Servicios de cirugía pediátrica en ocho hospitales del país enfrentan la COVID-19 con escasez de pruebas e insumos

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Una encuesta realizada en ocho hospitales reveló los resultados más importantes: 62,5 % ha operado a pacientes con COVID-19, 25 % tal vez lo ha hecho y 12,5 % no. Solo tres de los ocho centros de salud están haciendo test para descartar el virus.

Caracas. Los servicios de cirugía pediátrica en los principales hospitales del país enfrentan la COVID-19 bajo un contexto de poca distribución de equipos de bioseguridad por parte del Estado y el limitado acceso a las pruebas PCR. Esto ha llevado al personal de salud a trabajar bajo la escasez, a comprar sus propios insumos y tratar de cumplir los nuevos protocolos a los que están sometidos en la medida de lo posible. 

La médico cirujana pediatra Brenda Hutton presentó este viernes 2 de octubre, durante un encuentro virtual organizado por SOS Telemedicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), una encuesta hecha a ocho hospitales con servicio de cirugía pediátrica en el país para saber cuál era su situación para septiembre de este año. 

La encuesta tomó en cuenta al Hospital J. M. de los Ríos, Hospital Dr. Domingo Luciani, Hospital Clínico Universitario, Hospital Universitario de Maracaibo, Hospital Universitario de Los Andes, Hospital Universitario Dr. Alfredo Van Grieken, Pediátrico Dr. Agustín Zubillaga y el Hospital Dr. Luis Ortega. Solo dos de estos centros de salud son netamente pediátricos, y el resto, pediátrico y adulto.

En los resultados más importantes, la doctora Hutton precisó que al preguntar si en estos ocho hospitales del país han operado a pacientes con COVID-19 62,5 % respondió que sí, 25 % tal vez y 12,5 % no. Sin embargo, 50 % de los hospitales encuestados no está atendiendo a las personas como pacientes de COVID-19 asintomáticos o sospechosos hasta que una prueba demuestre lo contrario. Y es que solo tres de los ocho centros de salud están haciendo test para descartar el virus.

En el caso del hospital J. M. de los Ríos, el cirujano pediátrico de esa institución Eduardo Alliegro indicó que el acceso a una prueba PCR es tan limitado que algunas veces aplican el test de detección rápida, que tiene un porcentaje de falsos negativos de entre 35 % y 45 %. 

Lo que quiere decir que casi de la mitad de los pacientes que reportan negativo tienen la posibilidad de ser positivos, sostuvo Alliegro y resaltó la importancia de siempre tratar a los pacientes como si fueran COVID-19 positivo o sospechoso e insistió en el buen el uso de la protección personal. Además, recalcó que los trabajadores del J. M. de los Ríos que se han contagiado también trabajan en otros centros de salud y no tienen evidencia de que se hayan infectado en las instalaciones de ese hospital. 

Sobre qué tipo de equipos de protección personal (EPP) está usando el personal de salud en quirófano, el sondeo arrojó bastante variables: en seis hospitales resaltaron el uso de protector facial y batas quirúrgicas resistentes, y en dos subrayan los trajes Hazmat. En lo que sí coinciden es en que los trabajadores han tenido que comprar sus propios tapabocas N95 o se amparan en los donativos de empresas privadas. 

El hospital abastece de material como batas, cubrebotas, material descartable para el área quirúrgica, pero mascarillas N95 o protectores faciales han sido por la vía de la donación o el bolsillo de los propios trabajadores, precisó Alliegro.

La falta de pruebas también afecta a los trabajadores de la salud. 50 % de los hospitales encuestados no le está haciendo test de despistaje a su personal por si un miembro de su familia está contagiado. Igualmente, en siete de ocho hospitales ha ocurrido que una persona de su servicio haya tenido COVID-19. 

La pandemia avanza y nunca desaparecerán los pacientes quirúrgicos. Por eso las academias internacionales se han dedicado a crear medidas para disminuir el riesgo de contagio entre el personal, el paciente y las complicaciones posoperatorias. En este sentido, la cirujano pediatra Moraima Rojas explicó que las cirugías electivas deben ser suspendidas hasta que haya un regreso a la normalidad, que epidemiológicamente será cuando haya una disminución sostenida y progresiva de los casos locales. 

Frente a esta realidad, los médicos explicaron medidas que debe tener en cuenta el personal de salud a la hora de entrar al quirófano, e incluso, durante su permanencia en el hospital. Destacaron que es imprescindible que todos los hospitales tengan la oportunidad de hacerle una prueba PCR a un paciente durante las 72 horas previas a su intervención quirúrgica y debe dar negativo. 

Si no tenemos PCR, que es lo que nos está pasando, el paciente, que incluye al niño y a su entorno, debe permanecer en cuarentena por 14 días previos a la fecha de intervención.

La pregunta que se hacen es hasta cuándo los servicios de cirugía pediátrica deben mantenerse trabajando bajo muchos parámetros de prevención. La doctora Rojas los señaló:

  • Disminución de casos locales sostenida y progresiva. Disponibilidad de camas hospitalarias suficientes.
  • El hospital debe tener protocolos que minimicen el riesgo de transmisión de la enfermedad.
  • El paciente electivo debe ingresar por sitio diferente al de COVID-19. 
  • Determinación de recambio de aire en el quirófano. Verificación y cambios de filtros del sistema ventilatorio. 
  • Tener pruebas suficientes. Equipo de personal completo. Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) cerca del quirófano para pacientes quirúrgicos, separada a la UCI para pacientes con COVID-19.

En septiembre, la tasa de mortalidad por COVID-19 del personal de salud llegó a 33 % con 200 trabajadores que fallecieron, según reportó la ONG Médicos Unidos de Venezuela. En contraste, la administración de Nicolás Maduro solo ha reconocido 12 decesos entre junio y septiembre.


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