Con pocos recursos, un sistema de salud colapsado e incluso estigmatizados, los pacientes que han dado positivo por COVID-19 han tenido que sortear una serie de dificultades para poder superar el virus. Para el momento de publicación de esta nota, la cantidad de casos durante marzo superaba el pico de los 2000 contagios.

Maturín. La pandemia por la COVID-19 ha dejado secuelas en quienes han contraído el virus, muchas de ellas van más allá del aspecto económico. Padecer una enfermedad en Venezuela cobra un significado abrumador en un país que carece de un servicio de salud público óptimo. Son los mismos pacientes y sus familiares quienes deben enfrentarse a la enfermedad y recurrir a campañas para recaudar fondos, publicaciones en redes sociales e incluso recorrer farmacias para poder cumplir el tratamiento.

En Monagas la realidad no ha sido diferente y ha golpeado a familias que han tenido que hacer malabares para poder atender al paciente. Desde cubrir gastos de medicamentos bastante costosos, esperar por camas en hospitales, hasta reunir para realizar estudios médicos, etc.

“En dos clínicas de Maturín fui rechaza y desplazada por tener el virus”

Carmen Luces vivió días amargos tras ser un paciente positivo con COVID-19. Recordar esos momentos es como repetir una pesadilla de la cual creía que nunca despertaría. Comenzó a padecer los síntomas a principios de marzo con un cansancio repentino que atribuía al cuidado de su mamá, que es paciente oncológica.

Pasados varios días comenzó a sentir que no podía respirar bien, sus preocupaciones se transformaron en miedo.

El lunes 15 de marzo me comenzó a faltar la respiración y durante esa semana yo pensé que me iba a morir, me orinaba encima y no entendía porqué, pero la misma falta de oxígeno generaba eso. Todo eso que viví me ha pegado bastante porque yo era una de las personas que se cuidaba, pero igual tenía que salir para atender a mi mamá. No sé ni dónde me contagié”, dijo.

Al peso de cargar con una enfermedad se suma la estigmatización incluso en centros de salud, en los que, de acuerdo con el testimonio de Carmen, se negaban a atenderla, también por no tener al momento el dinero para su ingreso en una clínica.

En dos clínicas de Maturín recibí una mala atención. En una un médico ni siquiera me tocó. Me sentí rechazada y desplazada, no entendía porqué me trataban así si yo no elegí enfermarme. A mí me tenían que haber dejado hospitalizada, pero no lo hicieron porque al momento no tenía el dinero y un médico le dijo a mi hermana ‘no me la bajen aquí, no quiero ver a esa señora’. Yo necesitaba oxígeno y tuvieron que atenderme en mi casa, y una doctora recetó todo por teléfono, detalló.

Carmen hace una relación de sus gastos y destaca que para tratar el virus gastó, aproximadamente, 2500 dólares. Recuerda con detenimiento que solo en las dos bombonas de oxígeno que usó consumió 240 dólares. Agradece que tuviera el apoyo de su hija que está fuera del país y de sus familiares y amigos, quienes colaboraron económicamente para que pudiera superar la enfermedad.

Este virus no respeta ni sexo, ni edad, ni que tengas dinero o no tengas. Hay que extremar las medidas, hay que cuidarse, porque cuando uno lo padece es que realmente se da cuenta de lo difícil que puede ser todo, para conseguir el oxígeno, el antibiótico, y hasta la atención medica”, puntualizó.

“Mi mamá se contagió cuando cremábamos a mi abuela”

Maybe Gutiérrez cuenta que, pasado el sepelio de su abuela, su mamá comenzó a presentar síntomas asociados a COVID-19, como fiebre, dolor de cabeza, pérdida del gusto y el olfato. Ante esta situación decidieron llamar a su médico de cabecera que le recetó una serie de medicamentos para atacar el virus.

El medico sugirió realizar una placa para chequear el estado de los pulmones, Maybe decidió hacer este estudio a través del Hospital Central de Maturín. En silla de ruedas logró sacar a su mamá de la casa y la llevó hasta este centro de salud.

Para su sorpresa, al llegar al hospital era el número 25 en la cola para poder realizar el estudio. Cuenta que mientras estuvo en el lugar pudo ver gran cantidad de personas conectadas a bombonas de oxígeno. La espera fue en vano, no pudieron realizar el examen por una deficiencia de voltaje. Por tal razón, recurrieron a un centro de salud privado para realizar la placa de tórax, que tuvo un costo aproximado de 15 dólares.

Fue horrible. Hasta para hacer la prueba fue complicado, en el CDI de 23 de Enero hacen la prueba rápida hasta el mediodía y atienden solamente a 40 personas por día. Logramos que le hicieran la prueba a mi mamá, pero ni siquiera se hizo seguimiento al resto de la familia. Ni a mi papá, ni a mi hermano, ni a mí nos hicieron la prueba, ni me preguntaron nada”, destacó.

La pesadilla realmente comenzó cuando recibió una llamada en la que le alertaban que su mamá no podía respirar. En medio de la desesperación logró llegar a casa de su madre y llevarla hasta el hospital Manuel Núñez Tovar. Al llegar al centro asistencial solo había dos médicos para atender a todos los pacientes.

Son dos médicos en emergencia para todos esos pacientes, ese día que fui, en el espacio donde estaba había al menos ocho pacientes, yo estaba en la sala que está al lado de traumashock. A mi mamá no hubo que ponerle oxígeno, con nebulizarla fue suficiente y eso lo agradezco. Este es un virus que requiere de mucho apoyo familiar y psicológico, expresó.

Maybe sostiene que pesar de que su mamá no fue hospitalizada ni requirió de oxígeno, la experiencia fue traumática y ha desencadenado en ella temores como la paranoia de enfermarse y pisar el hospital central. Añade que gastó alrededor de 210 dólares para costear el tratamiento de su mamá.

Mi mamá no está recuperada a 100 %, tenemos que hacerle una resonancia magnética que tiene un costo de 45 dólares y yo ahorita no tengo el dinero. El médico dice que este estudio seria para descartar, porque a mi mamá le salió una mancha blanca en uno de los pulmones. Lo que también agradezco es que mi mamá recibió atención temprana y pudimos salvarla”.

Monagas supera el pico de los 800 casos en marzo

Desde que inició marzo de 2021, Monagas ha sido una de las entidades que ha reportado mayor número de casos por COVID-19. Durante dos semanas seguidas estuvo dentro del grupo de siete estados con más contagios. El domingo pasado superó los 800 casos, se contabilizaron 848 contagios. Y el 22 de marzo la entidad registró 134 casos más, según el reporte oficial, escalando a la segunda posición como estado con mayor pico de infecciones. Fue la segunda vez desde que inició la pandemia que Monagas reportó más de 100 casos.

El pico de contagios más alto que había registrado el estado oriental fue en agosto de 2020 cuando llegó a casi 600 contagios.

El lunes 29 de marzo la gobernadora de Monagas, Yelitze Santaella, ofreció un balance de casos COVID-19 en la entidad. Resaltó que el municipio con mayor número de enfermos es Maturín con un total de 691 contagios. Asimismo, indicó que hay 13 pacientes graves en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Durante el tiempo transcurrido de la pandemia Monagas acumula 2467 casos.

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