Los fanáticos de los salados esperaron casi cuatro décadas para dejar atrás la “maldición de Lugo” y para que la novena litoralense volviera a celebrar un campeonato en la pelota criolla.
La Guaira. Fueron 38 años de espera. Tal vez, mucho tiempo para el espíritu alegre y la fidelidad de la legión de seguidores de los Tiburones de La Guaira.
En ese lapso de sequía deportiva, en el cual casi cuatro generaciones de aficionados de los Tiburones de La Guaira soñaron con acabar “la maldición de Lugo” también tuvieron que soportar mofas, ironías y sátiras de sus contrincantes. La maldición, presente hasta este año para todos los fanáticos, ocurrió en 1987 durante el juego sin hits ni carreras que Urbano Lugo Jr., de los Leones del Caracas, le propinó a los escualos en la final de la temporada 1986-87.
En cada inicio de campaña, los guairistas respondían que “este sí es el año y vamos pa’encima”. Pero ante un nuevo fracaso, el fantasma de la barrida que sufrieron contra los Leones de Caracas, en enero de 1987, reaparecía. Y con este, el no hit no run de Urbano Lugo.
El último out de la hazaña de Lugo fue Oswaldo Guillén, hoy timonel de los Tiburones de La Guaira.
“Yo no me veía fuera de toda esta inmensa felicidad, me siento muy orgulloso”, dijo quien llevó también al título a sus Medias Blancas de Chicago en la Serie Mundial de 2005.
La octava corona de La Guaira avivó el recuerdo de 1986, cuando la divisa litoralense alcanzó la diadema en siete juegos contra el bando caraquista.
Por ello, algunos fanáticos, sobre todo mayores de 50 años, ofrecieron este lauro al dueño fundador, Pedro Padrón Panza, y su hijo Pedro Padrón Bríñez (apodado popularmente “Perucho”). El primero falleció en 1998 y el joven, en el deslave de Vargas del 15 de diciembre de 1999.
“Ya no se podrán burlar más”
Entre tanto, en las cintas costeras de Catia La Mar y La Guaira, a través de pantallas gigantes en las que se mostraba el duelo, miles de aficionados celebraron el último out, pero a favor del equipo de sus amores.
Este sí fue el año, no me lo puedo creer. Se terminó la pesadilla y mis nietos de 8 y 10 años ya viven la emoción de ser campeones”, comentó Alberto Quijada, acompañado de su familia.
Muy cerca de Quijada, en las proximidades del borde marino de la cinta de Catia La Mar, Indira Rodríguez no podía contener las lágrimas. “Ya no se podrán burlar más de nosotros, se la tienen que calar, porque somos campeones hasta enero de 2025”.
Otros jóvenes en el lugar, ataviados con los colores alusivos al equipo escualo (rojo y azul), saltaban entusiasmados al grito: “somos guairistas, anticaraquistas”, mientras no dejaban de sonar los tambores y la samba.
“Fue un castigo inmerecido, muchos años de frustraciones, pero gracias a Dios, a Guillén (Oswaldo) y a estos muchachos, ahora estamos soñando con ganar la Serie del Caribe”, comentó por WhatsApp Omar Alejandro Vera, un guaireño que vive en West Palm Beach y se trasladará hasta Miami para ver a sus Tiburones de La Guaira.
El nuevo festejo campeonil se extendió hasta horas de la madrugada del lunes 29 de enero en Macuto, Caraballeda, Naiguatá, Anare, Los Caracas y los pueblos del extremo este, como La Sabana, cuna de las estrellas del equipo, Ronald Acuña, Alcides Escobar y Michael García, todos en organizaciones de las Grandes Ligas del béisbol.
El gobernador de La Guaira, José Alejandro Terán, decretó día no laborable, pero el sector privado no acató la medida. “Todos celebramos este logro para nuestra gente, pero hay que trabajar, porque la vaina no está muy buena”, justificó un comerciante de la avenida La Atlántida en Catia La Mar.
En la tarde de este lunes, se pautó una caravana de vehículos que sale desde la avenida José María España en Caraballeda hasta la cinta costera de Catia La Mar. Allí disfrutarán de un concierto y se espera la asistencia de peloteros, directivos y el manager Oswaldo Guillén.
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