Históricamente, el voto en el extranjero se ha hecho a través de las embajadas y de las sedes diplomáticas. Con una migración estimada en más de 7 millones de personas es necesario rediseñar el sistema, para garantizar el derecho al sufargio de los migrantes.

Caracas. En Venezuela uno de los grandes retos que tiene el voto en el extranjero es la carencia de una infraestructura real para procesar los potenciales millones de votos.

En la actualidad, el Registro Electoral incluye aproximadamente unas 107 mil personas habilitadas para votar fuera del país. Sin embargo, la realidad de los venezolanos es otra.

De acuerdo con algunas estimaciones de organismos como la Organización Internacional para las Migraciones, en la actualidad hay más de 7 millones de venezolanos que están fuera del país. De esta cifra, aproximadamente unos 3 o 3.5 millones estarían en edad de votar en la elección presidencial de 2024.

Griselda Colina, rectora suplente del CNE, alerta que en verdad “no existe una cifra exacta” de cuántos venezolanos en edad de votar viven en el extranjero. El número podría ser mayor a los cálculos, si se toma en cuenta la cantidad de personas que ingresaron a otras naciones de forma irregular.

El problema es que justamente en Venezuela atravesamos por una emergencia humanitaria compleja donde lo más visible es la crisis migratoria. Se habla de 7 millones de venezolanos fuera del país y no se sabe a ciencia cierta cuántos venezolanos están inscritos aquí (en Venezuela) y no han podido actualizar sus datos, ni cuantos nunca se inscribieron, explicó.

Inclusive, si se registran o se actualizan los datos de todos los venezolanos fuera del país, existe el problema sobre cómo lograr que todos ejerzan el derecho al voto.

Carga migratoria

Jesús Castellanos, politólogo y experto electoral, usó a Chile como ejemplo para ilustrar lo complicado que sería sincerar la cifra de venezolanos en el proceso de votación.

En el caso de Chile, nosotros hicimos en el año 2017 un intento de consulta ciudadana y participaron aproximadamente 40 mil venezolanos, nosotros esperábamos de 6 a 8 mil. Las colas estuvieron por más de 10 horas en un día de invierno. Y eso fue en 2017, en los últimos años la migración en Chile ha sido muy importante, así como en otras partes del mundo como Latinoamérica, EE. UU., y España, narró.

Anteriormente, en las elecciones presidenciales, los venezolanos votaban en las embajadas y las sedes diplomáticas. Teniendo en cuenta la cantidad de registrados, esto es posible, pero con millones de posibles votantes, es algo que resulta inviable.

Además, se presenta el problema de la ubicación de la embajada, la cual usualmente está en la capital del país. Esto obligaría al votante a tener que trasladarse para poder votar.

Castellanos explica que no solo es un problema de espacio, sino de toda una infraestructura que no existe y que debe ser creada.

Si se permitiera votar a todos los venezolanos que tienen el derecho, el problema sería mucho más complejo que el espacio. El CNE contemplaba pocas mesas manejadas por funcionarios diplomáticos, pero imagínate montar un proceso en Chile donde pueden haber venezolanos con derecho al voto, no inscritos, pero que tengan el derecho a participar, imagínate cuántas mesas tendrían que habilitarse. dijo.

Opción remota

El experto asomó la posibilidad de implementar entonces la votación de una manera digital retoma, algo que comentó, ya ocurre en algunos países de la región con cifras altas de emigrantes.

A futuro, lo que se ha planteado en otros países como Ecuador, El Salvador o México es lo que significa posibilitar a los nacionales a votar con el uso de plataformas tecnológicas como el voto digital remoto.

Griselda Colina dijo que en la actualidad, con el sistema automatizado de votación del CNE, es algo que resultaría posible. Pero es un trabajo que el órgano comicial debe realizar.

Independientemente de la forma en la que se haga, Colina agregó que hay nuevas necesidades y una cantidad mucho más grande de votantes potenciales. Por ende, no puede pensarse en el tema en el extranjero de la misma forma que en procesos anteriores. Tenemos una realidad distinta y no podemos abordarla con la misma lógica.


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