Se necesitan al menos 2.000 ingenieros especialistas y más de un centenar de trabajadores bien entrenados para devolverle al país un servicio de calidad, afirma el expresidente de Hidrocapital, José María de Viana. Ante las dificultades que propicia el propio Estado, en el IESA comenzó la primera edición de cursos para formar el recurso humano que hace falta.

Caracas. La falta de personal capacitado es la gota que desborda la crisis de agua potable en el país. Existe un déficit de al menos 2.000 ingenieros y varios centenares de trabajadores entrenados para recuperar la enorme cantidad de litros por segundo que han dejado de entrar a las principales ciudades del país. Así lo determinó un estudio del deteriorado servicio en Venezuela, realizado por especialistas del proyecto Plan País.

La Gran Caracas, Los Teques, Guarenas-Guatire o el Litoral Central, entre otros centros muy poblados, reciben entre 40 % y 50 % de agua menos de la que disponían hace 20 años. Entonces contaban con 20.000 litros por segundo. En dos décadas, los problemas de infraestructura, maquinaria y tuberías se han agravado, por el deterioro y el desgaste de las instalaciones, además de la subinversión. Y no hay quién repare.

Por ejemplo, en el Acueducto Metropolitano de Caracas hubo en un momento de su historia más de 20 soldadores certificados, pero en este momento hay solo dos. Y el Ince, que enseñaba oficios esenciales, desapareció.

Es el diagnóstico más grave, advierte el ingeniero José María De Viana, expresidente de Hidrocapital. “Hay una reducción de la capacidad operativa de las aducciones que vienen de las fuentes que son los embalses, por falta de mantenimiento y reparación”. Y menciona tres razones que marcan el servicio de agua, de modo similar, en todas las ciudades.

escasez de agua
De Viana afirma que hay una reducción de la capacidad operativa de las aducciones de las fuentes que son los embalses. Foto: Cortesía
La falta que desborda

“En primer lugar, esos sistemas y los distintos bombeos de diversos sitios tienen varios niveles de daño, lo que hace que una parte de su capacidad de aducción esté fuera de servicio. En segundo lugar, las plantas de tratamiento que deben estar dedicadas a mejorar la calidad de agua para convertirla en potable también presentan varios tipos de daño. Y a esto se suma la falta crónica de los reactivos básicos de tratamiento de agua. No funcionan las plantas y los químicos que necesitan y que anteriormente se fabricaban en el país se producen ahora en menos cantidad de la que hace falta. Cuando la gente recibe agua turbia es porque no han utilizado adecuadamente el sulfato de aluminio y también porque no ha sido desinfectada. Y tercero, no hay personal capacitado en el país”.

Y es que el resultado de la evaluación realizada por los especialistas en 14 sistemas de agua de todo el país develó sin disimulo el vacío del talento humano. “Encontramos que había un problema importante de recursos financieros, pero cuando evaluamos el tema del talento humano, y muy especialmente el profesional, detectamos que este personal ya no está en el país, y los que están tienen una edad superior a los 50 años y no tienen la fortaleza ni el vigor que se requiere”, explica.

En coherencia con esa conclusión, el equipo encabezado por De Viana, experto hidrólogo, diseñó un programa para enseñar a jóvenes las competencias para diagnosticar el problema, dimensionar la solución y reparar los daños, en los próximos años. En el inédito Programa de Formación de Gerentes para la Industria de Agua y Saneamiento, 50 jóvenes seleccionados, de 661 candidatos, comenzaron en octubre los estudios para gestionar los acueductos y aprender a resolver los problemas. El curso se dicta en el IESA, con coordinadores académicos, un equipo de especialistas, y será contínuo.

“En las empresas de hidro llegamos a tener 2.000 ingenieros preparados en distintas disciplinas y empresas, trabajando en la industria del agua. Esas hidros fueron sus escuelas y permitieron a otros jóvenes tener formación, pero ya no lo son. Lo que hoy necesita el área de agua potable y saneamiento, en recurso humano, está en ese orden”.

Sistemas sin personal formado
Foto: Archivo

La falta de reparaciones importantes y de mantenimiento en el sistema es factor determinante en el empeoramiento del sistema de agua en los últimos cinco años, afirma De Viana. Una responsabilidad diluida en la desidia del Estado.

“Hidrocapital, que cubre la Gran Caracas, con los Valles del Tuy, el Tuy medio, el Litoral Central, y Guarenas Guatire, tenía 200 camiones de reparación para 5 millones de habitantes. En este momento, es posible que en todo el sistema no suman ni 20. Muchos de esos vehículos estaban equipados con máquinas retroexcavadoras o hidráulicas para la reparación especial en las calles, y ahora son simples transportes de personal. Y la mayoría de trabajadores ubicados en la base de operaciones de Hidrocapital no pueden moverse porque no tienen carros ni herramientas. En algún momento hubo que recuperar el tubo grande del Alimentador Norte y tuvieron que retrasar la reparación porque no tienen electrodos”, indica el expresidente de la empresa.

Advierte la urgencia de atender “muchos sitios que están mal”. Y la causa no son las lluvias, sino el mal manejo de los sistemas que, al ser mecánicos y eléctricos, requieren ser reparados y mantenidos a tiempo, de manera permanente.

Y allí se refleja con fuerza la ausencia de personal preparado. Las nóminas de las hidrológicas se llenaron de unos 15.000 trabajadores no competentes. Y tampoco tienen jefe, según dice.

“Los jefes no tienen ni idea. Yo te puedo buscar los currículos de todos los señores que están al frente de las hidrológicas y se ve que nunca estudiaron ingeniería del agua. Simplemente, igual que en otras áreas, quienes están manejando eso no entienden lo que está pasando, además porque no tienen la formación técnica para diagnosticar y mucho menos para reparar”.

Un aspecto que el ingeniero Norberto Bausson, exvicepresidente de Operaciones de Hidrocapital, considera un caso atípico a escala mundial. “A pesar de que Venezuela tiene la estructura sólida que permite a los sistemas de acueductos brindar un buen servicio, estos funcionan apenas con 40 % o 45 % de la capacidad instalada, por la falta de personal. No hay gente que programe, gerencie y supervise”.

Acueductos funcionan con 40 % o 45 % de su capacidad instalada. Foto: Cortesía
El recurso que se perdió

“Este sistema requiere del personal capacitado y el cumplimiento de los programas de mantenimiento de manera continua en el tiempo. Si estos no se cumplen se va perdiendo la calidad del funcionamiento”, expresa Bausson.

De acuerdo con datos recabados, la diáspora ocasionada por la crisis económica y social se llevó 200 ingenieros de Hidrocapital. La empresa dejó no solo de gestionar el suministro necesario para los habitantes del área metropolitana de Caracas, sino también de ser referencia de formación para su propio personal, señala De Viana.

“La generación de relevo que se formaba en universidades nunca más se reclutó. Además, Hidrocapital era una escuela; allí se ofrecían cursos internos e internacionales para el personal. Teníamos un programa de formación permanente que hacía que nuestros ingenieros fueran altamente capacitados, pero ya no están en Venezuela. Esa generación no fue sustituida adecuadamente. Y si se hizo después fue con una generación que nunca se preparó, no se le entrenó”, añade.

La pérdida de talento humano afectó no solo la hidrológica de Caracas, sino también las del interior del país y de modo más grave: “En Maracaibo se perdió una parte importante de la gente capacitada que tenía, y en Hidrocentro igual. Eso ocasionó decenas de problemas que ahora están acumulados”.

La formación que se quiere

El servicio de agua requiere, como nunca antes, de suficiente personal capacitado para seguir funcionando en los próximos años. La demanda del sistema abarca casi todas las especialidades de la carrera de Ingeniería: sanitarios, hidráulicos, eléctricos, mecánicos.

Las universidades están preparando profesionales de calidad, pero con muchas dificultades. Las casas de estudio autónomas, como la Central, no disponen del presupuesto necesario para funcionar y preservar su cuerpo de profesores altamente calificados. Y están paralizadas prácticamente. “La Universidad de los Andes, de Colombia, se llevó un departamento completo de la USB”, refiere De Viana.

En las universidades privadas, que ofrecen las carreras y aún conservan un equipo de profesores de amplia experiencia, se ha detectado un problema medular, del cual también es responsable el Estado. Se ha reducido la demanda estudiantil y la oportunidad laboral.

“Estudiar la carrera para incorporarse al área del agua no es ya un atractivo. No hay oferta de trabajo, porque el Estado no hace inversión en esa área”, señala la directora de la Escuela de Ingeniería Civil de la UCAB, Patricia Pereira. La académica, especialista en materia ambiental, afirma que aunque imparten una formación integral, la demanda de estudios refleja la situación del país.

tanques de agua
El servicio de agua requiere de personal capacitado para repararlo. Foto: Cortesía

“Si existe un estímulo de inversión en una determinada área, el interés por una determinada profesión aumenta. Lo vimos hace algún tiempo con la Misión Vivienda y la vialidad. Tuvimos hasta 300 estudiantes de nuevo ingreso. Pero hoy esa no es la realidad”, refiere.

El país hay que reconstruirlo con los jóvenes que están y necesitan preparación para asumir los retos de un servicio precario, indispensable para la población, asegura De Viana.

“¿El sistema de agua tiene que ser reparado? Sí. ¿Y necesita personal preparado? Sí. ¿Podemos esperar el regreso de quienes se fueron? No se puede. Tenemos que dedicarnos a formar a los muchachos que están en el país y que sí quieren resolver los complicados problemas de agua pero que no tienen el conocimiento suficiente para manejar los sistemas correctamente y devolver un buen servicio a la gente”, advierte.


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