Víctimas de accidentes de tránsito en Venezuela están condenadas al silencio y la opacidad gubernamental

Accidentes de tránsito Maracaibo

Cira Ferrer perdió sus piernas hace 23 años luego de que un vehículo la embistiera. Tuvo que afrontar psicológica, económica y socialmente su discapacidad sola. Según el último informe del Observatorio de Seguridad Vial, para 2013 los accidentes de tránsito eran la cuarta causa de muerte en el país, cifras que no han sido actualizadas. Para Asotránsito las víctimas de accidentes viales como Cira generalmente no reciben justicia, son condenadas al silencio y a un duelo perenne.

Maracaibo. Para el año 2018, Venezuela estaba en el puesto número 14 con la mayor tasa de muertes por accidentes de tránsito en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Desde entonces, estas cifras no se han actualizado, por lo que la seguridad vial sigue siendo una asignatura pendiente para el Gobierno venezolano, que en el mejor de los casos, registra las muertes por estos eventos pero no los lesionados que son silenciados y deben enfrentar las causas de los siniestros sin apoyo de ningún tipo.

El 30 de enero de 1999, a las 9:20 p.m, la vida de Cira Ferrer cambió para siempre. Un vehículo que circulaba a exceso de velocidad, perdió el control, impactó contra una cerca y luego contra la humanidad de Cira, dejándola aprisionada entre el carro de su hermano, que iba a recogerla en casa de un primo, y el conductor del vehículo.

Como consecuencia del accidente, Cira perdió ambas piernas luego de una amputación transfemoral, un paro cardiaco y septicemia. Para ese entonces su único hijo, Andrés Ferrer, tenía nueve años. Así que le tocó encarar la vida.

Accidentes de tránsito en Maracaibo
En medio de las dificultades Cira se vale por si sola. dice que quiere llegar a 90 años/ José Ángel Núñez

Ella recuerda con claridad cuando despertó en una camilla del Hospital Central de Maracaibo y no sintió las piernas. Pensó que había sufrido un ataque de epilepsia de los que padece desde que tenía 17 años, y que le habían enyesado sus extremidades, pero al correr la sábana se dio cuenta que no tenía sus miembros inferiores.

No voy a llorar, porque desespero a mis hermanas y no me van a poder ayudar”, se dijo a sí misma. Dice que desde el primer momento entendió el significado de quedarse sin piernas con apenas 41 años. Efectivamente sus familiares se desesperaron, pero Cira respondió: ¿Por qué gritan si yo no estoy muerta, por qué lloran?, eso significó un punto y aparte para toda la familia.

Un año después, le contaron lo que había pasado esa noche y como engrosó en las estadísticas olvidadas de los lesionados por accidentes de tránsito.

Yo quedé debajo del motor del carro del hombre que me atropelló, la gente pensaba que estaba muerta pero yo gritaba que me sacaran, que estaba viva. Lo sé ahora porque me lo contaron, pero yo no recuerdo nada”, dijo mientras tomaba café en la sala de su casa materna en el sector Belloso de Maracaibo.

Víctimas silenciadas

Lilian Romero, presidenta y fundadora de Asotransito, una asociación civil creada para la protección a las víctimas de siniestros viales y educación vial en Venezuela, sostuvo que hace más de 20 años, el país no le ofrece a las víctimas de siniestros viales orientación jurídica ni ayuda psicológica gratuita.

Venezuela tiene una de las estadísticas más elevadas de siniestralidad, es decir, que hemos perdido el control en seguridad vial y eso ha traído muertes y personas lesionadas con consecuencias físicas de por vida de las que no se habla ni se hace seguimiento”, enfatizó Romero.

Romero criticó que Venezuela mantiene una deuda con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a estadísticas. “El  Ministerio del Poder Popular Para la Salud y Tránsito Terrestre no entrega las estadísticas de manera efectiva de lesionados y muertos por accidentes de tránsito, lo que ha impedido hacer los balances correspondientes, que además, son necesarios para atacar las deficiencias en cuanto a seguridad y educación vial”, dijo.

En la cabeza de Cira las preguntas se multiplicaban. ¿Cómo me voy a bañar?, ¿Cómo voy a hacer para atender a mi hijo?, ¿De qué voy a vivir?. Con el paso de los días esas dudas se disiparon con una imparable fuerza de voluntad que mantiene hasta hoy. Mientras luchaba con la depresión por la pérdida de su madre, que murió días después de su accidente, logró desarrollar habilidades que jamás pensó.

Cuenta que amó trabajar toda su vida, fue empleada en una ferretería, en una peluquería y en una línea de taxis, hasta que finalmente se convirtió en secretaria del Colegio Farmacéutico del Estado Zulia. Pero quedarse sin extremidades la imposibilitó para trabajar, un duro golpe. Sin embargo, hizo todo lo que pudo para sacar a su hijo adelante, hoy un hombre de 32 años, que trabaja como ayudante en un taller mecánico puliendo carros y no desampara a su madre.

23 años después, Cira dice con firmeza: “Soy una mujer autosuficiente, no me gusta que me hagan nada, yo sé hacer todo sola. Cocino, lavo, tiendo, recojo, guardo la ropa, me baño, me visto como quien está sentada en la cama y si el agua está fría la caliento”. Además, se siente bella y todas las tardes suelta su pelo color caramelo y pinta sus labios.

Para Romero la superación de Cira es un éxito que no se ve en todos los casos de víctimas de accidentes de tránsito.

La verdad es que Cira sufrió ese proceso sola, no solo a nivel psicológico sino jurídico porque, por desconocimiento, no emprendió un proceso judicial para hacer justicia en su caso. En Venezuela las víctimas deben solucionar sus problemas solos, porque no hay a quien ni donde recurrir, lamentablemente hay quienes nunca lo superan y el duelo se vuelve algo perenne y la idea es que el estado brinde ayuda”, dijo la presidenta de Asotránsito.

No hay justicia

El caso de Cira es como el de muchos venezolanos que son víctimas de accidentes fatales o son embestidos por vehículos. La justicia se aleja por varias causas que forman una cadena desde el momento cuando ocurre el siniestro.

En este caso, Cira fue embestida por una persona que se dio a la fuga. Esa persona tenía que ir presa porque no respondió, no valoró la vida de Cira, no le importó y eso debe pagarlo. La realidad es que el país tiene pocos fiscales para este tipo de siniestros, no hay orientación efectiva y por ende, no se hace justicia en la mayoría de los casos”, explicó Romero.

Para Asotránsito el levantamiento del siniestro es el ADN de la justicia. Según Romero, lo recomendable es evitar que personas ajenas intervengan en el accidente debido a que todo es considerado como evidencia. Explica además, que lo ideal es que los bomberos y Protección Civil sean los primeros en llegar al lugar del accidente de tránsito y que el levantamiento lo haga un oficial de la Policía Nacional Bolivariana, homologado por Tránsito Terrestre, quien posteriormente dará parte al fiscal encargado del caso.

Resaltó que las víctimas no deben hacer convenios con los agresores porque esa acción corta el procedimiento judicial. “Hay que dejar que se haga justicia”, dijo Romero.

Cira aprendió a sobrevivir

Anclada a una silla de ruedas, Cira aprendió a sobrevivir. “Hago de todo, menos bailar y sin embargo, bailo los ojos y tarareo las canciones. Me gusta estar bella porque la vida no se acaba porque pierdas un miembro o los dos, hay que darle gracias a Dios que uno amanece vivo, eso es una bendición”, dijo.

Con los ojos llenos de brillo, mostró un álbum donde guarda con recelo fotos de su juventud. “Aquí tenía mis piernas, yo tenía un cuerpo espectacular”, dice mientras señala una foto donde ella y una amiga posan en una playa de Margarita.

Accidentes de Tránsito en Maracaibo
Cira muestra una foto donde posa en una playa de margarita durante su juventud/ José Ángel Núñez
Una fórmula que se alimenta de fe

Sin lugar a dudas, su experiencia la ha ayudado a ayudar. “Cuando yo tuve el accidente un primo dijo: ‛Si a mí me pasa lo que le pasó a Cirita me pegó un tiro”. Irónicamente seis meses después, un amigo le dio un tiro en la pierna a su primo en una fiesta. Las horas que estuvo abandonado en la calle, sin atención médica, provocaron que la amputación fuera la única manera de salvar su vida, pero el hombre amenazaba con lanzarse del sexto piso del Hospital Universitario si eso pasaba.

Cira, por insistencia de su tío, habló con su familiar y lo convenció de dejarse cortar la pierna. Lo mismo pasa con amigos y allegados que se acercan a ella en busca de consejos y ayuda espiritual. “Siempre les digo: ayuda monetaria no te puedo dar, pero sí todos los consejos del mundo”. Ella está convencida que Dios y su madre la ayudan a ser fuerte, agradecida y feliz.

Con Dios todo es posible, hay que pedirle con fe. No te va a resolver de una vez pero sí nos escucha. Cada vez que me voy a sentar en la mesa le doy gracias por lo que me presenta. No solo nos tenemos que acordar de él en los momentos difíciles, sino cuando nos pasan cosas buenas”, dice sonriendo.

Cifras Nacionales 

El Observatorio de Seguridad Vial (OSV) publicó sus últimas cifras en el año 2013, en ellas reflejó que los accidentes de tránsito eran la cuarta causa de muerte en Venezuela, sin referencia a lesionados. Ese mismo año, el OSV tenía una cifra de 7029 personas que perdieron la vida a causa de accidentes viales. Desde 1995 hasta 2013, 109.852 personas murieron por la misma causa.

Dayana Betancourt, coordinadora de la Asociación Civil Paz Activa, encargados del observatorio, dijo que desde 2018 no han actualizado sus registros. “Hemos tenido grandes dificultades para el levantamiento de los registros debido a que hay mucha opacidad en la difusión y el interés público en los siniestros viales”.

Una situación complicada

En el Zulia no hay organizaciones que ayuden a las víctimas de accidentes de tránsito, escasamente algunos gobernantes hacen donaciones de sillas de ruedas sencillas a discapacitados. Crónica.Uno solicitó información a la dirección de la PNB y Tránsito Terrestre, pero no se obtuvo respuesta.

Cira compara su situación económica con un túnel oscuro que a veces muestra luces. Algunos amigos y familiares la ayudan de vez en cuando con un poco de comida.

Yo rindo mucho lo que me dan, pero hay necesidades que son difíciles, por ejemplo, no me sirve la lavadora, la casa se moja cuando llueve y no tengo en qué almacenar agua, tengo que usar potecitos”, dijo la mujer que ahora está pensionada.

Accidentes de Tránsito en Zulia
Cira Ferrer es una mujer autosuficiente, a pesar de haber perdido sus piernas hace todas las labores del hogar / José Ángel Núñez

La silla de ruedas que usa está vencida. “Me voy a salir por el hueco de atrás, ya el material cedió y comprarme una es imposible porque son muy caras. Me censaron en Bansur y nada. Estoy cansada de darle cartas a los políticos y no me ayudan. Lo único que tengo es a Dios, que ya lo tengo sordo porque necesito como diez milagros”, dijo mientras mostraba su habitación.

Cira necesita 20 dólares mensuales para comprar la bombona de gas debido a que su comunidad no tiene el servicio, y casi la misma cantidad para costear su tratamiento: Fenobarbital de 100 miligramos y Valpron de 500mg.

Eso es para las convulsiones. Pero necesito inyectarme vitamina B porque me dan muchos calambres en los muñones. Cuando tengo la situación apretada me pongo mal, porque lo que gana mi hijo como ayudante no es mucho”, dice.

A pesar de todas las dificultades, Cira ruega a Dios todas las noches que la deje vivir hasta los 90 años con lucidez y útil. Entre risas dice que su único sueño es conocer a Keanu Reeves, el protagonista de Matrix. Termina su café y mientras lava la taza afirma: “Yo amo la vida”.


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