Aseguran jubilados que desde mayo, cuando el general Jesús Aldana asumió la presidencia de la telefónica estatal, el plan de salud –vigente por más de 50 años y que beneficia a los jubilados de la Cantv– ha mermado a tal punto que en Aragua solo quedó una clínica para la atención de los beneficiarios y el convenio con Locatel fue suspendido.
Maracay. Desde hace tres o cuatro años, el plan de salud que la empresa estatal Cantv brinda a sus trabajadores ha disminuido la cobertura y la atención a 451 jubilados del estado Aragua y a los beneficiarios directos.
Un grupo de los afectados refiere que la suspensión casi total del fondo autoadministrado de salud que ofrece la compañía, prácticamente ha desaparecido desde que el general de la aviación, Jesús Aldana, asumiera en mayo pasado, la presidencia de Cantv.
Henry Velazco, directivo de la asociación de jubilados, explica que de las siete clínicas privadas afiliadas al plan de salud en la región, solo una, ubicada en La Victoria, municipio Ribas, los atiende a ellos y a sus familiares beneficiarios. En la actualidad no cuentan con atención médica especializada, porque hasta la realización de un examen de laboratorio tan básico como un perfil 20, les fue suspendido.
Tuvimos el caso de un compañero que requería una transfusión por deficiencias de hemoglobina y la Cantv en vez de autorizar para que fuese atendido en una clínica en Maracay, lo enviaron a La Victoria”, dice.
Velazco explica que la compañía cuenta con los servicios de la empresa Cimeca, que desde hace tres semanas no les otorga órdenes para médicos especialistas, debido a la morosidad que la telefónica posee con esta compañía de atención primaria en salud.
Cantv alega, dice Velazco, el uso indiscriminado por parte de los beneficiarios del plan de salud. “Los jubilados no van a una clínica a dormir o a pasar el día como si fuera un hotel”, refiere.
La situación afecta a más de 10.000 trabajadores jubilados de la Cantv en todo el país, pero también a los activos, quienes gozan del mismo plan de salud vigente desde hace 59 años, con la única diferencia que la cobertura para los jubilados es ilimitada.
La coyuntura es aún más preocupante, porque en medio de esta pandemia, no tenemos ningún centro asistencial privado a dónde recurrir si alguno de los compañeros se contagia con COVID-19”, refiere Velazco.
Salario pírrico
Los trabajadores jubilados de la Cantv perciben una pensión de 8,4 millones de bolívares; unos 2 dólares al cambio actual.
Otro de los beneficios contractuales con los cuales ya no cuentan los jubilados de la Cantv es el plan de medicamentos: un convenio entre la telefónica y Locatel, una de las mayores redes de farmacias del país.
Ahora, los beneficiarios deben acudir a Fundafarmacia, creada en 1990 por la Cámara Venezolana del Medicamento y la Cámara de la Industria Farmacéutica, en alianza con el Gobierno Nacional, para favorecer a las clases necesitadas, con descuentos altos en medicinas.
“Tú vas a buscar cinco medicamentos y te entregan dos”, dice Stalin González, otro directivo de los jubilados en Aragua, para quien resulta inexplicable que se pretenda hacer creer que los beneficiarios hacían uso indiscriminado del plan de medicamentos, cuando Locatel no entrega los medicamentos, sin la debida prescripción médica.
La Cantv dice que gasta en nosotros el 80 % de sus ingresos y que la salud de sus trabajadores es lo primero. Eso es mentira. Lo que sucede es la mala administración de la empresa, sobre todo desde que fue estatizada nuevamente y en particular durante los últimos cuatro años”, dice tajante Stalin González.
El dirigente gremial de los jubilados en Aragua lamenta que la empresa de telecomunicaciones no reconozca ni compense la dedicación, la experiencia y los años que muchos de ellos le dieron a la compañía.
“¿Usted sabía que el 20 % de los jubilados no tenemos servicio telefónico?”, revela González, quien lleva 26 meses con una avería en su teléfono residencial.
Uno de cada cinco jubilados de la Cantv –explica– no cuenta con servicio telefónico ni de internet suministrado por la estatal, aunque religiosamente cancelan el servicio para que “no lo suspendan”.
“Sí eso es con nosotros –dice– que aún conocemos a alguien dentro de la empresa y todavía algunos gerentes o trabajadores nos recuerdan, imagínense cuántos usuarios están en las mismas condiciones que nosotros y tampoco obtienen respuesta a sus reclamos”.
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