A plena luz del día, vecinos de los barrios ven cómo las bandas pasean por los callejones con armamento y dinero luego de recibir la paga por algún secuestro realizado.

Shaylim Castro/ @ShayC_

Caracas. Con un sol sin piedad, la señora Mariana (nombre ficticio por seguridad) subía las escaleras en su barrio Murachí, en El Cementerio, cuando se quedó paralizada del susto al observar a un joven con su arma en una mano y unos billetes en la otra.

Era la primera vez que Mariana veía este tipo de escena en el barrio que la vio crecer hace más de 60 años, pero que en los últimos meses ya se ha vuelto costumbre, y a la señora y a su familia no le queda otra que hacerse de la vista gorda.

“A mí me dio algo cuando vi a ese chamo bajar. Mientras tenía el arma en una mano, en la otra cargaba una paca de billetes de 100 bolívares, y se ayudaba con la mandíbula para sostenerlo. Lo que me llamó la atención es que no lo llevaba en bolsa, sino a la vista de todo el mundo” recordó la señora, con el temor en su voz.

A los vecinos de sectores de El Cementerio, como Primero de Mayo, Los Sin Techos y Murachí, se les ha hecho común ver a los delincuentes, pasearse confiados con sus armas largas sin mostrar ningún tipo de temor ante la mirada asustada de los habitantes.

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A través de los callejones, vecinos observan a los delincuentes pasearse como si nada

Para el sociólogo y director ejecutivo de Paz Activa y del Observatorio de Delito Organizado, Luis Cedeño, esto se ha hecho recurrente luego de la creación de las Zonas de Paz, creadas en septiembre de 2013 y coordinada por el entonces viceministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, José Vicente Ávalos.

“Hubo una inocencia del Estado al pensar que lograría la pacificación de estas bandas y les facilitó recursos económicos, asistencia social y educación y de esta manera, en teoría, intentar unirlos al trabajo productivo”, relató Cedeño.

Pero en la práctica sucedió otro cuento, pues Cedeño agregó que las bandas aprovecharon estos beneficios para tener acceso a armamento tipo militar  y así hacerle de frente a cualquier situación, incluso enfrentarse a los cuerpos de seguridad.

Hace casi un mes, la joven Beatriz (nombre con el que pidió ser reconocida), de 23 años, se asomó por el balcón de su casa en Los Sin Techos, a las 10:00 pm, cuando observó cómo tres malandros, con sus armas en manos, liberaban a una mujer de un secuestro.

“Subían y bajaban a cada rato las escaleras. Uno subió con una bolsa negra y luego bajó otro con la mujer y le decía ‘apúrese’, mientras la guiaba en el camino”, recordó la muchacha, al tiempo que indicó que la bolsa negra era el dinero cobrado por el rescate de la señora, a la que le calculó unos 40 años.

A pesar del temor ante lo que ocurría al frente de su casa, a Beatriz le sorprendió que los delincuentes no utilizaran nada para taparse sus rostros.

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“No tenían nada que ocultara sus caras. Aquí ya todos sabemos quiénes son, y es cotidiano verlos con las bolsas negras y a veces puede ver cómo se reparten el dinero”, soltó la joven.

También varios habitantes han sido testigos al ver a los integrantes de las bandas correr por los callejones cada vez que ocurre algún enfrentamiento.

Foto Cheché Diaz
Brrios como Primero de Mayo y Los Sin Techos son los más afectados con los enfrentamiento de las bandas

Otro de los factores, según el sociólogo Cedeño, que promueven que los malandros se sientan los dueños de las barriadas es que la libertad de los policías “se ha visto coartada con la creación de las Zonas de Paz, y la manera que han podido entrar a estos sitios es a través de las OLP”

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Fallas del Estado

Para Cedeño este tipo de conductas poco a poco se ha normalizado en la población, por lo que resulta fácil acostumbrarse, y en ocasiones los delincuentes pueden ser alabados ya que la percepción de los niños se puede distorsionar al ver como “norma” que los malandros caminen con armas por los callejones.

“El Estado ha fallado para salir de esta situación, la cual puede ser combatida con voluntad política y un liderazgo en el discurso, pues el Gobierno se debería centrar en el tema y no lo hace. Tampoco hay una inversión económica para lograr la prevención de estas situaciones”, relató.

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Fotos: Cheché Díaz


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