“Lo más urgente es que nos saquen de aquí”, dicen habitantes de Aguacatal inundados por el lago de Valencia

lago de Valencia

La estación de rebombeo, que no tiene capacidad para drenar las aguas contaminadas del lago, está dañada desde el 1° de diciembre.

Maracay. La gente que vive en Aguacatal quiere salir de inmediato de esa comunidad ubicada en la parroquia José Casanova Godoy, municipio Girardot. Más de 100 familias padecen las inundaciones constantes que ocasiona el crecimiento del lago de Valencia.

Están cansados y agobiados de las anegaciones que, con lluvias o sin ellas, se originan en el sector desde hace más de 12 años, luego que el Gobierno nacional decidiera construir un muro de contención para el lago de Valencia, al sur de Maracay, y así mitigar el desbordamiento del principal reservorio de agua dulce del centro del país.

“¿Hasta cuándo? Que nos saquen para donde nos quieran mandar. Estas aguas me están haciendo daño. El alcalde de Maracay me prometió un apartamentico y todavía estamos esperando”, dice Nicolás González, uno de los tantos habitantes de Aguacatal que aún espera por la indemnización o por su reubicación en una vivienda con condiciones dignas.

Aunque las lluvias cesaron, en Aguacatal continúan inundados. Foto: Gregoria Díaz

Los habitantes de Aguacatal viven en un estado de insalubridad permanente y con el temor de que en cualquier momento ceda el muro de contención que los protege de las aguas del lago, pues la estación de rebombeo habilitada en la zona ya resulta insuficiente para canalizar la gran cantidad de agua que cae al lago. Para empeorar las cosas, se encuentra dañada desde el pasado 1° de diciembre.

Soluciones ineficaces

En el año 2005 se construyó un muro de contención como solución temporal al crecimiento del lago. La cota máxima de seguridad era de 408 msnm y la altura inicial del muro fue de 412 metros sobre el nivel del mar (msnm).

Seis años después, al muro se le agregaron 2,40 metros, pese a que el mismo proyectista de la obra, el ingeniero José Vicente Heredia, aseguró en su momento que este muro solo tendría tres años de vida útil.

Una emergencia en mayo de 2012 devino en una decisión gubernamental de elevar a 413,36 msnm el muro de contención. Este paliativo, lejos de mermar las inundaciones, ha ocasionado que las viviendas de los urbanismos Aguacatal I y II resulten inundadas con o sin lluvia, pues quedaron ocho metros por debajo del nivel del lago.

Paradójicamente, Aguacatal fue declarada refugio a cielo abierto por el entonces recién electo gobernador, Tareck El Aissami.

“Se trata de una figura a través de la cual los habitantes del lugar pueden permanecer en sus viviendas y reciben las atenciones de las familias que residen en refugios. Estas familias saldrán de la zona directamente a sus nuevas viviendas”, prometió El Aissami en mayo de 2013.

Pero esa promesa también ha sido incumplida.

Desde hace más de 12 años esperan la indemnización, los habitantes de Aguacatal. Foto: Gregoria Díaz
Y siguen igual

“Aquí estamos otra vez inundados. Son 13 años recibiendo la Navidad y el Año Nuevo en estas condiciones, porque la solución fue una bomba que no sirve. La solución es que nos indemnicen”, reclama Ingrid González, habitante de Aguacatal II, quien dice estar cansada de ver a funcionarios visitar la zona y tomarse fotos.

lago de Valencia
Ingrid González está cansada de recibir Navidad y Año Nuevo en medio de inundaciones. Foto: Gregoria Díaz

Esperanza Regalado se suma al clamor. Sus hijos y nietos viven enfermos. Por eso también quiere salir de Aguacatal.

“A los de la calle Paraíso aparentemente les prometieron sacarlos. Y después dizque venimos nosotros, pero quién sabe cuándo”, se pregunta un tanto desesperanzada esta residente de la calle Los Jardines de Aguacatal.

Las lluvias en Aragua han cesado por los momentos, pero en Aguacatal siguen inundados.

Miren el agua a donde ha llegado. Ni un representante del gobierno ha venido, ni la gobernadora, ni el alcalde… Aquí nos tienen como unos mendigos”, dice Franklin Querales, otro de los habitantes de Aguacatal II.

El agua del lago de Valencia sigue tragándose las viviendas al sur de Maracay. Foto: Gregoria Díaz

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