Derlys Mujica compró un molino para asegurarle la arepa a su familia, Maribel García hace manualidades y Gustavo Goldin tiene cuatro empleos. Estos maestros salieron a protestar en la parroquia Antímano. Entre consignas y pancartas, exigieron mejoras salariales a las autoridades del Ministerio de Educación.

Caracas. No para de gritar. Su garganta insiste en contener el llanto, pero sus ojos ya no resisten. Derlys Mujica, de 45 años de edad, grita por la educación y llora porque con su salario de docente apenas puede asegurar el maíz y los granos para la dieta de sus dos hijas.

Después de 19 años de servicio, para ella este es el momento más lamentable del sistema de educativo: niños que se desmayan por hambre o no van a clases por falta de alimentos. Ella misma teme que un día ya no tenga zapatos o falte al trabajo porque se quedó sin comida.

La Encuesta de Condiciones de Vida de 2018 indica que 22 % de los estudiantes no asisten regularmente a clases por falta de alimentos, otro 13 % porque en el plantel falla el servicio de comedor.

Me compré un molino y ahora compro mi maíz y lo muelo. Con eso hago mis arepas. Lo primero es tener la arepa, después tener las caraotas y las lentejas. Carne no como, pollo tampoco, mis hijas no saben lo que es tomar un jugo. Toman café y de broma, consiguiendo un poquito de azúcar aquí y otro por allá. No es justo, lamenta Mujica. Esta ha sido su última apuesta para intentar garantizar los alimentos en casa.

Mujica es una de las docentes que salió a protestar en la parroquia Antímano, una actividad convocada por el Sindicato Venezolano de Maestros de Distrito Capital. Una tracandita por la educación, gritaron.

Desde enero al menos 200 escuelas públicas de Caracas iniciaron asambleas permanentes en exigencia al cumplimiento de la contratación colectiva. Después de la reconversión monetaria, el docente VI, por ejemplo, pasó de percibir 12,5 salarios mínimos a 1,48; los escalafones desaparecieron.

Derlys Mujica no quiere renunciar a su labor como docente. Dice que quiere continuar formando a los profesionales del futuro.

El aumento salarial que el Ministerio de Educación dio en la última quincena de abril fueron 12.000 bolívares. La semana pasada los docentes protestaron por el bono de 1440 que les depositaron.

A Gustavo Goldin, docente IV en la Unidad Educativo Andrés Bello, ubicada en Antímano, ya no le queda tiempo para descansar.Siempre estoy buscando otras alternativas para sobrevivir, dice. Yo trabajo en la mañana en la escuela, en la tarde como auxiliar de cocina, en la noche como instructor de artes marciales y los fines de semana como vigilante en la parte de seguridad de locales. No me doy abasto. Y con todo eso no me alcanza para comer, manifiesta. Se graduó en la Universidad Católica Andrés Bello y tiene una maestría en orientación para padres. A sus 24 años de servicio, solo espera reunir el dinero que necesita para emigrar.

Gustavo Goldin tiene cuatro empleos. Aún así no le alcanza el dinero para mantener a sus dos hijos y a sus nietos.

Otros dan la batalla en las escuelas antes de decidir renunciar o emigrar. Según el sindicato este mes más de 400 maestros en Caracas dejaron las aulas. Maribel García, de 43 años de edad y con 17 años de servicio, quiere continuar en Venezuela. Trabaja dos turnos. Salgo de mi casa desde las 6:00 a.m. y regreso a las 6:00 p.m. Con esos dos trabajos, en ocasiones, ni siquiera tengo para pagar la renta del teléfono, dice.

Y se pregunta: Cómo me siento a dar clases, cómo evalúo a los niños cuando en la mente lo que tengo es la preocupación por la alimentación de mi familia, pensando en las medicinas de mi vieja. Esto ya es muy decepcionante. García trabaja en la Unidad Educativa Nacional Mercedes Limardo, en Antímano. Gana aproximadamente 46.000 bolívares al mes. Se rebusca haciendo masa flexible y manualidades. Desde enero se me ha hecho difícil por el alto costo del material. Eso es un ingreso extra para mí. Saco adornos y hago recuerdos con foami, expresa.

Maribel García realiza manualidades para obtener ingresos extras.

Fotos: Carmen Victoria Inojosa


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