Foto: Natacha Sánchez.

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Los Capachos: una comunidad monaguense que está olvidada en revolución

By Natacha Sánchez @natachaesanchez

October 26, 2019

En Los Capachos sus habitantes caminan más de tres cuadras para surtirse de agua de una toma improvisada. Hasta los niños deben cargar tobos de agua. Cuando llueve las vías se inundan, es casi imposible salir de las casas. También carecen de alumbrado público.

Maturín. Alrededor de 20 años tiene de fundada la comunidad Los Capachos, ubicada en la parroquia las Cocuizas del municipio Maturín en el estado Monagas. Las calles de tierra y el monte reciben a quienes deciden visitar el lugar, la carencia en cuanto a los servicios básicos se ha vuelto clamor de un sector que se califica como “olvidado”.

Los Capachos es un lugar poco conocido en la ciudad, sus habitantes destacan que los gobernantes de turno han visitado el sector únicamente en temporada de elecciones.

“Las autoridades vienen para acá solamente a buscar votos, del resto nosotros no existimos”, indica Teresa Coa, quien confía en que Dios pronto le dará la solución a cada una de sus peticiones.

Las calles, aún de tierra, se han convertido en una de las exigencias de quienes allí habitan. Precisan que cuando empiezan las lluvias salir de sus hogares es prácticamente imposible.

Cuando entra el invierno es difícil salir de aquí, los zapatos se llenan de charco. Nosotros estamos rodeados de charco y monte”, comenta Julio Conde.

Aunado al problema de vialidad, los servicios públicos funcionan a medias, para surtirse de agua deben caminar hacia una toma improvisada, la cual durante todo el día está acompañada de largas colas, que comienzan desde que amanece hasta la tarde, cuando cierran la bomba.

“Aquí se hacen colas todos los días y nosotros aprovechamos, porque el tanque elevado que tenemos más nunca funcionó, entonces aprovechamos desde la 6:00 de la mañana, hasta más o menos las 5:00 de la tarde, para cargar tobos hasta nuestras casas”.

El alumbrado público representa otra de las tantas carencias de Los Capachos. De noche la oscuridad se adueña del lugar y lo que alumbra las calles son apenas los bombillos de las casas, algunas de bloque, otras de láminas.

Nosotros estamos como abandonados. No me alcanzaría la mañana para decir todo lo que necesitamos aquí. Algunas casas han quedado sin terminar”.

Las casas inconclusas y las promesas de los gobernantes han esperanzado a una población ávida de respuestas.

“Nosotros hace poco (un mes) recibimos la visita del alcalde y prometió que nos ayudaría para arreglar la comunidad, pero ya ha pasado tiempo de eso y nada que vemos soluciones. Yo imploro a Dios que nos puedan ayudar antes de que lleguen las lluvias”, enfatiza Teresa Coa.

El barro que rodea las vías no es el único problema que afecta las viviendas, sino también por lo improvisado en materia de ingeniería, pues en oportunidades las casas se inundan.

“A veces cuando la lluvia es muy fuerte, el agua se mete para las casas. Y empiezan las preocupaciones, porque nadie quiere perder sus coroticos”, dijo Zaida Brito.

Sobre el problema del agua  Brito menciona que madruga para cargar 18 tobos de agua y llevarlos a su vivienda.

“Yo me levanto todos los días a las 5:30 a. m. y me vengo a cargar agua. A diario puedo llevar hasta 18 tobos hasta la casa, que está como a 3 cuadras de aquí. Yo no tengo quien me ayude, así que todo debo hacerlo yo sola”.

Caminar por Los Capachos, específicamente por la calle donde está ubicada la toma improvisada, es ver a adultos con carruchas, botellones de agua y en oportunidades niños ayudando a cargar tobos.

Quienes allí habitan desde hace 20 años dicen que siempre han vivido de esa manera: con necesidades y carencias. Pese a que en varias oportunidades durante las dos décadas de la llamada revolución bolivariana han escuchado promesas que no han sido cumplidas, continúan esperando que sus clamores sean tomados en cuenta.