Pacientes renales de Maracaibo: entre ratas y maltratos en las estaciones de servicio

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La Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia denunció la violación, por parte del Estado, del derecho a la vida y la salud de los pacientes renales del Hospital Universitario de Maracaibo.

Maracaibo. La situación de los pacientes con insuficiencia renal en la capital del Zulia es crítica. Muchos deben caminar e, incluso, dejan de ir al centro de salud a cumplir su tratamiento, debido a la escasez de combustible. Además, deben lidiar con el maltrato de algunos cuerpos de seguridad y la insalubridad en los hospitales.

La Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) realizó un monitoreo de la situación actual de los pacientes que dependen de la unidad de diálisis del Hospital Universitario de Maracaibo, y denunció la violación de sus derechos humanos.

La restricción en el surtido de combustible está vigente en el Zulia desde el 16 marzo, cuando el Gobierno reconoció el primer caso de COVID-19 en Venezuela. Desde entonces, pacientes con varias patologías comenzaron a tener dificultades para cumplir los tratamientos.

“A pesar de padecer una condición crónica, no tienen garantías para acceder al combustible, y reciben malos tratos en las estaciones de servicio custodiadas por funcionarios de la Guardia Nacional y cuerpos policiales”, dijo la Codhez.

“No hay un plan efectivo que se encargue del transporte de este grupo de personas en riesgo. Los buses dispuestos por la Alcaldía de Maracaibo circulan de forma esporádica. Tampoco tienen garantías de surtir el tanque de combustible de sus vehículos; solo tienen asegurados horas de espera, calor inclemente y ofensas de los funcionarios de seguridad”, se lee en el informe.

Nefrología en dificultades

La Codhez indicó que un grupo de 54 personas recibía diálisis regularmente en la Unidad de Nefrología del Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (Sahum) antes de la cuarentena. Hoy la realidad es que muchos no llegan.

Por otra parte, unos 25 pacientes integran la población hospitalizada en el área de Nefrología. Algunos han sido dados de alta, para que se traten en cualquiera de los otros seis centros de diálisis en Maracaibo.

En algunos de esos lugares, las diálisis son irregulares por falta de agua y electricidad, como ocurre en el Centro Médico de Occidente, que ha llegado a reducir las horas de tratamiento a 90 minutos, cuando deberían ser cuatro horas por paciente.

Ante la falta de combustible, algunos usan bicicletas, piden cola o caminan hasta el Hospital Universitario. José Luis Tello recibe diálisis desde hace 22 años y podía trasladarse en su vehículo antes de la cuarentena. Hoy tiene el tanque vacío, y le toca caminar tres veces a la semana. Al salir de la diálisis, camina 18 cuadras, desde el Sahum hacia la residencia de su hija, en el sector Cecilio Acosta. Ahí pasa la noche y al día siguiente sigue hasta su casa, al otro lado de la ciudad: “Más de una vez me he descompensado en el camino, se me baja la tensión”.

Tello, quien organiza un grupo de dializados para exigir sus derechos, calcula que 30% de ellos han dejado de asistir a sus diálisis debido a la imposibilidad de trasladarse.

La Codhez alertó sobre los horarios: “Entre tres y cuatro turnos de diálisis pueden hacerse en una jornada. El último culmina a las 5:00 p. m. A esta hora, los dializados deben evaluar cómo regresar a casa, algunos de ellos en silla de ruedas. Sin combustible, la única opción es caminar de regreso a casa, porque, según refieren los consultados, las rutas de autobuses de la alcaldía no circulan pasadas las 2:00 p. m.”.

Uno de estos casos es el de Gerardo, un joven de 24 años de edad que recibe diálisis en el Sahum y es acompañado por su abuela a los tratamientos. Viven en la segunda etapa de Cuatricentenario, al oeste de Maracaibo. Ambos deben caminar hasta su casa al terminar la terapia de hemodiálisis. Regularmente, se necesita tomar tres vehículos de transporte público para hacer ese trayecto.

“Vayan a morirse en su casa”

Desde el comienzo del aislamiento a causa del COVID-19, tener gasolina en vehículos particulares se ha hecho cuesta arriba. Desde la Gobernación del Zulia se ordenó abastecer solo al personal esencial de los sectores salud, alimentación, transporte y telecomunicaciones.

En este contexto, las personas con insuficiencia renal, aunque no formen parte de los sectores declarados como esenciales para el trabajo, sí necesitan movilizarse para seguir con vida. Su organismo no es capaz de limpiar las toxinas por sí mismo, dependen de una máquina para depurar su cuerpo, porque sus riñones ya no cumplen esa función”, reza el informe del Codhez.

En la sede de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI), se le garantizó abastecimiento en dos ocasiones únicamente al grupo de personas del Hospital Universitario. Luego buscaron apoyo en la Secretaría de Salud del estado Zulia, donde los atendieron en dos oportunidades, pero sin recibir respuesta.

Los pacientes también acudieron al Palacio de Gobierno y de allí los remitieron a la casa del gobernador, Omar Prieto, y en esta última instancia se les redirigió a la Secretaría de Salud. Tampoco los atendieron.

Luis Morales vive en Maracaibo. Recibe diálisis desde hace 24 años. Se quejó del maltrato de las autoridades en las estaciones de servicio: “Nos niegan la gasolina”.

Morales pasó dos días en la bomba de La Sibucara. Empezó a hacer la cola el miércoles 23 de abril a las 4:00 a. m., y logró recibir 20 litros de gasolina el viernes 24 de abril a las 9:00 a. m. En ese lapso, faltó a una de sus diálisis en el Sahum.

Denunció que las autoridades lo descartaron por su condición de paciente renal, que había argumentado para que le dieran prioridad. “Vayan a morirse en su casa”, le gritó un militar mientras esperaba ser atendido en la E/S Lago Pista, contó Morales.

Dijo que uno de sus compañeros de diálisis se desmayó en una larga espera en la E/S Carro Chocado: “Cuando se desmayó, los guardias gritaban: ‘Échenle 10 litros antes de que se muera aquí’”.

El Universitario y sus males

Ascensores dañados, insalubridad y fallas en el suministro de agua dificultan los tratamientos a pacientes y familiares en el hospital “centinela” de Maracaibo. En el mismo centro de salud al que se le han asignado en varias oportunidades significativos presupuestos para su reacondicionamiento, los ascensores no funcionan. Esto implica que los pacientes deben subir nueve pisos hasta la unidad de Nefrología.

Según las denuncias recibidas por Codhez, subir y bajar después de la diálisis es un reto para los pacientes, y aún mayor para los que van en sillas de ruedas. Sus familiares los ayudan, pero quienes asisten solos deben esperar que alguien los auxilie. Los dializados exigen que se reactiven los ascensores.

Nueve pisos deben subir los pacientes hasta la Unidad de Nefrología del Universitario de Maracaibo. Foto: Cortesía

Además, un brote de ratas ha estado alarmando a los pacientes y al personal médico. La Codhez denunció la insalubridad que traen estos animales y exponen a los pacientes y a sus familiares a contraer otras enfermedades.

La Codhez ratifica el exhorto realizado a las autoridades durante la cuarentena para que se garantice que los pacientes cumplan su tratamiento, pues no cumplirlo vulnera los derechos a la vida y la salud.

“Nos hacemos eco del llamado de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para el abordaje de la emergencia por COVID-19 de forma integral, dando un mayor cuidado a las personas más vulnerables desde el punto de vista económico y médico. Estas personas incluyen a ciudadanos de bajos ingresos, poblaciones rurales aisladas, personas con problemas de salud subyacentes, personas con discapacidades y personas mayores que viven solas o en instituciones”.

En contexto
  • Más de 10 pacientes renales han muerto durante 2020 en el Hospital Universitario de Maracaibo, según cifras manejadas por la Codhez.
  • 86 pacientes renales, 61 pacientes fijos de diálisis y 25 hospitalizados bajo la condición de “emergencias” alberga el Sahum.
  • Entre las personas dializadas en el Sahum, también hay pacientes oncológicos y de otras afecciones que requieren la purificación de toxinas. Este grupo está residenciado en su mayoría en el área metropolitana, entre Maracaibo y San Francisco, mientras que otros viven en los municipios de la Costa Oriental del Lago y en Mara.
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