Construir una estación de bombeo de agua e instalar un tubo que conecte el embalse con la planta de tratamiento, ubicada en Miranda, puede devolverle a la capital 20.000 litros por segundo. Un trazado que las mesas técnicas del gobierno de Maduro deberían considerar antes que llenar las calles de cisternas, señalan especialistas.

Caracas. El 8 de febrero se instalaron en Fuerte Tiuna mesas técnicas para “optimizar el suministro” de agua potable a la Gran Caracas, entre otros servicios públicos básicos. El plan es “construir un mapa estratégico de soluciones por regiones”.

Lo informó así el vicepresidente sectorial de Obras Públicas y Servicios, y ministro para la Energía Eléctrica, Néstor Luis Reverol. Lo que no dijo es que el plan reedita “experiencias comunitarias” alentadas durante el mando de Hugo Chávez. Estas sumaron hasta el año 2007 unas 2800 sin resultados reales, se indicó entonces. Además, supone volver al monitoreo local de las redes y a las cisternas en las calles, manejadas por los consejos comunales.

El mapa no señala la ruta que lleva de Taguaza a Caujarito: la única fuente real que puede devolverle a la capital los 20.000 litros de agua por segundo que recibía hace poco más de 20 años y que los caraqueños exigen hoy. Lo señalan ingenieros especialistas para quienes resolver el problema del suministro en Caracas no implica construir obras nuevas ni dejar en una mesa planos por montón.

“Lo que hay que hacer para traer el agua a Caracas es clarísimo”, afirma el ingeniero José María de Viana, expresidente de Hidrocapital. “Primero, reparar y poner a funcionar bien los sistemas de bombeo para traer el agua a Caracas. Es conectar el embalse Taguaza, que dispensa 4000 litros por segundo, con Caujarito para obtener 6000 litros más disponibles. La presa ya está hecha. En orden, lo que hay que hacer es la estación de bombeo y el tubo”.

En la actualidad, Caracas recibe apenas 12.000 litros por segundo a través de unos sistemas deteriorados que agudizan la crisis del suministro. El Tuy II funciona en 50 % de su capacidad, solo tres líneas de seis están operativas. Mientras, el Tuy I apenas funciona en 25 %.

La situación hace crecer el malestar  y los reclamos sociales en las comunidades. El año 2020 cerró con casi 2000 protestas en las calles por la falta del servicio, señala el informe del Observatorio Venezolano de Conflictividad.

La suma de los dos sistemas reparados sería el comienzo de la solución al problema, dice De Viana. La rehabilitación de todo el sistema costaría alrededor de 1,5 millones de dólares, durante tres años.

Por otra parte, Caujarito, la planta de tratamiento con una capacidad instalada de 15.000 litros por segundo y una capacidad operativa (de potabilización) de 10.000 litros por segundo, funcionaba en 1999 y puede operar.

Cuira-Tuy IV: El último ducto de agua potable

De realizarse estos trabajos que marcan la ruta de agua potable a Caracas, Cuira-Tuy IV queda lejos de las prioridades, apunta De Viana. “Cuira que se espere. Con toda seguridad no lo vamos a necesitar”.

En realidad, la capital no ha contado con esta obra considerada fundamental, a pesar de la decena de anuncios de inauguración desde 2010. Por el sistema metropolitano no ha pasado ni un solo litro por segundo de agua potable adicional en 20 años, precisa. La construcción de esta obra que había sido proyectada desde 2006, se inició en 2010 por la brasileña Constructora Camargo Correa. Quedó paralizada por problemas judiciales cinco años después.

“Más de 5 millones de habitantes del Distrito Capital, Vargas y Miranda, disfrutarán de un servicio óptimo y continuo de agua potable en mayo de 2013, fecha en la que se tiene previsto que culminen las obras del Sistema Tuy IV”, anunciaba el ministro para el Ambiente, Alejandro Hitcher, quien señaló que el proyecto presentaba un 70 % de avance.

En enero pasado, sin embargo, un ingeniero experto en presas aclaró en una conferencia dictada en el IESA que únicamente la estructura de la represa fue construida y sin serios contratiempos. Adicionalmente, también se culminó la carretera de acceso a las obras del Tuy IV, de 18 kilómetros, en Panaquier. Esta atravesó una intrincada vegetación, en altas laderas, de difícil acceso, en la zona del río Cuira, en Miranda.

El resto de la obra fue centro de improvisaciones cuestionables. El túnel de desviación del río Cuira, que permitiría adelantar los trabajos, fue hecho tres veces por un error de cálculo: en el terreno escogido no podría construirse la presa. Además, se diseñó con 10 compuertas cuando solo hacían falta tres. Y hace cinco años, solo se había adelantado entre 15 % y 20 % de obras del embalse. Para ese momento, no existía la estación de bombeo ni obra de aducción de una tubería de 3 metros de diámetro. Aún así, del costo de 1300 millones de dólares Venezuela aún debe gran parte.

agua potable

El  objetivo de la conferencia fue precisar el estado actual del Tuy IV-Cuira y lo que falta para concluir en caso de necesitarse. Pero terminó por demostrar que no fue la gran obra que resolvería el problema de agua potable.

“Terminó siendo un proyecto político. La fantasía socialista tenía que darle un viso épico a una obra que estaba proyectada desde los años sesenta y que no tenía nada de extraordinario. Las dificultades técnicas que había para construir Cuira eran semejantes a las que hubo para construir Taguaza, y este se hizo sin tanto escándalo y en tres años”, precisa el expresidente de Hidrocapital.

La actuación de la constructora brasileña que subcontrató a otras tres empresas –una española, otra italiana y mexicana la última–, ocasionó un gran escándalo binacional. “No terminaron nada, ni 60 kilómetros de tubo. Una loquera”, apunta.

En el orden de ejecución de obras para Caracas, no había que construir Cuira. Lo primero era sacarle más agua a Taguaza, que está construida desde 1998 y tiene como 6000 litros más de agua. Solo había que conectarla con Caujarito. Y es lo que hay que hacer ahora”, dice De Viana.


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