La casa de la cultura Don Rómulo Gallegos en Apure se convirtió en un horror

Rómulo Gallegos

El recinto, símbolo de la riqueza y diversidad cultural del estado Apure por más de cuatro décadas, ha sido abandonado por las autoridades desde 2015 y hoy se encuentra desmantelado y convertido en guarida de malandros. Cultores de la región recuerdan la importancia de este patrimonio y claman por su rescate.

San Fernando de Apure. A pesar de los numerosos registros videográficos y clamores de la comunidad cultora apureña a través de redes sociales y vox populi, ninguna autoridad ha intervenido para detener el avanzado deterioro de la casa de la cultura Don Rómulo Gallegos de San Fernando, estado Apure.

La edificación, ubicada a escasos 100 metros de la gobernación de la entidad, se encuentra totalmente vandalizada, aunque todavía hay dignidad en su regia arquitectura que se resiste a la inclemente devastación del hampa.

La que a finales de los años sesenta y comienzos de los setenta fuera emblema de la modernización arquitectónica de la capital de Apure, de acuerdo con Eduardo Hernández, músico, comunicador y cultor, está abandonada desde el año 2015. “No sabemos por qué”.

Rómulo Gallegos
En la Plaza de las Palomas había árboles emblemáticos. Foto: Sulay García.

Recuerda que las instalaciones estaban operativas al momento de su abandono por parte de los funcionarios públicos que allí laboraban.

Eran los espacios de todos los cultores apureños y había una programación extensa de teatro, música, exposiciones, foros, simposios, venía gente de mucha talla, rememora Hernández.

A más de cinco años de su abandono ha sido desmantelada, progresivamente, de su aire acondicionado integral, de sus gruesos portones de hierro forjado, de todo su mobiliario, incluidas las butacas del auditorio, la cúpula de vidrio de su galería, puertas de oficinas y ambientes de clases. Asimismo, sus esculturas han sido dañadas y el busto de Rómulo Gallegos, insigne escritor venezolano a quien debe su nombre, fue sustraído.

Mucho más que una edificación

Eduardo Hernández relata que cuando se inauguró esta casa de la cultura, ubicada en pleno centro de San Fernando, además de su auditorio para casi 200 personas, contaba con salones de exposición de pintura, salones de clases de instrumentos y ensayos musicales, áreas administrativas y camerinos con aire acondicionado integral.

También tenía excelentes instalaciones sanitarias, jardín, una plazoleta con esculturas de artistas nacionales e internacionales, y árboles emblemáticos como el samán de la Plaza de las Palomas, ubicado en su parte posterior.

Hernández, que junto con varios cultores ha emprendido la campaña por el rescate del que por 40 años fue su lugar de expresión artística, narra con nostalgia cómo se levantó al calor de una juventud culturalmente emergente. En esta obra diseñada por el arquitecto apureño Alejandro Salas se presentaron connotados espectáculos nacionales e internacionales, entre ellos el ballet Bolshoi de Rusia, asegura el músico.

El pintor Edgardo Briceño secunda la nostalgia de Hernández por el deterioro de este símbolo cultural sanfernandino y su deseo de recuperarlo, mientras muestra el pedestal donde estaba el busto de Rómulo Gallegos, hecho por la escultora altoapureña María Cardillo.

Recuerda también que llegó a tener en esta galería más de 50 exposiciones de sus pinturas y cuenta que la Plaza de las Palomas fue inaugurada por el expresidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, cuyas esculturas fueron talladas por Rafael Martínez, artista de fama internacional.

La cultura apureña herida en su corazón

“Con profunda tristeza veo esas imágenes”, expresa acerca de la condición actual de la casa de la cultura, Magaly Loreto, cultora y presidenta de la fundación y escuela de danzas La Burriquita, que también nació y creció en estas instalaciones.

Rómulo Gallegos
Magaly Loreto afirmó que en la casa de la cultura Don Rómulo Gallegos se hacía un trabajo extraordinario. Foto: Sulay García

La edificación fue sede de la Secretaría Regional de Cultura, afirma la educadora y exsecretaria ejecutiva del Consejo Regional de la Cultura del estado, que describe: “Hacíamos un trabajo extraordinario cuando ni siquiera presupuesto asignado había para la secretaría. Si un lápiz necesitábamos, un lápiz teníamos que irlo a solicitar a la gobernación”.

Sin embargo, esa fue una época de gran impacto cultural para la ciudad.

Qué no se hizo allí. Se trajeron artistas de renombre nacional, se presentaron festivales de teatro, encuentros de danzas, estudiantinas, un trabajo impresionante que se hizo en esa época.

La casa de la cultura también promovió y cobijó los encuentros de la cultura, el arte y el folklore apureño. “El cultor más humilde, el que tejía las alpargatas, hasta renombrados cantantes, artistas plásticos, de teatro, bailarines, nos reuníamos durante una semana para mostrar todo lo que nosotros hacemos aquí en el estado”, cuenta Loreto.

A su juicio, el deterioro devenido en ruinas comenzó con la supresión de la Secretaría de Cultura y su anexión, como un departamento más, a la Dirección Regional de Educación, materializada antes del abandono total de las instalaciones por parte del personal de trabajo.

Hoy día, más allá de la tristeza e impotencia de la comunidad artística local, comunicada de todas las maneras y por todos los medios a su alcance, no se observa ninguna otra acción en la ciudad dirigida a revertir lo que va rumbo a convertirse en ruinas.

“Ojalá los quejidos de la cultura apureña por la herida abierta en su corazón, sean escuchados por los entes gubernamentales y les toque el corazón para que recuperen esas instalaciones”, expresó la cultora apureña, quien se ofrece para ayudar en esa tarea. “Los cultores estamos dispuestos”, sentenció Loreto.


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