Los niños del barrio La Agricultura salieron corriendo a sus ventanas para ver el documental que estaba por comenzar

Cine Platabanda, de la organización Zona de Descarga, comenzó en el año 2020 con la confirmación de casos de COVID-19 en el país. Los hermanos gemelos Jimmy y Jaime Pérez tenían años trabajando por su comunidad, pero querían replantearse el rumbo de sus actividades. De alguna manera desligarse de la política y darle más espacio a la cultura y a la educación. La idea era crear espacios de paz, arte y fe que fueran para todo el mundo.

Caracas. Doris salió corriendo para buscar cualquier trapito blanco que tuviera entre las cosas que guarda en una gaveta. Iba a asomarse por la ventana y, junto a sus nietas, sacudirlo en el aire como símbolo de paz. El atardecer que pintaba el cielo de este viernes 14 de mayo y la música que sonaba en el barrio La Agricultura de Petare la tenía muy emocionada. Una vez más iba a disfrutar de una tarde noche llena de cultura.

Las luces de las casas del barrio La Agricultura de Petare las prenden y apagan tantas veces como sea posible cuando cae la noche. Cada quien se asoma desde su ventana con un pañito blanco y si es necesario suben al techo para ver mejor. Desde hace un año los une la música y cultura de Cine Platabanda.

Por una de las ventanas de la casa de Doris se veía justo la platabanda donde había dos pantallas gigantes, cornetas y personas terminando de afinar los detalles para la trasmisión de un documental. En el barrio se alegran el día cada vez que ven que los muchachos de Zona de Descarga comienzan a instalar sus equipos. Los esperan con cariño y, en el caso de Doris, prepara la cena rapidito para que las niñas puedan ver la película a tiempo.

—Abuela ¿Qué película van a pasar hoy?— le preguntó su nieta mayor.
—Escuché por ahí que un documental de José Gregorio Hernández— le respondió.

Foto: Luis Morillo

En unas de las habitaciones de la casa de Doris tienen que levantar las colchonetas para ver mejor por la ventana. En la otra, las niñas que son más pequeñas se suben a la cama de la abuela para poder asomarse con mayor facilidad. Y mientras comienza la transmisión, las cuatro nietas con dos amiguitas, debatían cuál ha sido la película que más les ha gustado desde que comenzó Cine Platabanda.

Así como Doris y sus nietas, el resto de los petareños estaban sacudiendo paños blancos por la paz de un barrio que ha pasado por mucha violencia que quieren dejar atrás. Algunos niños volaban sus papagayos y otros comenzaban a mover la bandera de un lado a otro desde las platabandas con el fondo de un atardecer verde olivo.

Foto: Luis Morillo

Cine Platabanda, de la organización Zona de Descarga, comenzó en el año 2020 con la confirmación de casos de COVID-19 en el país. Los hermanos gemelos Jimmy y Jaime Pérez tenían años trabajando por su comunidad, pero querían replantearse el rumbo de sus actividades. De alguna manera desligarse de la política y darle más espacio a la cultura y a la educación. La idea era crear espacios de paz, arte y fe que fueran para todo el mundo.

El primer Cine Platabanda lo hicieron en la zona 3 de José Félix Ribas el 14 de mayo de 2020, luego de que en Petare pasaran por días muy difíciles tras los enfrentamiento entre bandas delictivas de Wilexis y “el Gusano” por varios días consecutivos en los que las casas de los petareños eran escudos del plomo. Luego comenzaron a llevar la actividad a otras partes de la parroquia, como el barrio La Agricultura, para tener un total de 86 ediciones en un año.

El camino no fue fácil. Aunque ya tenían la pantalla gigante para transmitir la película, necesitan otros equipos. Así que se fueron uniendo con otras organizaciones como Caracas Ciudad Plural, Dale Letra, Urania y Asociarte, así como con representantes icónicos de la cultura de Petare para poder hacer la primera edición del Cine Platabanda.

Foto: Luis Morillo

Este viernes se cumplió un año de esa primera vez que se subieron a una platabanda y enamoraron a los vecinos. El diácono Luis Rojas tomó el micrófono para llamar a los petareños a que como comunidad deben crecer ante la adversidad y darle más espacio al cine, teatro y música. Concluyó con un Padre Nuestro y los vecinos, desde sus casas, unían sus dos manos para sumarse al rezo.

Después comenzó la fiesta. Por un lado, subió a cantar el grupo de salsa Improvisión y Mercys Salazar, la dama del bolero, con todos sus instrumentos. Y por el otro, el actor Jesús García se estaba arreglando para ponerse su traje y sombrero negro. Iba a interpretar al doctor José Gregorio Hernández para repartir tapabocas en una parte del barrio La Agricultura, entre sus escaleras y sus pasadizos.

Foto: Luis Morillo

Mami ¿Ese es José Gregorio?, se escuchó a lo lejos apenas comenzó el recorrido por las callecitas del barrio. Muchos se persignaban al verlo. Le pedían la bendición y les decían que por favor les dé tanta salud como sea posible en plena pandemia de la COVID-19.

A cada persona que veía le daba un tapaboca. Se tomaban fotos con José Gregorio, le gritaban que por fin ya es beato y los adultos mayores se ponían la mano en el corazón porque les impactaba el parentesco del joven actor con el Médico de los Pobres.

A pesar de la receptividad tan bonita de los petareños con Cine Platabanda, Jimmy y Jaime comenzaron a ser perseguidos por organismos de seguridad del Estado porque no entendían que sus actividades iban más allá de la política. Buscaron refugio y cuidado en organizaciones defensoras de derechos humanos, como Provea, pero también entendieron que, de alguna forma, su labor es una protesta creativa centrada en lo humano y en las realidades de Petare. 

Foto: Luis Morillo

La música siguió por par de horas desde la platabanda que está más arriba de la casa de las monjitas. Una familia entera se subió al techo de su casa y bailaban abrazados. Todo el barrio prendía y apagaba las luces como si eso fueran los aplausos cada vez que terminaban de tocar una canción. Luego, se subió el grupo Roraima que enamoró tanto a los vecinos que se escuchó a lo lejos cómo coreaban “otra, otra”, para pedir que les regalaran otra canción.

Cuando se prendió la pantalla gigante para pasar el documental, el barrio se quedó en completo silencio. Se veían todas las caritas asomadas desde sus ventanas para ver la transmisión. En casa de Doris, las niñas soltaron el plato de pasta para ir corriendo a asomarse. Y con atención escuchaban y veían sobre la vida de José Gregorio Hernández.

No había música de fondo de otra casa que interfiriera en la actividad. El respeto de los vecinos hacía que Petare vibrara como nunca antes y el agradecimiento de ese espacio tan bonito lo demostraron con batallón de aplausos y luces intermitentes.

Foto: Luis Morillo

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