Una joven de 17 años de edad fue rescatada luego de que se viralizara la denuncia de su desaparición en San Félix, estado Bolívar. La menor fue hallada en Delta Amacuro, una de las rutas para la trata de personas que son trasladadas a Trinidad y Tobago.

Puerto Ordaz. De registrar recientemente tres femicidios en 24 horas, el estado Bolívar encendió nuevamente las alarmas por otro flagelo que se expone cada vez con mayor frecuencia en Venezuela: la trata de personas.

Funcionarios de la Policía Nacional en Delta Amacuro detuvieron a dos personas que integraban una banda dedicada a este delito, liderada por un sujeto apodado el Santiago. La misma estaba implicada en el caso de una joven de 17 años de edad a quien raptaron con intenciones de llevársela a Trinidad y Tobago.

Los detenidos fueron identificados como María Raquel Villarroel Rojas y Modesto Jesús Subero Villarroel. Además, se incautó un vehículo marca Daewoo Lanos, placa VAS59W, color vinotinto, el cual la víctima señaló que usaron para su traslado.

Una “cacería” de hace un año

Dairelis Díaz desapareció el viernes 19 de marzo cuando salió de su casa sin decir a dónde iba. Testigos la vieron por última vez en la parroquia 11 de Abril, en San Félix, cuando la subieron por la fuerza a un vehículo.

La información que suministró la hermana de la víctima alertó de inmediato sobre un posible caso de trata de persona. A Dairelis la contactó a través de Facebook, hace aproximadamente un año, un hombre identificado como Jhonny Broker. Este afirmó ser oriundo de Trinidad y Tobago y le ofreció viajar a ese país.

La joven alegó no contar recursos para el viaje, y Broker le solicitó una cuenta bancaria para una transferencia por pago móvil. También le dijo que debía llevar a otras muchachas. Ella entonces le comentó sobre su hermana —que le manifestó que no iría— y una amiga.

Ese viernes que desapareció, la hermana de Dairelis revisó su cuenta en Facebook y se percató de que mantenía comunicación con el perfil de Jhonny Broker. En uno de los mensajes, este le indicó que pasarían por ella unas personas en un vehículo de color vinotinto, para trasladarla hasta Tucupita, estado Delta Amacuro.

La hermana de la víctima le escribió a Broker preguntándole sobre el paradero de Dairelis. Este le respondió que la joven la contactaría el sábado 20 de marzo, pero no hubo ninguna comunicación. Fue entonces cuando empezó una cadena de alerta por la desaparición de la adolescente.

De Bolívar a Tucupita 

Dairelis fue rescatada el domingo 21 de marzo en Tucupita, estado Delta Amacuro, precisamente una de las rutas que usan estas bandas delictivas para el traslado de personas hacia Trinidad y Tobago.

En conversación con Crónica.Uno, el abuelo de la víctima, Cruz Terán, comentó que su nieta fue abandonada en horas de la madrugada en Tucupita. 

Cuando la encontraron estaba con una batica, descalza y deshidratada. No le habían proporcionado agua ni comida”, indicó.

Una de las mayores interrogantes en este caso fue cómo lograron trasladarla hasta Delta Amacuro, precisamente en la misma semana en que se declaró un cerco epidemiológico en Bolívar. Esta medida implicó el cierre de puentes para impedir la salida o ingreso a la entidad, salvo por sectores priorizados. Incluso, la movilización entre municipios fue suspendida.

De acuerdo con la directora de Extensión Social Universitaria de la Universidad Católica Andrés Bello en Ciudad Guayana, Eumelis Moya, un estudio que realizan sobre las prácticas de esclavitud moderna revela que en los delitos de explotación sexual y trata y tráfico de personas hay un número significativo de niños, niñas y adolescentes afectados por este flagelo.

Trinidad, oferta para migrantes

En los últimos dos años, Trinidad y Tobago se convirtió en uno de los lugares no solo de refugio sino también de tragedia para venezolanos que intentaron migrar en medio de la crisis humanitaria en Venezuela. El naufragio de los que en diciembre de 2020 zarparon desde Güiria fue uno de ellos.

Güiria es otra de las rutas que usan no solo para la migración, sino para el tráfico y trata de personas, así como para el contrabando de drogas.

El 16 de mayo de 2019, cuando zarpó la embarcación Ana María con 33 personas que se trasladaban a Trinidad y Tobago, iban Génesis Nazareth Reinosa de 19 años, y su amiga Nadiuska Sifontes, de 20 años, quienes vivían en San Félix.

Las jóvenes salieron el 2 de mayo de sus casas con destino a Güiria. De allí migrarían a Trinidad y Tobago en busca de oportunidades laborales, planes que desconocían sus padres.

Como pasó con Dairelis, a estas jóvenes las contactaron por Facebook. Les depositaron dinero para el viaje que incluía a por lo menos 15 muchachas de diferentes estados del país. 

Semanas antes naufragó la embarcación Jhonnalys José en el sector Boca Dragón. Llevaba a unas 30 personas, de las que solo rescataron nueve cuerpos. 

En el caso del Ana María no se halló ningún cuerpo y las autoridades de la Guardia Costera descartaron que la embarcación haya naufragado, a la fecha no hay respuesta para las familias.

Trata de personas: un delito en ascenso

De acuerdo con el Informe Global sobre Trata de Personas difundido por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, en 2018 hubo 430 víctimas venezolanas de trata de personas en 21 países de América del Sur, Centroamérica y Europa. En 2011 fueron cinco las víctimas, 11 en 2012  y 2 en 2013.

El Observatorio Nacional de Derechos Humanos en Venezuela calcula que alrededor de 4 millones de personas en el mundo son víctimas del delito de trata de personas.

En los últimos días, a través de la etiqueta #AlertaMorada, se advierte en Twitter sobre zonas de Caracas que serían puntos vulnerables de secuestros de mujeres.


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