Guy Ritchie regresa a la acción en las calles después de dirigir Aladdin. Presenta un filme de gánsteres protagonizado por Matthew McConaughey, quien interpreta a un capo que quiere retirarse y vender su imperio

Caracas. Después de su paso por el cine de fantasía, Guy Ritchie deja atrás la arena de Agrabah para volver a las calles, en este caso a los bajos fondos ingleses, entre cárteles y mafiosos que luchan por plazas.

The Gentlemen es una película que retrotrae a los orígenes del cineasta británico, quien captó la atención en la segunda mitad de los noventa y principios de siglos con películas como Lock & Stock (1998) y Snatch (2000), para contar la historia de Michael Pearson (Matthew McConaughey), un estadounidense que va a estudiar a Inglaterra, donde se convierte en uno de los capos más importantes y temidos de la ciudad.

Guy Ritchie desarrolla su trama en el submundo de las mafias, pero de una forma estilizada. No son los despojos de una metrópolis en los que se lleva a cabo la vida del traficante y sus clientes, como en la Edimburgo que exhibe Danny Boyle en Trainspotting (1996). Aunque aparecen, son solo un paréntesis en el que los protagonistas bajan del pedestal para resolver asuntos de emergencia.

El cineasta y guionista hace que The Gentlemen sea un derrotero de deudas por saldar entre las más altas esferas de la mafia y sus vínculos.

Michael Pearson quiere retirarse y desea vender su imperio, al que están relacionados distintas familias de la alta sociedad británica, que prestan sus lujosas instalaciones para sembradíos y así no levantar sospechas del Estado. El capo sabe quiénes pueden ser intocables y aprovecha que son inadvertidos para así operar en la más segura clandestinidad.

The Gentlemen
Matthew McConaughey interpreta a un estadounidense que se convierte en capo en Inglaterra

Hay un posible comprador, quien sabe muy bien qué piezas mover para no pagar la exorbitante suma que le piden para tomar el testigo del protagonista.

Todo parece indicar que se resuelve mediante la negociación, pero la situación empieza a complicarse cuando se develan las verdaderas intenciones de Fletcher (Hugh Grant), un investigador privado que sigue directrices del director de un tabloide sensacionalista. El objetivo es escudriñar en la vida de Michael Pearson para exponerlo. La venganza por un viejo desplante. A todo esto, se le suma un cóctel de adicciones, violencia, romance y el egocentrismo propio de quien se sabe dueño de un mercado.

Guy Ritchie logra en The Gentlemen un filme que reúne todas esas señas que caracterizan su cine, y que incluso relucen también en su anterior trabajo en Aladdín, como esas secuencias desenfrenadas que otorgan a esta película la emoción que se espera para este tipo de historias sobre gánsteres, además de la intriga propia del género.

The Gentlemen

Michelle Dockery y Matthew McConaughey interpretan a la pareja dueña de un imperio mafioso. Sin embargo, el realizador peca de buscar la solemnidad en sus diálogos en el primer acto del filme, en el que las escenas entre Fletcher y Ray (Charlie Hunnam), la leal mano derecha del protagonista, se diluyen en conversaciones que buscan un refinamiento en medio de una tensión casi críptica que en momentos desinfla la trama, pero que se recupera paulatinamente y se justifican ciertas líneas para llegar al clímax del largometraje, escenas en las que empieza a derrumbarse  el control que parecían tener de los engranes de ese sistema, tanto Michael Pearson como su esposa Rosalind Pearson (Michelle Dockery), confidente y operadora de otro negocio en el imperio que maneja la dupla.

Pero más allá de la trama, uno de los principales atractivos de The Gentlemen es la construcción de sus personajes, cada uno con una definición que apunta a una historia con un humor negro bastante agudo, con cierto desparpajo que ironiza sobre convencionalismos en discursos actuales. Vale mencionar la aparición de Colin Farrell, quien encarna a un entrenador de boxeo bastante paródico. Con un discurso a sus alumnos sobre cómo ser mejores personas, se involucra completamente en operaciones vandálicas para resarcir errores de sus pupilos.

Colin Farrell y Charlie Hunnam son personajes que subrayan la ironía del filme

The Gentlemen no se convertirá en un clásico del género, pero sí es un filme de un autor que después de trabajar con Disney vuelve a las historias callejeras en las que se siente cómodo, de forma irónica y con un humor ligeramente ácido. Este aspecto es el que hace de esta obra una buena opción entre la oferta de Netflix durante estos días. Porque si bien su historia tiene altibajos en su desarrollo, es al final, cuando el rompecabezas empieza a armarse, que se vuelve cada vez más interesante, y el espectador empezará a atar los cabos en un filme con una puesta en escena que, sin juzgar, contrasta el lujo y la belleza de varias locaciones con el espíritu de unos personajes que procuran la elegancia, no solo en el vestir, sino en el proceder. La idea es ganar de la forma más quirúrgica posible. Salirse de la línea es el caso. Al final, todos quieren ver quién gana, como en todo partido.

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