Gremios aseguran que precariedad de salarios “aniquiló” la educación en Carabobo 

educadores de Carabobo

De acuerdo con voceros de la Coalición Sindical de Educación, al menos 40 % de los educadores de Carabobo se han visto en la obligación de diversificar sus fuentes de ingresos para poder sobrevivir. Los salarios que devengan, ya sea en colegios públicos o privados, no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas.

Valencia. En una economía tan golpeada como la venezolana, los educadores de Carabobo se han visto obligados a diversificar sus fuentes de ingresos. La profesora Nayleth (pidió reservar su apellido por seguridad) es prueba de ello, lleva 12 años ejerciendo como docente en un liceo público del municipio Naguanagua y optó por vender tortas, cuando vio que en su alacena no había alimentos para dar a sus dos hijos de 7 y 4 años de edad.

Para la docente, especializada en matemáticas, las cuentas no encajaban cuando a final de mes debía pagar 100 dólares de alquiler y mucho menos podía comprar con su salario en bolívares un mercado balanceado para la dieta de sus pequeños. Fue entonces cuando decidió hacer tortas, opción que en los últimos ocho meses ha sido su principal fuente de ingresos, porque su salario como docente no llega en la actualidad a dos dólares quincenales.

Nayleth migró a dar clases en un colegio privado y aunque su salario es de unos 30 dólares mensuales en esa institución, este no le alcanza para satisfacer sus necesidades, aseguró que presta sus servicios en ese centro educativo porque al menos le exoneran el pago de mensualidad de su hija de 7 años, que cursa el primer grado de primaria.

“Educación aniquilada”

José Cazorla, coordinador de la Coalición Sindical de Educación en Carabobo sostuvo que la educación en Venezuela está prácticamente aniquilada, y la única manera de rescatarla es que la administración de Nicolás Maduro ajuste los salarios a la realidad económica del país. Aseguró que en 24 meses los educadores de Carabobo no han recibido aumentos porcentuales en sus salarios que son característicos de la convención colectiva.

Cazorla indicó que más del 40 % de los educadores de Carabobo han tenido que migrar no solo del país, sino también a otras áreas que no son cónsonas con su formación universitaria, para poder mantener a sus familias.

Los educadores con 15 y hasta 20 años de servicio, con doctorado y postgrado, están trabajando de albañilería, hacen tortas, hay maestras que limpian casas, maestros que trabajan de vigilantes. El trabajo no deshonra, lo que deshonra es la forma vil como están tratando a los educadores con un sueldo menos de un dólar quincenal”, indicó Cazorla.

Cuando ya se cumplen casi ocho meses de cuarentena en el país para prevenir la propagación de la COVID-19, los docentes denuncian que no cuentan con un seguro de salud que los ampare para recibir atención médica si llegan a contraer el coronavirus. También manifiestan el temor de enfrentar la muerte sin un servicio funerario, porque no tienen los recursos para cubrir los gastos fúnebres.

Mientras el gremio de educadores de Carabobo continúa en pie de lucha por sus reivindicaciones salariales, la profesora Nayleth continuará vendiendo tortas y también impartiendo clases personalizadas de matemáticas.

Cada día se arma con tapabocas y careta, también una botella de agua la acompaña y camina entre cinco y siete kilómetros desde su casa hasta el liceo privado donde atiende a estudiantes de bachillerato y luego acude a casa de sus alumnos particulares; asegura que prefiere caminar que usar el transporte público porque teme contagiarse con COVID-19.

Video: Leomara Cárdenas


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