Venezuela da la espalda a advertencias internacionales sobre mercurio y el riesgo se expande

Contaminación mercurial en cuencas del Orinoco pone en riesgo a unas 2 millones de personas

La Convención de Minamata sobre el Mercurio pidió a los países parte tener planes para frenar la contaminación de este elemento en el mundo. Venezuela sigue sin suscribir el acuerdo desde 2013, a pesar de que lo anunció, y no supervisa el cumplimiento de normas para lograrlo, afirman defensores del ambiente.  Mientras tanto, las altas concentraciones consumen más zonas del sur.

Caracas. El 25 de marzo pasado, se celebró el segundo segmento de la cuarta reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Minamata sobre el Mercurio, en la cual 400 participantes se comprometieron a evaluar y diseñar planes para controlar y frenar la contaminación de este elemento químico en el mundo. Además, se recomendaron métodos para seguimiento y conseguir cooperación, así como educar a la gente.

“Es un momento crucial para la Convención en el que hemos pasado de centrarnos más en cuestiones de procedimiento a avanzar hacia la plena implementación”, afirmó Monika Stankiewicz, secretaria ejecutiva de la Convención de Minamata, en la clausura de la reunión efectuada en Bali, Indonesia.

“Hoy ha logrado resultados verdaderamente notables para acercarnos un paso más a lograr el objetivo del Convenio y comenzar a romper el ciclo de miseria que trae consigo el mercurio”, dijo a los participantes. Estos volverán a encontrarse del 30 de octubre al 3 de noviembre de 2023 en Ginebra, Suiza.

Convención Mercurio

El Convenio de Minamata sobre el Mercurio es el acuerdo mundial más reciente sobre ambiente y salud, según lo define su página web. Desde que entró en vigor el 16 de agosto de 2017, 137 Partes trabajan “para controlar el suministro y el comercio de mercurio, reducir el uso, la emisión y la liberación”.

Al margen de la Convención

Venezuela, uno de los países de la región con gran uso de mercurio por la minería ilegal, se mantiene al margen. Aunque habría asistido al encuentro como “observador”, no se ha hecho parte del acuerdo que fue suscrito hace nueve años, en Kumamoto, Japón. Esto, a pesar de que Nicolás Maduro en 2013 dijo estar “listo” para firmarlo.

“Venezuela tiene una obligación ética con el mundo, con los ciudadanos, y con un número indeterminado de afectados por mercurio que no hay manera de saber”, expresa el biólogo Alejandro Álvarez-Iragorry, especialista en ambiente y coordinador de la ONG Clima21, al comentar la falta de interés del Estado en controlar  la situación.

A pesar de que la Convención no puede obligar a los países no partes, tampoco Venezuela ha diseñado planes. En 2016, se dictó un Decreto-Ley N.° 2.412 de fecha 5 de agosto, mediante el cual se prohíbe el uso, tenencia, almacenamiento y transporte del mercurio, como método de obtención o tratamiento del oro y cualquier otro mineral metálico o no metálico. El texto fue publicado en Gaceta Oficial N.º 40.960 de la misma fecha, pero el experto es tajante. “No hay nadie que diga que eso se está aplicando en alguna parte”.

El mercurio se expande por el sur 

Mientras, los riesgos de contaminación por mercurio en el país crecen.

Al ser el principal recurso para la extracción ilegal de oro en las minas del sur de Bolívar, el mercurio ha contaminado el agua y, en consecuencia, ha puesto en riesgo a los habitantes. Pero también se encuentra en zonas no mineras.

En 2021, al menos dos millones de personas en las cuencas del Orinoco estaban en riesgo de contaminarse por las altas concentraciones.

Estudios más recientes de Álvarez-Iragorry señalan que aumentaron:

Puedo decir con seguridad que ahora hay cuatro sitios críticos  en Guayana. Uno, la zona de El Callao hacia el Sur que abarca el kilómetro 80 y minas grandes; luego el medio y bajo Caroní; el medio Caura. Y el cuarto, la zona del Ventuari, en la mitad de Amazonas, donde se encuentra el parque nacional Yakapana que los mineros tienen destrozado”, dijo.

Explicó que el trabajo consideró mediciones en humanos, en el ambiente, y denuncias en minería, entre otras. Esto le permitió obtener indicadores que señalaron las zonas críticas que esperan por evaluación.

Estudios anteriores revelaron la presencia de “niveles de intoxicación por mercurio entre mineros y miembros de una comunidad cercana a las zonas de procesamiento de oro que están entre los más altos del mundo”. También otros hallazgos demostraron “la existencia de daños neurológicos en mineros en la zona de El Callao”.

mercurio - malaria
Foto: Cortesía Germán Dam
Hallazgos de contaminación

En 2011, una investigación no publicada, realizada por la Fundación La Salle, la UDO, y la Sociedad Conservacionista Vida Silvestre acerca de la exposición del metilmercurio en poblaciones ribereñas del río Caura, recogió datos escalofriantes: estableció que 92 % de las mujeres examinadas presentaron niveles muy superiores a los máximos fijados por la OMS.

También concluyó que 36,8 % de la población femenina estudiada “tenía niveles de contaminación tales que presentan riesgos importantes de partos de niños con desórdenes neurológicos. El mismo estudio mostró que existe una tendencia a aumentar las concentraciones de mercurio a lo largo del tiempo, tanto en personas como en el ambiente”.

El estudio se hizo por solicitud de la Universidad de Guayana, que advirtió el peligro del mercurio en el Caura, especialmente para la comunidad yekuana, que a su vez pedía financiamiento a una organización internacional.

Estos son los últimos hallazgos sobre los daños del mercurio en la población. “A partir de 2014 no se ha conocido prácticamente ninguna otra investigación”, refirió Álvarez-Iragorry.

Efectos nocivos del mercurio

Organizaciones internacionales y expertos han señalado los efectos nocivos que el mercurio ocasiona en la salud humana y el ambiente, en todo el mundo.

La OMS ha advertido la amenaza que representa el mercurio para las personas y para los alimentos. Y ha alertado sobre los efectos tóxicos en sus distintas formas. Una de las más dañinas y que despierta mayor preocupación es el metilmercurio.

“Tiene la capacidad de acumularse en organismos y concentrarse en las cadenas alimentarias, especialmente en la cadena alimentaria acuática (peces y mamíferos marinos).  Casi todo el mercurio que se encuentra en los peces es metilmercurio”, indica un informe de Evaluación Mundial sobre el Mercurio, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2002).

El pescado es el alimento principal de comunidades costeras y especialmente de indígenas, debido a los nutrientes que no se encuentran en otras fuentes alimenticias. El alimento contaminado puede afectar también la vida silvestre, como las aves y mamíferos, que se alimentan de pescado, y crear graves problemas económicos para la pesca artesanal.

El riesgo del metilmercurio

En las personas el metilmercurio representa un grave riesgo, aunque el grado de gravedad depende de la forma química, la cantidad, la vía de exposición y la vulnerabilidad. El elemento puede penetrar la placenta  y la barrera hematoencefálica, y como un neurotóxico puede afectar negativamente el desarrollo del cerebro, lo cual puede manifestarse en la edad escolar.

Una investigación realizada en El Callao señaló que 38 % de los niños incluidos en el estudio presentaron niveles de mercurio superiores a los valores referenciales dados por la OMS, indicó Álvarez-Iragorry.

Se ha atribuido a la contaminación existente en el área la alta tasa de casos de niños con síntomas de intoxicación, así como de afectados por deficiencias neurológicas y defectos congénitos. Esta situación puede ser aún más grave ya que se estima que 45 % de los trabajadores de las minas son menores de edad”.

Estudios indican que pequeños aumentos en la exposición al metilmercurio también pueden afectar negativamente los sistemas cardiovascular, nervioso, digestivo e inmunitario. Además, los pulmones, los riñones, la piel y los ojos.

Pero también las altas concentraciones de mercurio impactan al ambiente.

Se ha encontrado contaminación por esta sustancia en sedimentos, aguas y organismos vivos en las principales cuencas de Guayana. Esta situación ocasiona pérdida de la biodiversidad en los ríos y de la capacidad de ecosistemas de realizar contribuciones a las sociedades humanas”, precisa el especialista.

Aunque no existe unanimidad sobre el umbral medio de toxicidad humana, la OMS refiere que “la investigación actual en salud ha establecido los límites de toxicidad del mercurio entre 50 y 160 microgramos/día (1,5)”.

Mercurio, tema pendiente

Ante los serios riesgos que representa la contaminación de mercurio para la vida humana y el ambiente, Álvarez-Iragorry se pregunta porqué el tema no ha sido prioridad en Venezuela.

“Ni siquiera hay manera de conseguir un solo dato de cuántas personas por mercurio están afectadas. En 1990 se hicieron estudios en ríos del Guri. Toda la contaminación fue medida en dos puntos particulares: en la zona del Callao, zona minera, hacia el sur; y la zona del bajo Caroní. No había ninguna medición al año 2000, fuera de esas zonas. En la del bajo Caroní se incluyó la zona del Paragua. Pero esos estudios no se consiguen en la actualidad”.

Mientras, la Convención de Minamata se prepara para iniciar la primera evaluación de los planes contra la contaminación mercurial. Y lo hará “con un marco basado en un proceso inclusivo y transparente, junto con un grupo científico”. Entre estos, la eliminación de ocho productos con mercurio agregado, como lámparas fluorescentes compactas y fluorescentes de cátodo frío. También películas y papel fotográfico, y propulsor para satélites.

“En función de su participación, pedimos se informe si está prevista la pronta ratificación e implementación del convenio”, dijo Álvarez-Iragorry. Y emplazó al Ministerio de Ecosocialismo y la Asamblea Nacional. Pero ninguno de los dos entes se ha referido en sus redes al control del mercurio en el sur de Venezuela, que, después de la falta de agua, “es el peor problema”.

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