Basada en hechos reales, la película protagonizada por Viola Davis cumple su objetivo de tensión y redención

Caracas. La mujer rey es de esas películas en las que puedes entrar a la sala con pocas expectativas, y luego de sus poco más de dos horas de duración, deja la sensación de haber invertido el tiempo en entretenimiento puro, convincente y sin contemplación.

Está basada en la historia de las llamadas Amazonas de Dahomey, grupo militar femenino del reino de Dahomey que existió durante el siglo XIX y comienzos del XX.

Nanisca (Viola Davis) es la general de ese cuerpo de élite, famoso por su letalidad. Tanto ella como su entorno han pasado por momentos traumáticos en la vida, épocas de esclavismo, abusos por doquier, desmanes y turbias relaciones comerciales.

La jefa parece tener todo a la medida, pero todo va tomando otros caminos cuando llega Nawi (Thuso Mbedu), una joven cuyo padre la entrega al servicio de las amazonas, molesto por haber rechazado el matrimonio que había arreglado para ella.

La mujer rey
La mujer rey se basa en una historia real que no necesariamente cumple a carta cabal con el hecho histórico

Nanisca ve algo en ella, por lo que sigue con atención los entrenamientos, en los que la joven manifiesta su inconformidad ante lo que considera prácticas inútiles de principiantes.

Pero de esa forma, comienza su periplo físico y mental, en la que templanza será clave para serpentear en la voracidad de la realidad que la rodea.

Las guerreras están bajo las órdenes de Rey Ghezo (John Boyega), quien entra en una etapa de grandes decisiones, pues empiezan a surgir cuestionamientos a la práctica más común de la zona: la venta de esclavos a los portugueses y franceses. Hay quienes consideran que es momento de dejar de comerciar con los coterráneos.

La mujer rey es dirigida por Gina Prince-Bythewood con guion de Dana Stevens. Uno de sus aciertos es evitar cualquier mensaje incisivo y con intenciones moralizantes o polarizantes, al estilo de Aves de presa (2020), para concentrarse en una trama que hilvana parte de la maraña que es el ser humano, con esmero en cuidar los bemoles, sin precipitarse en discursos de banderas, aunque por los momentos coquetee con algunos.

La mujer rey
La mujer rey tiene un visto trabajo de vestuario en todo su metraje

Pero no, este largometraje respeta el curso de su historia y conflictos de los personajes, que deben lidiar muy bien con sus demonios, controlarlos y enaltecer sus propósitos en la vida.

Viola Davis está muy bien en su papel como líder de este grupo aguerrido y sanguinario, con un claro propósito de protección, pero también de venganza sin remordimiento. A pesar del tortuoso pasado, su discurso no cae en victimismo. Mientras que Thuso Mbedu se desenvuelve acorde a la exigencia de un papel que va de menos a más, del más ingenuo ímpetu al entendimiento de sus circunstancias para superar su entorno. Los personajes masculinos sí son más autómatas, pero nada preocupante para disminuir a La mujer rey como película.

Oba Ade (Jimmy Odukoya) es el enemigo a vender, un férreo guerrero que tranza esclavos con los europeos, con quien además Nanisca tiene cuentas que saldar.

Si bien el conflicto puede resultar predecible, y por los momentos redundante, la mayor tensión ocurre cuando aparece un secundario determinante: Santo Ferreira (Hero Fiennes Tiffin), hijo de un europeo y una africana.

La mujer rey
Al final, La mujer rey termina cómo una de las películas que respeta a sus personajes y al espectador

Pero la diatriba no va por un aparente antagonismo con este personaje, sino por la afinidad que surge con Nawi, un vínculo que pone en duda la lealtad de la guerrera al grupo al que pertenece, que debe mantenerse célibe y fiel al juramento a sus compañeras.

Una tensión bien encaminada que además muestra distintos puntos de vista desde la individualidad hasta un entorno inimaginable en estos tiempos. Hay un curioso guiño a un diálogo entre religiones, mínimo, pero curioso para desentrañar.

La mujer rey está inspirada en hechos reales, pero lo recomendable es verla sin buscar precisiones históricas. Si bien seguramente hay omisiones, y se pone en el pedestal a uno de los bandos enfrentados, la película funciona como ficción cónsona con el entretenimiento que tiene como objetivo, con un vestuario exuberante y batallas bien cuidadas. 

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