“Negarse a abrir los pasos peatonales fronterizos es involucionar y fortalecer la ilegalidad”, dice expresidente de Fedecámaras Táchira

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La ilegalidad pulula en las trochas entre Venezuela y Colombia, asegura José Rozo, expresidente de Fedecámaras Táchira. Autoridades de ambos países solo abrieron la posibilidad de una activación de tránsito de carga en los pasos fronterizos, lo que permitirá el intercambio comercial. Sin embargo, para el común, las trochas seguirán siendo el camino para poder cruzar hacia el vecino país.

San Cristóbal. Pese a los decretos y ordenanzas del Ejecutivo de Nicolás Maduro, la movilidad hacia la frontera nunca se ha paralizado desde el inicio de la pandemia. Los caminos irregulares, mejor conocidos como trochas, han sido el paliativo de miles de ciudadanos frente a la necesidad de ir a Colombia o regresar a Venezuela. 

Cuando se cierran los pasos fronterizos binacionales, las trochas son las vías más expeditas para quienes deben movilizarse.

Otrora, estos pasos ilegales eran usados solo para el contrabando. Sin embargo, en la actualidad, el tránsito de personas en busca de alimentos, bienes y servicios, a la par de quienes migran en busca de nuevos horizontes, se hace a través de los llamados “caminos verdes”. 

Para José Rozo, ex presidente de Fedecámaras Táchira y conocedor de la situación en la frontera, esta nunca ha estado cerrada del todo, pues tras el cierre de los pasos fronterizos en 2015 y luego su clausura definitiva con la instalación de contenedores en todos los puentes, lo que se ha estimulado es la ilegalidad.

Dejan como únicas vías las llamadas trochas, por donde circulan el delito y el contrabando a cualquier hora del día y los 365 días del año. Pasos ilegales controlados por la criminalidad, dice Rozo.

Las esperanzas perdidas

Ante la posibilidad de una apertura, la colectividad guardaba esperanzas de que por fin se pudiese transitar por los puentes, así fuese a pie, y no a través de las aguas contaminadas y peligrosas del río Táchira, que ya ha cobrado la vida de varias personas mientras intentaban cruzar a Colombia.

Esas esperanzas fueron tiradas al caño, tras el anuncio de representantes del Gobierno nacional como el diputado y protector del Táchira, Freddy Bernal, quien aseguró que el paso fronterizo peatonal estará cerrado, al menos mientras se logra controlar el alto índice de casos de coronavirus en el vecino departamento Norte de Santander.

Pese a ello, ambos gobiernos, el colombiano y el venezolano, mantienen estrecha comunicación, con lo cual se ha logrado avanzar en una pronta apertura comercial al transporte de carga. Hasta ahora, el único paso permitido para el intercambio comercial se hace a través de la zona de Paraguachón, en el estado Zulia, lo que complica la importación y exportación entre ambos países, ya que esa zona es sumamente lejana. Tradicionalmente el grueso del intercambio se hacía entre San Antonio del Táchira y Cúcuta, por lo que se le conoce como la frontera más viva de América Latina.

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Quienes recurren a las trochas se arriesgan hasta perder la vida en el camino / Foto: AB

La semana pasada, el presidente colombiano, Iván Duque, estuvo en Cúcuta, donde reiteró que la frontera seguirá cerrada. Sin embargo, dejó ver que es posible una apertura comercial. Reitera que dada la poca información epidemiológica que se tiene en territorio venezolano sobre el avance de la pandemia, lo más sensato, por los momentos, es mantenerla cerrada para el paso de peatones. 

Sobre las trochas, Duque reconoció que existen desde la historia republicana y siempre han trabajado bajo la sombra de la ilegalidad. 

Crece la ilegalidad

Precisamente Rozo hace mención a la ilegalidad que existe en las trochas. Asegura que no se refiere al menudeo que hacen pequeños comerciantes que viajan al vecino país a comprar productos para abastecer sus bodegas, sino al tráfico que se hace con vehículos con capacidad de hasta 30 toneladas. 

Mantener los puentes cerrados solo beneficia a los que se lucran de las actividades ilícitas y la corrupción, destruyendo el empleo digno y la producción de bienes y servicios de uso y consumo de los venezolanos”, dijo.

Son miles los venezolanos que a diario, atraviesan estos lugares peligrosos en busca de medicinas, alimentos y asistencia médica, pues es común ver personas recién dializadas, con catéteres, enyesadas y hasta en muletas, caminar por estos pasos fronterizos insalubres e irregulares. Si bien hay un salvoconducto con el que pueden pasar por el puente Simón Bolívar, no todos tienen recursos para pagar las consultas y consignar los recaudos que exige el gabinete de salud del estado, para ceder el permiso. 

Otra arista que preocupa es que en poco tiempo se iniciarán las actividades escolares en Colombia y, de acuerdo con expresidente de Fedecámaras Táchira, unos 5000 niños venezolanos cursan estudios en escuelas neogranadinas y deberán cruzar la frontera, por lo que también se arriesgarán al tener que pasar por las trochas.

Rozo propone que se haga una apertura a la carga de importación y exportación desde las 6:00 de la tarde hasta las 12:00 de la medianoche de lunes a viernes y que posteriormente se reanude el paso de peatones, eso sí, cumpliendo todas las medidas de bioseguridad, para luego dar una apertura total. 

”Abrir la circulación por los puentes internacionales es el regreso a la civilidad, a los objetivos para los que fueron construidos. Negarse es la involución de la integración de los pueblos y fortalecer la ilegalidad”, concluyó Rozo.


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