros de comunidad los que deben articular entre los donantes y los afectados la ayuda que llega.

Hay gente que pesca en río revuelto. Por eso pedimos que las ayudas de la sociedad civil se canalicen y articulen a través de los voceros de la comunidad, pues ellos saben quiénes realmente están afectados y requieren apoyo”, afirmó.

Agua, seguridad y vacunación

El aluvión del pasado 9 de septiembre también arrasó con aducciones, tuberías y tomas de agua potable de las que se surte el municipio. Las cuatro principales captaciones de agua que posee Iragorry se las llevó la inundación. Además del agua proveniente del parque Henri Pittier, las comunidades del municipio se abastecen de las tomas Guacamaya, Guamita y Los Manguitos, que quedaron totalmente destruidas.

Son más de 25.000 personas las que actualmente carecen de agua potable en el municipio.

Así que, a través de Hidrocentro, el gobierno regional y municipal anunciaron la distribución de agua potable con cisternas oficiales y privadas y la suspensión del servicio por al menos dos días en aquellas comunidades que aún reciben por tubería proveniente de otros afluentes y del acueducto regional del centro, para enviar agua a las comunidades afectadas.

Son muchas las necesidades de las familias damnificadas. Pero en estos momentos también solicitan una verdadera y completa jornada de vacunación con toxoide y contra la influenza. Temen que, además de la COVID-19, otras enfermedades afloren en medio de la contingencia.

En La Candelaria, durante el fin de semana, algunos afectados recibieron las vacunas, pero la mayoría quedó por fuera.

“Los médicos del ambulatorio con total entrega se ven limitados. Se les acabaron las vacunas”, explicó Granadillo, que teme que con el correr de los días y mientras el sol va secando el barro se acreciente el polvillo maloliente que ya hace mella en la salud de los afectados.

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El polvillo que deja el barro seco está afectando la salud de los pobladores. Foto: Gregoria Díaz

Piden más y constante presencia policial, sobre todo, en las noches.

“Ya algunos vándalos –indicó– llegan en las noches a meterse en las casas para robarse las pocas cosas que salvamos”.


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