Las cañadas de Maracaibo pueden convertirse en oasis naturales si hay un cambio de conciencia

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La falta de cultura y educación del zuliano acerca del cuidado de los afluentes urbanos ha provocado su colapso desde hace varios años. Las fallas en la recolección de basura por la Alcaldía de Maracaibo es un punto en contra de la rehabilitación de estos espacios naturales. Cada vez que llueve con fuerza, las familias cercanas a las principales cañadas de Maracaibo rezan para que la corriente no los deje sin techo, pero deben entender que la conservación del ambiente es un problema de todos.

Maracaibo. Lucía Graterol vive hace más de 30 años a la orilla de la cañada Morillo, una de las tantas cañadas de Maracaibo. Dice que cada vez que llueve su corazón se acelera y las oraciones salen de su boca sin cesar para que la cañada no se desborde y arrastre su rancho. Los recuerdos de 2017, cuando un torrencial aguacero la dejó sin lo poco que tenían, están frescos.

“La cañada se llevó hasta el colchón en el que dormía con mis hijos. Hasta el día de hoy no me recupero ni emocional ni económicamente”, dijo a Cronica.Uno la comerciante informal del Mercado Las Pulgas.

Cuando llueve en la ciudad el casco central, el norte y algunas zonas del oeste se colapsan. La falta de mantenimiento por parte de la Alcaldía de Maracaibo en las principales cañadas de la ciudad y la inconsciencia de los marabinos mantienen los caudales inundados de basura, plásticos, electrodomésticos y hasta animales muertos.

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Foto: Cortesía.

El sistema de drenaje natural que recoge las aguas de lluvia y las conduce hacia el lago de Maracaibo está integrado por las cañadas: La Arreaga, El Potente, Santo Domingo, Cacaíto, Morillo, O’Leary, Zulia, San Martín, Cotorrera, Zapara, Caribe I y II y La Fénix, descritas de sur a norte.

La madrugada del 17 de noviembre de 2020, Maracaibo sintió la fuerza de la naturaleza con el paso de la onda tropical 63. Más de seis horas de lluvia intensa provocaron el colapso de 25 sectores. En la mayoría de los 64 ramales que componen las 12 cañadas del municipio hubo desbordamiento, debido a la cantidad de basura y escombros que taparon los drenajes.

En esa oportunidad, el alcalde de Maracaibo, Willy Casanova, describió daños en: Pescadores, Santa Rosa de Agua, en los barrios Miraflores y San Benito. También, afectaciones en la parroquia Idelfonso Vásquez, en las zonas que están muy cerca de Las Pionías, en barrio Bolívar, La Lechuga y La Trinitaria, por las fuertes lluvias.

Inconsciencia

En los últimos años, el drenaje se ha convertido en un problema propio de las ciudades muy pobladas. En el caso de Maracaibo las invasiones en terrenos cercanos a cañadas han provocado que estas se usen como vertederos de desechos sólidos y descarga de aguas servidas. Esto genera efectos contaminantes, retardo y obstrucción de las correntías que desembocan en el lago de Maracaibo, que a su vez originan efectos negativos para el ecosistema del estuario.

Grisel Mercadante, fundadora de la ONG El Zulia Recicla, detalló que tres afluentes del tramo oeste de la cañada Morillo, de al menos 10 kilómetros, están habitados por 3500 familias aproximadamente.

Esta cantidad de personas podría generar alrededor de 13 toneladas de desechos al día, y la cantidad de vertido en las cañadas depende de la calidad del servicio de recolección en términos de frecuencia”, señaló.

La infraestructura urbana de Maracaibo incluye la red de cloacas, acueductos y drenajes, estos últimos canalizan el agua de lluvia a otros cuerpos de agua y evitan su concentración, en teoría, porque generalmente derivan en inundaciones. Sin embargo, Mercadante refirió que las cañadas no son generadoras de problemas, pero sí las situaciones alrededor de estos ecosistemas que tienen su raíz en la falta de conciencia por parte de las comunidades a estos espacios.

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Foto: Cortesía.

“Los ciudadanos desconocen el delito que supone verter los desechos, y el riesgo de esta acción: inundaciones por taponamientos. Lo que obliga a realizar limpiezas agresivas por parte del Instituto Municipal del Ambiente (IMA) que erosionan y degradan los ecosistemas”, puntualizó.

Bosques urbanos

De acuerdo con Mercadante, los oasis naturales existen en Maracaibo, y la intención de las ONG que trabajan en la conservación del ambiente en la ciudad es que todas las cañadas y quebradas se conviertan en uno. Tal es el caso de los tramos que atraviesan los terrenos de la Universidad del Zulia, que no han sido intervenidos ni alterados y hoy son espacios con flora, fauna y especies acuáticas autóctonas.

La fundadora de El Zulia Recicla explicó que los ciudadanos deben entender que las cañadas “son corredores biológicos y tienen la característica de ser ecotonales, es decir, espacios de transición entre diferentes paisajes y ecosistemas, su diversidad depende del sitio y su grado de conservación. Por lo tanto, preservar el ambiente obliga a cuidar estas áreas ricas en biodiversidad, generadores de vida, los verdaderos bosques urbanos”.

Usualmente, los suelos que tienen mayor humedad crean lo que se conoce como bosques de galería. Este ecosistema se forma a lo largo de las cañadas, calificadas por Ricardo Cuberos, experto en planificación urbana, de atractivos naturales de los macrodrenajes urbanos.

El embaulamiento de tramos de las cañadas de Maracaibo no es la solución. “Las cañadas que tienen un cauce en un suelo natural permiten que el agua se infiltre, pero cuando se embaúla, el agua no se filtra, sino que escurre con rapidez y eso provoca que corra hacia las partes bajas, es una de las causas de inundación”, refirió Cuberos.

El profesor de Luz indicó: “La construcción del embaulamiento corresponde a una cuestión sanitaria, y quizá lo que conviene es no facilitar ese distanciamiento rápido del agua de lluvia, sino más bien tratar de que sea lo más paulatino posible, que haya oportunidad de ser absorbido en el lugar donde ocurre, y además debería plantearse una estrategia en la impermeabilización de suelo urbano”.

Un cambio posible

“La cañada o quebrada es un curso de agua permanente o estacional que surge por la correntía de agua de lluvia de toda la superficie del territorio; esa superficie se conoce como cuenca y viene dada por la forma del relieve”, explicó Ricardo Cuberos.

Las fallas en el servicio de recolección de desechos en zonas no consolidadas y que generalmente están ubicadas en las orillas de las cañadas ha desencadenado en los últimos años una acumulación de desechos no reaprovecharles que atentan de manera significativa contra el ambiente.

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Foto: Cortesía.

Cuberos dijo que los marabinos tienen “una triste tradición” de aprovechar las corrientes de agua para deshacerse de su basura: “Es una conducta irresponsable cuando se piensa que tengo que alejar la basura lo más lejos de mí sin importar adónde vaya, eso es problema de otro. Ahí hay un problema de conciencia y educación, y el Gobierno debería penalizar estas acciones”.

Subrayó que lo más grave es el ciclo de vida de los plásticos no reutilizables: “Son los componentes que causan mayor daño. Debería fomentarse el reciclaje y restringir el uso y venta de materiales del plástico”.

Para el catedrático, son varios elementos que hay que articular para lograr una política de saneamiento ambiental y conciencia ecológica que, a su juicio, no solo evitaría la acumulación de basura en las cañadas, sino que podrían convertirlas en parques lineales a lo largo de la ciudad, con ecosistemas sanos y una renaturalización del espacio urbano en pro de una mejor calidad de vida para sus habitantes.

Hay una intención de cambiar radicalmente la concepción de cómo funcionan los sistemas hidrológicos y las correntías en la ciudad, tratando de aprovechar de la mejor manera el agua de lluvia. Todas las geografías merecen ser protegidas, así que los humanos que producimos un impacto en el ambiente debemos tratar de minimizarlo”, añadió.

La ONG El Zulia Recicla está convencida de que el cambio de conciencia en los ciudadanos es muy posible para incidir en la rehabilitación de las cañadas de Maracaibo. El punto de partida es la reeducación para cambiar la “reputación” de estos espacios y así tener incidencia en las políticas públicas e incorporarlos en la planificación a partir de polígonos urbanos especiales.

“Debemos reconocer las oportunidades que tenemos para preservar los cursos de agua y los suelos fértiles. Preservar el paisaje para conectarnos, conservar la capa vegetal para proteger los ecosistemas y garantizar la biodiversidad. Hay que poner en práctica acciones que permitan implementar estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático”, sugirió Mercadante.

Las recomendaciones para la población en general son evitar el uso de las cañadas como vertederos, aprender a hacer una correcta disposición de los desechos, que incluye el reciclaje, entendiendo que la separación de los residuos es fundamental para comenzar a generar un cambio.


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