El recinto universitario recibió el 21 de mayo a las oncenas de Futuro Vinotinto y Escuela Polideportiva 23 de Enero, dos de las escuadras que animan el campeonato organizado por la Asociación de Fútbol del Distrito Capital.
Caracas. El campo de fútbol de la Universidad Simón Bolívar (USB) es uno de los escenarios que alberga el Torneo Distrital Sub-20, una justa que muestra los nuevos talentos del balompié amateur en la capital.
El campeonato arrancó el 8 de abril y reúne a 13 oncenas: Hermandad Gallega, Pellicanos FC, Club Deportivo Municipal de El Hatillo, Football Players Academy, Escuela de Fútbol Calasanz, Atlético Venezuela, Los Castores, Futuro Vinotintos, Catia FC, Evolution, Escuela Polideportiva 23 de Enero, AEF Sport Park y Deportivo Tiuna FC.
El sábado 21 de mayo, el recinto universitario recibió a los equipos de Futuro Vinotinto, escuadra que hace vida en la USB, y Escuela Polideportiva 23 de enero, en un choque que favoreció a los de casa 5-1.
Más allá del resultado, el cotejo dejó en evidencia el compromiso de los deportistas de ambos bandos y también el interés de los representantes en incentivar la práctica deportiva entre los jóvenes.
Buen ambiente en la cancha
A diferencia de otras jornadas, la tribuna de la Simón Bolívar no presentó una gran asistencia, aunque no por ello el cotejo careció del ambiente característico del fútbol amateur, donde los padres no dejan de animar a sus hijos.
“Ahora sí pitaste”, le grita una señora al árbitro luego de una falta a favor de 23 de Enero. Como siempre, las decisiones arbitrales no pueden dejar a todos contentos.
“Llega Andrés Iniesta”, se escucha desde el banquillo de Futuros Vinotinto. El DT de los locales no para de dar indicaciones y, tras, un “lujo” del futbolista José Rafael López cuando el partido ya tiene un marcador abultado, le lanza un regaño al habilidoso atacante. “Deja la mamadera de gallo, José”, le advierte como recordatorio para mantener el respeto por el rival.
En la parte alta de la grada de cemento está la mamá de José Rafael. Aury Monsalve cuenta que la intención del joven atacante de 18 años es dedicarse al fútbol, aunque también le gustaría estudiar Medicina Veterinaria en la universidad.
Como muchas madres, Monsalve saca cuentas para que al “campeón de la casa” no le falte nada al practicar el Deporte Rey. “Lo más caro son los zapatos y depende de la marca. Los más baratos cuestan como 60 dólares y en condiciones normales le duran por lo menos un torneo”. Según la ginecóloga de profesión, solo entre ropa, zapatos e indumentaria deportiva, en un campeonato se pueden gastar mínimo 100 verdes por atleta, sin incluir las cuotas mensuales que cobra el equipo. Para su fortuna, José Rafael está becado.
Comienzo difícil
La Escuela Polideportiva 23 de Enero se conformó hace apenas cuatro meses. El nuevo proyecto deportivo totaliza cerca de 100 muchachos entre las categorías Sub-10, Sub-12, Sub-14, Sub-16 y Sub-20, casi todos de la populosa parroquia caraqueña.
“Estamos dando la batalla con estos muchachos, tratando de que el grupo sea competitivo porque hay muchos barrios, donde los jóvenes no juegan al fútbol y en este proyecto les estamos dando la oportunidad”, explica el entrenador Norangel Rodríguez, quien trata de mantener el ánimo arriba.
“Les digo que todo comienzo es difícil. No es que vamos a llegar y hacer 20 goles. Esto es un proceso y no es fácil”, recalca el estratega antes de enumerar otras dificultades como el lugar para entrenar, si bien la Sub-20 entrena en la cancha Los Peluches, a diferencia de las otras categorías que practican en el Bloque 37.
La falta de patrocinio también es un problema, aunque hay gestiones para conseguir una ayuda, al menos con los uniformes. Por ahora, la Escuela cobra una colaboración de un dólar por entrenamiento.
Pese a la derrota, Sebastián Frías de 16 años asegura que “el 23 de Enero es un equipo entusiasta porque ha habido muchos resultados que no se han dado, pero los muchachos siguen con la misma motivación” y su compañero Franyelo Fernández no oculta su admiración por el vinotinto Darwin Machís.
Futuro en el profesional
A diferencia de su rival, Futuros Vinotinto tiene un proyecto más adelantado. La institución con los colores de la selección venezolana fue fundada en 2006 y tiene unos 300 inscritos repartidos en las sedes de La Lagunita, Cumbres de Curumo, Santa Fe y ahora la USB. El semillero va desde la categoría Sub-4 hasta la juvenil que participa en el Distrital y la Liga Pipo Rossi. ¿La meta a mediano plazo? La incursión en el fútbol profesional.
“La institución piensa estar en Tercera División, pero con mucha organización y tranquilidad para que las cosas salgan bien”, explica el entrenador Hernán Urbaneja, un nativo de Mariguitar en el estado Sucre, al igual que José López, quien tuvo que adaptarse a una nueva realidad en la capital.
“Fue un cambio radical porque en el estado Sucre el fútbol no está organizado. Ya cuando llegas aquí todo es más tranquilo y te acostumbras a la cancha, a los compañeros y al fútbol en general”, apuntó el delantero. Tras los 90 minutos, su “profe” cambió los regaños por elogios.
“José es uno de varios becados de Futuros Vinotinto. Estamos orgullosos también de él porque ha hecho un buen trabajo. Lleva nueve goles en los dos torneos y eso habla mucho de su dedicación”, resaltó Urbaneja al referirse a la que es, sin duda, una gran apuesta a futuro.
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