En los hogares caraqueños, las fallas del servicio de agua potable se sienten también en los bolsillos. Instalar un tanque en un apartamento puede costar, al menos, 300 dólares; el pago semanal en lavandería supera los $15 y, solo en recarga de botellones, una familia puede gastar hasta 20 dólares al mes.

Caracas. En casa de Cristóbal Álvarez la lavadora quedó “de adorno” desde que en 2017 empezó a fallar drásticamente el servicio de agua potable.

En el edificio donde vive, en la parroquia La Candelaria del municipio Libertador, el agua llega pocas horas un día a la semana y apenas logra llenar medio tanque.

Cristóbal viaja todas las semanas desde su casa hasta Colinas de Bello Monte, municipio Baruta, para poder lavar su ropa en una de las lavanderías de la zona. Allí gasta, semanalmente, al menos 22 dólares al sumar el servicio de secadora.

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Foto: Tairy Gamboa

El edificio de 85 apartamentos, en pleno centro de la ciudad, depende casi por completo de camiones cisternas que costean sus habitantes. Todas las semanas, Cristóbal y gran parte de los propietarios pagan hasta 24 dólares (cuatro dólares por apartamento cada vez que va el camión) para tener un servicio a medias.

El drama y la precariedad de los servicios públicos en Venezuela representa, además del golpe emocional, un golpe al bolsillo de los ciudadanos.

En la lavandería Miguel Ángel, de Colinas de Bello Monte, cada ciclo de lavadora tiene un costo de tres dólares y cada de secadora aumenta a cinco dólares.

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Foto: Tairy Gamboa
Gastos extras por no tener agua

En el Área Metropolitana de Caracas, de acuerdo con el último monitoreo publicado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), tan solo siete de cada 10 hogares que reciben agua diariamente cuentan con el servicio más seis horas al día. Además, 60 % de los hogares en la ciudad tienen agua almacenada ante la deficiencia del servicio.

Conscientes del gasto económico que genera no tener el servicio de agua constantemente, hay quienes buscan economizar hasta lo más mínimo.

Lorena Palacios, habitante de Chuao, municipio Baruta, gasta –al menos– 18 dólares cada dos semanas en seis lavadas y se lleva la ropa exprimida a su casa para ahorrarse el pago de secadora.

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Foto: Tairy Gamboa

Los problemas del agua no solo le generan gastos en lavandería a Lorena. Bien sea porque el agua llega por poco tiempo o porque llega sucia e insalubre, debe comprar hasta cuatro botellones de agua por semana para tomar, preparar comida y a veces hasta fregar.

Ello implica que, solo en las recargas, gasta entre $16 y $20 al mes, siempre que haya botellones en los sitios donde suele comprar.

Si no hay, tengo que comprar las garrafas de cinco litros en el supermercado, que salen más caras ($3, en promedio).

Foto: Tairy Gamboa
Estado del agua afecta a lavanderías

Eugenia Castillo, una de las encargadas de la lavandería Bello Monte, cercana al Centro Polo, asegura que a ese local llegan personas de lugares tan distantes como El Hatillo, La Trinidad y Prados del Este.

Además de la falta de agua, que es más grave en zonas altas de la ciudad, sus clientes manifiestan que el olor y color del agua que les llega por las tuberías son otras razones para buscar el servicio de lavandería.

Les bombean una hora y me dicen que solo puede recoger para el baño y todos los útiles de la cocina y no les da chance para la lavadora; otros han venido porque se va el agua o cierran la llave de paso de sus edificios y la ropa se queda llena de jabón, no termina el ciclo, dijo Eugenia.

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Foto: Tairy Gamboa

Pero las opciones de lavanderías no llegan a toda la ciudad y, aún en zonas en las que hay, pueden ser más costosas o difíciles de usar.

Cristóbal decidió ir hasta Bello Monte porque las lavanderías de su zona, Candelaria, eran más costosas porque dependían de cisternas.

Mientras que en la parroquia El Recreo, si bien reciben el servicio, el agua llega sucia y con inconsistencia. En la lavandería Kalena, con más de 50 años de servicio, los problemas con el agua impiden su funcionamiento.

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Foto: Tairy Gamboa

El agua llega marrón, con mucha tierra, y eso por supuesto nos afecta en el trabajo porque mancha la ropa. Tenemos que vaciar los tanques y estar chequeando a ver cuando llega el agua más clara; en ese momento es que podemos procesar la ropa y trabajar, contó Iván González, encargado del negocio.

La falla en el servicio afecta directamente sus ingresos. Los días con más clientela atienden entre 10 y 15 personas, pero con el agua así de sucia la frecuencia baja a dos o tres clientes diarios, que aceptan lavar, aunque sea, la ropa oscura.

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Foto: Tairy Gamboa
Apartar para un servicio a medias

El costo preciso de tener agua las casas es difícil de determinar. Tanques, cisternas y botellones son algunas de las opciones que han tenido que buscar las personas para lavar, limpiar e incluso cocinar.

Raúl Córdoba, coordinador del Monitor de Servicios Públicos de la organización Cedice Libertad, explicó que el hecho de tener que gastar 20 dólares o más para comprar agua o adquirir cisternas con otras personas altera el presupuesto de las familias, pero la crisis de servicios ha obligado a apartar parte de los ingresos para este tipo de gastos.

Foto: Tairy Gamboa

En las ferreterías la alta demanda de tanques de agua se percibe desde hace, al menos, dos o tres años; tanto que, incluso, pasó a ser el producto más vendido y de mayor peso en los ingresos de esos comercios.

Luis Alonso, encargado de la ferretería Magnelec, ubicada en la avenida San Martín, aseguró que las personas comenzaron a buscar tanques, en mayor medida, luego del apagón nacional de marzo de 2019, que expuso las carencias de los servicios en el país y la poca capacidad de respuesta del Estado para solucionarlas.

Foto: Tairy Gamboa

De 10 personas que preguntan o vienen al local por los tanques, tres personas me compran; unos porque ven la economía y comparan precios, otros compran todo separado, la bomba aquí y el tanque, por 10 dólares menos, en otro lado, dijo Luis.

Lenys Martínez, habitante de Caricuao –una de las zonas en las que se reportan más fallas del servicio de agua en Caracas– tuvo que comprar un tanque de 360 litros en junio de 2019, aunque el proceso lo completó en tres meses.

Tuve que comprar tanque que me costó 100 dólares, compré el motor que me costó 100 dólares y luego pagué 180 dólares que fue todo el sistema de instalación de tuberías con el técnico.

Foto: Tairy Gamboa

Desde entonces, los precios de los tanques de agua no han dejado de subir. María Alejandra Marín, encargada de una ferretería en San Martín, aseguró que la alta demanda ha disparado los precios e, incluso, las ventas de tanques de mayor capacidad.

En ferreterías visitadas por Crónica.Uno se constató que un tanque de 320 litros puede costar entre $75 y $160, aunque por este último precio también es posible conseguir tanques de hasta 500 litros. La instalación, que incluye el sistema de tuberías y la conexión eléctrica, varía entre 80 y 100 dólares, aunque es un servicio particular que no ofrecen los comercios directamente.

Foto: Tairy Gamboa
Las cisternas salvan la patria

El Monitor de Servicios Públicos de Cedice Libertad calculó que, mensualmente, se efectúan alrededor de 700 traslados de camiones cisternas a zonas residenciales y populares de Caracas.

Raúl Córdoba, coordinador del proyecto, señaló que la compra de camiones cisternas se da en zonas altas y del norte de Caracas, como San Bernardino, La Pastora, la parte alta de la avenida Baralt y algunas partes del 23 de Enero.

Foto referencial: Tairy Gamboa

Manuel García, habitante de la parroquia Sucre del municipio Libertador (oeste), contó que en su comunidad el agua llega, cuando mucho, dos o tres días seguidos por la madrugada “sin mucha fuerza”.

En su zona, los cisternas cobran $2 por llenar pipotes de 200 litros y hasta 10 dólares por tanques de 1000 litros.

En el caso de Manuel, al ser dos personas en casa más su mascota, compran –fijo– dos pipotes semanales, uno para aseo personal y otro para la cocina. El tanque de 1000 litros lo llenan cada dos semanas. En total, calcula que gasta 36 dólares en camiones cisternas, aunque en otros hogares del sector gastan más por ser más numerosos.

Foto: Gleybert Asencio

El economista Raúl Córdoba sostuvo que el Gobierno desarrolla una plataforma de inversiones para tratar de recuperar y reacondicionar el servicio de agua potable, pero para que sea rentable debe ir acompañada de una tarifa y condiciones de mercado que la sostengan.

Vamos a observar cambios en la condición del servicio público referente al agua y este evidentemente eso va a presionar el aumento de la tarifa, el aumento de la tarifa no va a ser de de inmediato, dijo Córdoba.

Foto: Tairy Gamboa

Cedice Libertad calculó que, entre enero y agosto de 2022, la inversión pública en el servicio de agua potable supera los 12,3 millones de dólares y 67 % de esa inversión se ha dirigido a reparaciones en el sistema o en la red de tuberías.

La cifra parece insuficiente en comparación con cálculos independientes como el de la Cámara Venezolana de la Construcción, que estima que se requiere una inversión de, al menos, 928 millones de dólares para rehabilitar y mantener los principales acueductos de grandes urbes del país como Caracas y la región central.

Se requiere que exista pues una inversión previa adicional al movimiento de la tarifa para que, de alguna manera el pago vaya más de la mano con las necesidades y las demandas del servicio. Debe existir necesariamente una inversión que restablezca, reacomode y y recupere el serviciosentencia Raúl Córdoba.

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