Estudios apuntan a que el modelo más factible para acceder a monedas digitales es mediante cuentas o billeteras en los bancos centrales. La implementación del bolívar digital tendría que lidiar, primero, con mejoras en los sistemas de pago e interconectividad.

Caracas. Los riesgos que conllevaría adoptar por completo una moneda digital o que los bancos centrales sustituyan con ella el dinero en efectivo aún están siendo estudiados, incluso, por las principales economías del mundo. En el caso de Venezuela, tomar en consideración las consecuencias pasa primero por adaptar la infraestructura financiera de un país que acumula siete años consecutivos en recesión.

A pesar de los avances tecnológicos que han llevado adelante tanto la banca pública como la privada, motivados principalmente por la hiperinflación y la devaluación del bolívar, Venezuela cuenta con problemas notorios de servicios básicos, como electricidad e internet, que impiden de entrada adoptar el “bolívar digital” como moneda de curso legal.

“En comparación con el efectivo, un sistema CBDC podría proporcionar un mejor medio para distribuir y utilizar fondos en ubicaciones geográficamente remotas o durante desastres naturales. Sin embargo, sería necesario desarrollar importantes capacidades fuera de línea, tanto para el sistema CBDC como para cualquier dependencia (por ejemplo, cierta disponibilidad de electricidad para dispositivos móviles)”, reza un estudio conjunto del Banco Pagos Internacionales y siete de los principales bancos centrales del mundo.

Es decir, aun para países con economías estables, es un reto adaptar sus monedas al entorno digital y garantizar que estén disponibles en el momento que la población las requiera, sumado a la necesidad de que toda la población acceda cómodamente a este tipo de pagos. “Para que una CBDC aumente la inclusión financiera, debe abordar las causas de la exclusión, que varían según la jurisdicción y, a menudo, son complejas”, explica el BIS.

“Un mecanismo digital debería brindar muchas más ventajas que uno tradicional”

Para el economista Luis Arturo Bárcenas, una de las ventajas de la moneda digital –de acuerdo con los estudios y abordajes que han adelantado los bancos centrales– es “su disponibilidad permanente, cómo acelera los tiempos en los intercambios de fondos de una cuenta a otra” y el tiempo que se demora en hacerse efectivo un pago realizado de un banco local a uno extranjero.

Los tiempos requieren de una infraestructura e interconectividad muy grande, gran cantidad de energía eléctrica y, más allá de que el sistema de pagos ha avanzado en ofrecer alternativas para acceder a bienes y servicios, es precario y todavía le falta interconectividad con el sistema financiero local e internacional”, explica Bárcenas a Crónica.Uno.

Entre las características de una CBDC expuestas por el informe del BIS, se expresa que los pagos “deben ser tan fáciles como usar efectivo”, con un sistema instantáneo, resistente a fallas o interrupciones operativas y que pueda procesar un elevado número de transacciones. Según cifras del Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos (OVSP), 31,3 % de los ciudadanos afirman que padecen diariamente de interrupciones eléctricas.

En Venezuela el desarrollo financiero es bajo y no permite inversión

Luis Arturo Bárcenas, quien también es miembro de la firma Ecoanalítica, señala que la profundidad del sistema financiero venezolana es una de las más bajas de la región, con una capitalización muy disminuida y ganancias basadas casi en su totalidad en el cobro de comisiones producto de las políticas de encaje legal.

“No podemos pensar que un sistema financiero en ese estado, y con gastos operativos tan dependientes de la hiperinflación, pueda generar ingresos suficientes para empezar a invertir en tecnología de punta, así sea con ayuda del BCV, que también está fuertemente limitado”, dice el economista sobre una eventual implementación del bolívar digital.

Además, considera que debe crearse un marco regulatorio, menos represivo que el actual, que propicie la instauración e inversión en tecnología y una nueva plataforma. A partir de allí, señala que se debe proceder a mejorar los mecanismos de pago ya existentes en el país, mejorar la integración del BCV con la banca local, luego integrarlos con el resto del mundo “y ahí empezar a pensar en un esquema de moneda o bolívar digital en los preceptos como los plantean los estudios”.

¿Qué modelos de moneda digital existen o son estudiados?

El centro de estudios BBVA Research señala que pueden existir al menos cuatro variantes de CBDC con la combinación de cuatro características básicas del efectivo: que sean intercambiables entre pares; que sean de acceso universal o restringido; anónimas (como el efectivo) o identificadas (como las cuentas bancarias) y que puedan pagar intereses o no.

En el caso de la variante en la que el objetivo es remplazar el efectivo por una CBDC, BBVA señala que entre los motivos de ese cambio está que ese dinero es costoso de producir y se pierde o se roba con mucha facilidad. Sin embargo, el anonimato de esa opción podría dar cabida a que sea un canal de pagos ilegales y de actividades delictivas.

Es por ello que los bancos centrales, asegura BBVA Research, consideran que, en caso de emitir CBDC, lo harían a través de cuentas para la población en cada uno de esos organismos, aunque el BIS señala que la desintermediación de los bancos es un posible efecto adverso que tendría esa medida y podría afectar la estabilidad financiera.

Posibles ejemplos 

Aún se desconoce cuál modelo seguirá el bolívar digital, pues Nicolás Maduro solo hizo mención de su nombre y muy por encima. El analista financiero y director de Econométrica Henkel García señala que, si el efectivo es sustituido por una moneda digital, se partiría de la premisa de que las personas abran cuentas directamente en los bancos centrales, como wallets o billeteras móviles.

Las transferencias o pagos que se hacen serían totalmente llevadas a cabo por el BC, serían transferencias inmediatas, como una especie de Zelle, pero mucho más extenso y con mucho más fluidez que ese medio, porque en Zelle solo participan determinados bancos, mientras que en esta cualquier ciudadano podría”, explica García.

Ejemplos de ese método son el del euro digital, proyecto cuya puesta en marcha está prevista para mediados de 2021, o FedNow, un sistema mediante el que la Reserva Federal estadounidense planea modernizar el sistema de pagos de ese país en 2023 o 2024 con un formato “24x7x365, ampliamente accesible” con pagos instantáneos de hasta 25.000 dólares.

China, por su parte, ya va en la etapa avanzada de las pruebas sobre el yuan digital, en las que cuenta con la colaboración de SWIFT, empresa que administra la red más utilizada para transferencias bancarias y conocida por aportar los códigos que se utilizan para realizar o recibir transferencias internacionales. El país asiático espera tener lista su moneda digital antes de 2022.

Foto: Luis Morillo.

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