La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales insiste en que las pruebas realizadas hasta ahora en Venezuela son insuficientes para calcular adecuadamente el tamaño real de la epidemia de la COVID-19.

Caracas. ¿Son reales las cifras COVID-19 oficiales en Venezuela? ¿Cuántas personas podrían infectarse con el virus y cuándo podría ocurrir el pico de la epidemia?

A finales de abril, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, hizo un modelo del comportamiento del pico de la curva entre junio y septiembre de 2020, y por la media chiquita calculan mil casos diarios. 

Para predecir el curso de una epidemia se han desarrollado varios modelos que dividen a la población según su estatus de infección. En este caso, la academia usó los modelos SEIR, que emplean cuatro compartimientos: susceptibles, expuestos, infectados y recuperados. Estos proyectan, a partir de parámetros epidemiológicos, el flujo esperado de individuos entre estos compartimientos durante la epidemia.

Ese mismo patrón fue desarrollado para predecir la epidemia en Wuhan, China, pero aquí se adaptaron los parámetros a las condiciones locales.

¿Qué encontraron?

Los estudiosos partieron de las siguientes premisas:

1) un número de infectados iniciales bajo, debido a restricciones pre-existentes en el tráfico aéreo;

2) una tasa de contagio inicial (a partir del reporte del primer caso) baja, debido al decreto de cuarentena que tuvo un nivel de acatamiento alto, sobre todo en el sector de la población en el que se produjeron los primeros casos;

3) una tasa de contagio creciente debido a la incapacidad de la población de mantener la cuarentena, especialmente en el sector de la población más vulnerable, en el que ya hay transmisión comunitaria y debido a una creciente percepción de que la epidemia se controló y por tanto, no es necesario mantener el distanciamiento social.

Esta percepción deriva del retardo con el que se ha desarrollado la epidemia y, probablemente, la magnitud del subregistro.

Con base en esas premisas se escogieron tres escenarios que difieren en cuán rápido aumenta la tasa efectiva de reproducción del patógeno y se proyecta el número de casos nuevos en el tiempo:

  1. ¿Qué información tenemos acerca del desarrollo de la epidemia en Venezuela y cuán precisa es?
  2. Sobre la base de la información disponible, ¿podemos aproximar el número real de personas contagiadas hasta el momento?
  3. ¿Cuántas personas podrían infectarse con el virus y cuándo podría ocurrir el pico de la epidemia?

El 13 de marzo de 2020 Venezuela reportó oficialmente sus dos primeros casos confirmados. Hasta el 30 de abril, 40 días desde este primer reporte, se registraron un total de 298 casos y 10 decesos.

Para entonces el virus SARS-CoV-2, agente causal de la COVID-19, había sido detectado en 22 de las 25 entidades del país. Miranda (83 casos), Nueva Esparta (72), Dtto. Capital (31) y Aragua (29) era  más afectados hasta el momento de este reporte.

A saber la prueba de la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (PCR-RT, por sus siglas en inglés) para la detección del ARN del virus SARS-Cov-2 es la única aceptada y validada hasta ahora por la Organización Mundial de la Salud para determinar si una persona está infectada o no.

Esta prueba permite identificar a personas infectadas con el virus que pudieran desarrollar la enfermedad y necesitar de atención médica o a personas asintomáticas que, aun cuando no desarrollan síntomas, estarían involucradas en la cadena de transmisión del patógeno.

Los casos hasta ahora reportados en Venezuela son el producto de la aplicación de aproximadamente 5.969 pruebas de PCR-RT, según la OCHA (Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios), todas realizadas por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, el único laboratorio del país certificado hasta ahora por la OMS para este fin. Esto equivale a un promedio de 150 pruebas de PCR-RT/día.

Y de acuerdo con la academia, una forma cuantitativa de evaluar la cobertura diagnóstica de cada país (proporción de la población diagnosticada) es a través del número de pruebas por habitante.

Pues bien, a la fecha de este reporte –finales de abril– Venezuela ha mostrado una cobertura diagnóstica por habitante basada en PCR-RT más de cinco veces menor que la de Colombia, Ecuador o Perú, aunque el Ejecutivo dice lo contrario. De hecho el informe de la academia muestra cifras de otros países significativamente mayores de cobertura diagnóstica diaria: 10.380 en Canadá, 8138 en Australia y 7979 en Corea del Sur.

Por lo que calcula que el número de casos que se reporta oficialmente cada día no parece ajustado a un escenario epidemiológico como el de la COVID-19.  Más bien presume un subregistro que, en el mejor de los casos, podría ser de 63 % y en el peor, de 95 % de los casos sintomáticos hasta el 23 de abril 2020. Esto proyectaría un total de casos acumulados sintomáticos entre 289 y 883, y no los 135 reportados oficialmente para esa fecha.

La academia considera fundamental este subregistro para tomar decisiones acertadas para el manejo del pico de la epidemia.

En los tres escenarios que simuló se esperan más de mil casos nuevos por día para el pico de la epidemia. En un escenario de aumento leve en la tasa de contagio, el modelo predice un pico de la epidemia de un poco más de 1000 casos nuevos cada día después de la primera semana de septiembre. 

Y, en el escenario de aumento sustancial en la tasa de contagio se esperan más de 4000 nuevos casos por día durante la primera semana de junio. 

El escenario de una curva aplanada y un control total de la epidemia que se ha venido difundiendo es improbable a la luz de las proyecciones de los modelos epidemiológicos. Inclusive en un escenario con un subregistro bajo (poco probable) el número de nuevos casos que se esperan cada día está por encima del millar. En otros escenarios menos conservadores este número podría ascender alrededor de 4000 casos.

Ello sugiere que el país debe prepararse para el impacto que representa un número entre 1000-4000 casos nuevos diariamente durante el pico de la epidemia, que podría producirse entre junio y septiembre de este año, dice el informe de la academia.

Además, insiste en que las pruebas realizadas hasta ahora en Venezuela son insuficientes para estimar adecuadamente el tamaño real de la epidemia de coronavirus.

Y sugiere que, ante la pandemia de una enfermedad emergente como la COVID-19, la circulación libre de información científica ha sido fundamental para aprender de forma acelerada sobre el SARS-CoV2 y sus efectos en la población humana.

Los modelos matemáticos y estadísticos son herramientas que permiten reducir la incertidumbre y sirven  para identificar acciones que deben tomarse para reducir estos márgenes de incertidumbre.

Por ello, recomienda ampliar la capacidad diagnóstica de SARS-CoV-2 en Venezuela, a fin de aumentar la cobertura de pruebas de PCR-RT por habitante.

También sostiene que es imprescindible incluir en los reportes oficiales una relación diaria de pruebas PCR-RT por individuo, –positivas y negativas– y la descentralización del diagnóstico mediante la incorporación de otros laboratorios del país con capacidad instalada para llevar a cabo pruebas de PCR-RT, pues es la manera más rápida de aumentar esta cobertura.

Los estudiosos están claros de que, en Venezuela, el desarrollo de la epidemia ha experimentado un retardo como consecuencia del confinamiento de su población durante las fases iniciales de contagio. Sin embargo, cree que no parece factible que la epidemia detenga su curso, mucho menos, si las tasas de contagio crecen, como sugieren algunos indicadores de la movilidad que ha ocurrido.

Por tanto, apelan al concurso de todos los sectores del país para enfrentar el virus.


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