La actriz también ha participado en Curb Your Enthusiasm. Prepara su disco como solista y también quiere regalar meditaciones guiadas

Caracas. Cuando Natasha Pérez dejó Venezuela, con el objetivo de ser actriz, hizo un mapa de sus sueños. Señaló todos sus propósitos de vida, entre ellos llegar a Hollywood. 

Ilustró cada anhelo con una imagen icónica o alusiva de cada uno. Para la actuación en la industria estadounidense, buscó un recorte del famoso cartel de Hollywood que tanto se ve en películas y series, pero no consiguió ninguno.

Encontró fue del tanque de agua de Warner Bros. Ya en Los Ángeles, cuando logró su primer trabajo en una serie de televisión, en E.R, estaba en el tráiler, aburrida, y decidió tomar aire fresco. Fue en el año 2005. 

Cuando abrió la puerta, lo primero que vio fue el famoso tanque. “Creo mucho en el poder de la manifestación, de la visualización”. 

Ahora, en semanas recientes la actriz y cantante se ha vuelto popular en las pantallas debido a la segunda temporada de Selena: La serie. Natasha Pérez interpreta a Yolanda Saldívar, la asesina de la famosa cantante de música tex-mex.

Natasha Pérez
La actriz estudió estuvo en el grupo de teatro de la Universidad Católica Andrés Bello

No solo eso. En 2020 celebró las cuatro nominaciones a los premios Emmy de Curb Your Enthusiasm, la serie de HBO en cuya décima temporada interpretó a Matilda. 

En 2006 formó parte del elenco de la película Lady in the Water de M. Night Shyamalan, ha participado en varios cortometrajes, ha hecho teatro y prepara un disco.

Natasha Pérez estudió comunicación social en la Universidad Católica Andrés Bello. Y ahora vive el aluvión del éxito de Selena: La serie, disponible en Netflix. 

Es hija de Irma Silva, quien junto con Rudy La Scala escribió varios de los éxitos de cantantes como María Conchita Alonso. Además, es sobrina del actor y productor teatral Daniel Clavero y de la actriz transgénero Karla Luzbel, que trabajó en la película El pez que fuma, en telenovelas como Estefanía y Luisana mía, así como en Radio rochela

“Reconozco que no me había percatado de la importancia de Selena. En la Venezuela en la que crecí recuerdo la noticia sobre su muerte, así como la película que protagonizó Jennifer López en los noventa, pero no escuchaba su música. Cuando llegué a Estados Unidos, trabajé en una estación de radio. Sonaba Aterciopelados, Soda Stereo y de repente una cumbia que no me pegaba. Me dijeron que era Selena y me di cuenta de lo que representa para los latinos en Estados Unidos, especialmente en California y Texas, y en países del este de Europa”.

Lupe Ontiveros interpretó a la asesina en la película sobre la cantante de 1997. Y cuenta que la fallecida actriz tuvo una relación de amor y odio con el personaje de Yolanda Saldívar. “Le abrió las puertas en Hollywood, pero también la encasilló en personajes de malvada. Como interpretó ese papel poco después de la muerte de Selena, la gente la escupía en la calle, le tiraba piedras, la insultaba. Cuando me enteré de eso, me dio nervios”, dice la también actriz de doblaje. Claro, ha pasado el tiempo, y ya no cree que eso ocurra. 

¿Cuántos años tiene en Estados Unidos?

—Yo fui y vine por un tiempo. Pero el proceso de tramitar los papeles fue en 1999, cuando ocurrió el deslave de Vargas. Mi mamá es ciudadana estadounidense. Ella vivió en Nueva York muchos años. Me crié bilingüe, multicultural. Cuando teníamos la oportunidad, viajábamos a Nueva York porque mi mamá se sentía muy neoyorquina. Si ves Mad Men, te da risa porque ella fue una de las primeras mujeres en ser directora creativa en Venezuela. Ella dice que es como Peggy Olson, pero sin el sexo. (Ríe). Casi no tomaba el autobús público en Caracas, pero en Nueva York usaba el Metro. Era como mi segundo hogar. Una vez ocurrió el deslave, decidí procesar todo para ver cómo se mueve el maní. Mi hermana me pidió que la ayudara a mudarse a Los Ángeles, y me quedé. Pero también regresé varias veces. Me gradué en la UCAB. 

¿Qué la llevó a estudiar comunicación social en la UCAB?

—Tanto mi mamá como mi papá fueron profesores de escritura creativa en la UCAB. Mi hermana estudió la carrera en esa universidad. Pero yo quería hacer teatro, y mi mamá me pidió que sacara una carrera. Me sugirió que me inscribiera en la UCAB, que tenía el mejor grupo de teatro de Caracas. Trabajé en periódicos, radio y en agencias de publicidad en Venezuela. Parte de lo que me gusta de la actuación es la labor investigativa que tiene un periodista. Para llegar a ciertas conclusiones uno tiene que tener información.

Natasha Pérez
Natasha Pérez ha escrito varias canciones que prepara para su disco como solista

Es músico. ¿Llegó a cantar o tener un grupo mientras vivió en Caracas?

—Sí. Canté para una banda llamada Claroscuro, que sonó bastante. Llegó a tener un video en rotación en MTV.

Claro, “Mantarraya”

—Exactamente. Canté con ellos. Carlos Eduardo Reyes fue mi novio. Yo estaba dando clases de baile a niños en esa época. De tanto gritar, me quedé sin voz. Entonces le dije que se encargara del canto, mientras yo hacía terapia de voz. Yo también tenía conexiones en el mundo de la radio y en Sonográfica. No quería que perdiéramos el tiempo. Así que le dije que se encargara hasta que yo pudiera volver. Pero de repente él dijo que le gustaba cantar. Me quedé como manager por un tiempo, pero me di cuenta de que lo mío era estar sobre el escenario. Por cosas de la vida, mi disco como solista no ha terminado de salir porque no estaba emocionalmente lista para compartir mi música. Se me atravesaban otras actividades como la actuación. Eso sí, he tenido la oportunidad de grabar jingles y colaborar con otras personas. Por eso no he abandonado la música del todo. Hice todas las campañas publicitarias de McDonald’s de I’m lovin’ it. Justin Timberlake en inglés, y yo en español. Mis canciones han llegado a películas como la argentina Cuestión de principios (2009).

¿Pero sí sacará un disco?

—Sí, pero hay otros proyectos actorales a los que no le diré que no. Eso retrasa un poco.

¿Cómo cuáles?

—Ay, es que no te puedo decir porque me hacen firmar miles de cosas. Al parecer se viene una nominación, un personaje interesante en una comedia. Son pilotos. Si llegan a ser aceptados, es posible que me vean en sus casas.

Natasha Pérez
Natasha Pérez también ha hecho stand up comedy y ahora prevé un proyecto vinculado a meditaciones

¿Una cantante prestada a la actuación o una actriz con vocación musical?

—Yo soy lo que en inglés llaman una performer (Ríe). Veo a personas como Rita Moreno, que cantan, bailan, tienen Oscar, Grammy, Emmy, Globo de Oro, Tony. Tuve la oportunidad de conocerla. Se sube a un escenario y la ves feliz y radiante. Cuando tenga 80 años, quiero estar así. Hace lo que le gusta. 

Entonces es una inspiración…

—Sí, porque además a ella le tocó más duro. Una caribeña que vivió un momento en el que la segregación era mucho más fuerte. Momentos en los que los latinos tenían que cambiarse el nombre para llegar a un lado. Y ella no se cambió el nombre. Fue muy valiente y profesional. 

Leí que estuvo a punto de salir de gira con Juan Gabriel

—No. Audicioné para ser cantante de apoyo de Juan Gabriel en una de sus giras. Pero ese mismo mes también lo hice para estar en Lady in the Water. Así que me fui a trabajar con M. Night Shyamalan. A los años se murió Juan Gabriel y pegué el grito al cielo. Tuve la oportunidad de conocerlo. Lo vi en concierto. En mi familia lo amaban, pero no era mi música. Claro, uno crece. Vi cómo era su dominio en escena, la entrega. Fue una lección no solo en música. Fue una enseñanza en tablas. Ese concierto duró seis horas. Todo el mundo quería más.

También sacará un libro…

—Bueno, Hembravecidas es un libro que ya salió. Una antología binacional que se puede conseguir en México. Se trata de escritos de géneros que surgieron en un taller sobre lo que significa ser mujer y hombre, cómo son las mujeres que te gustan, las que no. A los 13 años hice un libro de poemas que no salió de mi familia, pero eso no cuenta. En el libro hay una historia sobre mi primer beso. Se relaciona mucho con mi historia de la música y la actuación. Cuento que la primera escena sexy que vi en mi vida fue una con Steven Bauer en Ladrón de corazones. Mucho después hubo una obra de teatro en Los Ángeles llamada Paloma que fue llevada al cine. El productor y protagonista fue Steven Bauer. Interpreté el papel de su amante en ese triángulo amoroso de la historia. Mi primer beso en cámara fue con él. 

¿Qué otras inquietudes tiene?

—El stand up, que hice antes de la pandemia. Claro, mezclado con música cómica, como el Er Conde del Guácharo. Pero creo que lo que falta es ir a Broadway, que era mi sueño de niña. También sé que la situación es difícil. Durante la pandemia comencé a hacer un disco de meditaciones, incluso antes de retomar el otro disco. Tengo casi 4 años estudiando daoismo, tai chi. La tensión cuando comenzó esto fue tan grande, todo el mundo aterrorizado. Además, hace un tiempo una prima se mudó a Miami, y empezó a vivir la temporada de huracanes. No podía dormir con el estrés. Le dije que la gente no solo vivía con eso, y que si había tapado sus ventanas, se quedara adentro y meditara. En esa época no había tantas meditaciones grabadas en Youtube. Entonces grabé una, la subí y se la compartí. Ahora tiene como 6000 reproducciones. Entonces el año pasado decidí hacer varias. Quiero regalar esas cosas. Venezuela, México, Colombia pasan momentos muy álgidos, no solo por la pandemia. Aunque exista ese lado espiritual, creo que una de las cosas lindas que nos da ser artista es entregar las enseñanzas que nos da la vida.


Participa en la conversación