El largometraje de terror indaga en el pasado de un matrimonio de jóvenes que abruptamente es trastocado por la muerte
Caracas. La toma de un pequeño bote en un lago es una advertencia. Una imagen que resulta familiar: el lago es un misterio, agua que, en su inmensa quietud, es un escenario escabroso.
En ese lugar, en una casa que parece formidable, vive Beth (Rebecca Hall). Bueno, en realidad intenta continuar su vida. Acaba de morir Owen (Evan Jonigkeit), su esposo, sorpresivamente.
Beth intenta retomar su rutina en La casa oscura, la película que se estrena en la cartelera venezolana. En ese contexto se desarrolla la trama de este largometraje.
La protagonista tiene una amiga: Claire (Sarah Goldberg), quien torpe pero con notables buenas intenciones procura acompañar a la viuda, notablemente afectada por lo ocurrido.
En las noches, en esa oscuridad que siempre es misterio, los sueños de la protagonista empiezan a ser perturbados. Sonidos, llamadas, apariciones, señales. Todo empieza a empeorar, y además, a indicar que ella debe actuar.
Beth no solo busca el origen de cada acción que perturba su duelo, sino que empieza a indagar. Escudriña en las pertenencias personales de su esposo: teléfono, computadoras, cajas.
En esos objetos, hay elementos inquietantes no sólo sobre su muerte, sino también sobre el pasado de la persona con la que estuvo casada durante más de 10 años.
De esta manera La casa oscura fija la atención ya no en los sucesos extraordinarios que suceden en la noche, sino en quién es realmente el amado joven que murió de forma prematura.
Beth vive en una casa construida especialmente para ella, pero ese hogar de ensueño se convierte en una tortura mental cada noche. Encuentra planos de la construcción con extrañas anotaciones, referencias a laberintos, lúgubres reminiscencias.
La casa se convierte en varias. Ella empieza a ver que su esposo llevaba una vida paralela, ajena totalmente a la complicidad de pareja. No entiende nada. Si bien la mirada convencional pensaría obviamente en el engaño, ella sabe que va mucho más allá.
Un largometraje en el que surgen sospechas, que transcurre en buena parte en la soledad de su protagonista. Rebecca Hall actúa mayormente sola en La casa oscura. Los secundarios son muy ocasionales. Es ella con la construcción, en sus misterios. Alabada actuación, punto fuerte en la película.
Surgen entonces no solo las referencias a los laberintos como necesarios para generar la confusión deseada, sino muñecas vudú, hechizos, amarres. La protagonista descubre paulatinamente haber vivido en los años recientes en un mundo que ni imaginaba. La cercanía de la muerte que siempre la rodeó.
Llega un momento en el que La casa oscura se torna enrevesada. Dirigida por David Bruckne, con guion de Ben Collins y Luke Piotrowski, los responsables de la película se enredan por un momento en el tercer acto, cuando empiezan a desentrañar las verdaderas intenciones de Owen.
Sin embargo, es cuando el espectador se debe involucrar más en la resolución del conflicto, que se puede prestar a distintas interpretaciones, especialmente porque puede resultar abrupto justo al final.
La casa oscura es una buena película del género de terror, que indaga en la psique de su protagonista, extrañas presencias que perduran en los años y que regresan revitalizadas para ser contundentes, como todo ente que se asume maligno.
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