El documental de Cinesa detalla la vida de un médico, político y escritor que entendió que su existencia debía trascender para afianzar las bases de la modernización de Venezuela.

Caracas. Samuel Darío Maldonado es un personaje de la historia venezolana que no es común en los libros de escuela que repasan biografías. Sin embargo, es de esas figuras que a través de un trabajo arduo y constante contribuyó a la construcción del país.

Sus descendientes se han encargado de mantener su acervo bien sea por medio de sus empresas, y también desde el archivo histórico que ha originado diversas publicaciones.

Ahora, con el documental Samuel Darío Maldonado, un río por explorar, el cine se convierte en una vía más para exponer una vida con énfasis en Venezuela.

Es el título más reciente de Cinesa para la colección Cine Archivo. Dirigido por Óscar Lucién y Andrés Crema, narra una historia de fervor primero por la medicina y luego por cómo aplicar todo el conocimiento adquirido en el desarrollo del entorno.

Cirujano, antropólogo, escritor, periodista y político

Samuel Darío Maldonado

La película cuenta el interés de Maldonado en diversos temas de la salubridad del país, como la erradicación de la fiebre amarilla, que en las primeras décadas del siglo XX se convirtió en pesadilla en Venezuela, así como la peste bubónica, la malaria y la disentería, por las que también dirigió políticas, por lo que es considerado uno de los pioneros en la implementación de programas sanitarios.

Samuel Darío Maldonado, un río por explorar es breve, pero suficiente para enaltecer una vida dedicada a la vocación y el descifre de lo desconocido o arduo. La obra muestra un atractivo material de archivo que configura muy bien el contexto mencionado, un país con tremendas deficiencias, pero también con el vigor de individualidades que se esmeraron por trascender. En la Medicina, por ejemplo, eran los tiempos de doctores como José Gregorio Hernández y Luis Razetti.

El documental presenta testimonios de figuras como Inés Quintero, Horacio Biord Castillo, Francisco Javier Pérez, Natalia Díaz y Miguel Ángel de Lima. Cada uno hilvana al personaje desde sus distintas áreas de acción, entre ellas las de novelista, con Tierra nuestra como su obra maestra. Además, fue dueño del hato El Frío, que se convirtió en lugar clave de ecosistemas en el país, expropiado luego durante los años de Hugo Chávez.

Porque sí, eran tiempos precarios y muy exigentes, pero el protagonista aprovechó el momento para desarrollar toda inquietud. Publicó poemas en El Cojo Ilustrado, viajó hasta lo más recóndito del país para entender las dinámicas de las poblaciones indígenas, incluso fue partícipe de intensos debates, como las diferencias marcadas con José Gil Fortoul, uno de los más connotados intelectuales de la época.

La película se adentra en cada circunstancia, un esfuerzo loable para fijar en el espectador a un hombre que entendió su propósito como ineludible. Los autores no dejan a un lado tampoco aquellas facetas más inesperadas para el recién llegado, como la de un hombre de ciencia, influenciado por las ideas positivistas, que llega a buscar respuestas en el espiritismo.

Samuel Darío Maldonado, un río por explorar recuerda que el médico llegó a desempeñar varios cargos públicos, incluso fue ministro durante el régimen de Juan Vicente Gómez, un hecho que se admite de manera frontal, pero también con la acotación de que el protagonista consideraba pertinente un viraje democrático, que además veía inevitable. De hecho, es un gran detalle, como indica la cineasta Carmen La Roche, quien afirma que cuando se hacen películas de no ficción, las familias suelen ser muy cerradas cuando se tratan hechos que pueden ser polémicos.

El documental está disponible en DVD, como es habitual en la colección Cine Archivo de Cinesa. Un registro sobre esos personajes poco mencionados en la historia común, pero parte de ese engranaje fundamental de ese proyecto llamado Venezuela.

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