El economista Jesús Palacios calcula que el billete de más alta denominación debería ser de 26 millones de bolívares para compensar la inflación acumulada desde 2019. Ni reconvertir la moneda ni el paso a un esquema digital tendrán efecto si sigue la hiperinflación.

Caracas. La presión inflacionaria, causada principalmente por el financiamiento del Banco Central de Venezuela (BCV) al Estado debido a la caída de sus ingresos, seguirá haciendo estragos con el bolívar y disminuyendo su poder de compra con todo y una eventual reconversión que le elimine tres ceros a la moneda.

De persistir la espiral hiperinflacionaria que hay en el país desde 2017, “el BCV queda atrapado en un círculo vicioso en el que añade y remueve ceros de la moneda infinitamente, sin impacto más allá que en el gasto en las emisiones de nuevos conos”, explicó el economista Jesús Palacios.

En un foro organizado por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), Palacios indicó que el BCV llevaría a cabo una reconversión solo para simplificar los cálculos que colapsan los sistemas de pagos, lo que a su juicio –junto con la ampliación del cono monetario– “tienen aire de una medida inocua” que no resolverá el problema del bajo poder de compra del bolívar.

Dijo que entre la emisión del billete de Bs. 50.000 y el de Bs. 1.000.000 la inflación fue de 53.180 % (según datos del OVF), pero el aumento nominal entre esos dos billetes fue de tan solo 2000 %, lo que explica el hecho de que el de Bs. 1.000.000 solo compra 3,6 % de lo que compraba el de Bs. 50.000 cuando se emitió.

El economista y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) resalta que una reconversión que le quitara tres ceros a la moneda actual perdería su efecto en tan solo 15 meses. “De hecho, el billete de más alta denominación debería valer Bs. 26 millones para compensar la inflación acumulada desde junio de 2019”, resalta.

El dólar sigue ganando terreno

Palacios explica que, en ocho años, el peso de los billetes y monedas en efectivo pasó de 20 % a 3 % de la liquidez monetaria en bolívares, aunque esta, sin embargo, solo representa 20 % de la liquidez total de la economía venezolana si se considera también al efectivo circulante en dólares.

Es decir, los bolívares en efectivo solo forman 0,5 % del dinero que hay en el país, equivalentes a alrededor de 12,5 millones de dólares, según la consultora Ecoanalítica, hasta noviembre de 2020. Pero a pesar de que 80 % de la liquidez monetaria nacional es en dólares, al final tampoco hay capacidad para dar vueltos.

Según Palacios, 43 % de los billetes que ingresan en la banca nacional son de piezas de 20 dólares, otro 35 % corresponde a billetes de 100 dólares y tan solo 3 % son billetes de un dólar. “Eso muestra las dificultades que presentan los medios de pago hoy en día”.

Ecoanalítica calcula que, hasta mediados de marzo, alrededor de 60 % de las transacciones comerciales en Caracas fueron hechas en dólares, cifra que es mayor a 90 % en ciudades como San Cristóbal, Maracaibo y Porlamar.

Pañitos de agua caliente mientras siga la hiperinflación

En concordancia con lo dicho por Jesús Palacios, el economista y director de la consultora Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, expuso en el foro del OVF que, si no se garantiza la estabilidad de precios, será necesario avanzar por completo hacia un esquema digital o “estar permanentemente sacando nuevos billetes”.

Oliveros resaltó que el cono actual “puede tener una duración máxima de seis meses”, por lo que el Gobierno está intentando forzar la migración a lo digital, pues el costo de emitir nuevos billetes es inviable para el Estado, sumado al hecho de que el BCV está sancionado a nivel internacional y eso le complica conseguir proveedores de papel moneda.

El problema de fondo está lejos de resolverse mientras el Gobierno no aplique correctivos para acabar con la hiperinflación, señala Palacios. Oliveros añade que el problema hiperinflacionario es de índole fiscal por el colapso del Estado, en el que no solo se han reducido sus gastos, sino también sus ingresos.

Los ingresos por recaudación fiscal del Estado representan poco más de 5 % del PIB venezolano, según cálculos de Ecoanalítica, cifra ínfima comparada con las de sus pares suramericanos, que superan el 17 %. Los gastos, por su parte, pasaron de 50 % del PIB a 15 % entre 2014 y 2020.

Es necesario permitir un esquema multimonedas

Tanto Palacios como Oliveros coincidieron en que el Gobierno debe permitir la implementación de un esquema multimonedas con opciones de pago más amplias, y no insistir en las vías propuestas en las últimas semanas, que están enfocadas exclusivamente en las transacciones en bolívares.

Se debe profundizar la dolarización desde el punto de vista transaccional electrónico, destrabar algunas regulaciones y generar los mecanismos de intermediación y compensación bancaria, sugiere Jesús Palacios, poniendo como ejemplos eventuales sistemas de pago móvil y transferencias directas interbancarias en divisas.

Oliveros, a su vez, critica que el Gobierno este año le ha puesto restricciones a lo que se estaba avanzando en 2020 respecto al uso transaccional del dólar y señala que esas trabas lo que hacen es aumentar los costos para usuarios y comerciantes, aunado a que desincentivan las expectativas de inversión privada.

De igual forma, indicó que, en un entorno en el que el bolívar no genera confianza ni incentiva a que la población ahorre, “difícilmente se pueda dar vuelta atrás con la dolarización”, o tendrá efecto una reconversión. Puso como ejemplo países con procesos similares, como Argentina y Perú, que en 20 años solo han podido reducir entre 30 % y 40 % los depósitos en moneda extranjera.

Foto principal: Tairy Gamboa.


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