Ciudadanos atosigaron a los ministros con “papelitos” para que les resuelvan sus problemas

En la concentración del oficialismo se vendieron combos de arepa y jugos a un precio de 4,5 bolívares, pese al costo, no hubo largas colas.

Caracas.  “Necesito una ayuda porque en dos semanas me hacen una cesárea”, le dijo Neyla Jaspe al ministro de Petróleo y presidente de Pdvsa, Eulogio Del Pino, quien al terminar la concentración convocada por el Gobierno para la “Defensa de la Paz” fue abordado por numerosas personas que le pedían apoyo y le dejaban papelitos y hasta currículums.

La concentración del oficialismo comenzó pasadas las 9:00 am y el presidente Nicolás Maduro llegó a la tarima principal a la 1:00 pm. Su discurso —en el que destacó que tiene listo el decreto para allanar la inmunidad de los cargos públicos— duró una hora y una vez finalizada la actividad, varios asistentes pasaron las barreras para ir tras los funcionarios.

17 años después, los seguidores del oficialismo siguen dejando mensajes a los ministros y diputados para que les resuelvan sus problemas. De hecho, el expresidente, Hugo Chávez, en algún momento llegó a señalar que tenía un cuarto lleno de papeles.

Aunque las autoridades han destacado que han destinado más de 600 millardos de dólares a la inversión social en 13 años, los afectos al chavismo continúan buscando apoyos.

Los asistentes a la concentración le pedían ayuda a Del Pino
Los asistentes a la concentración le pedían ayuda a Del Pino

Mientras Del Pino esperaba que lo buscaran, la gente se le aproximaba con papeles. Unos le pedían viviendas y otros le solicitaban trabajo en algún ente o en Pdvsa. Hubo incluso empleados públicos que le entregaron al ministro sus hojas de vida.

Pero no solo atosigaron a Del Pino. Cuando el diputado Elías Jaua salió de la concentración también fue perseguido por más personas que portaban papeles y sobres.

Muchos buscaban con insistencia al vicepresidente, Aristóbulo Istúriz; a la canciller, Delcy Rodríguez y al ministro de la Vivienda, Manuel Quevedo.

Neyla también quería conversar con el titular de la Vivienda porque vive en un refugio en El Cementerio y le prometieron que tendría una casa en Ciudad Tiuna. Ha pasado el tiempo y sigue esperando:“Yo a veces me desilusiono, pero tengo que luchar por mi vivienda, porque me registré desde que comenzó la Misión (2011)”.

Algunos de los que entregaron los papeles contaron que van a esos actos, porque son las únicas veces en que pueden ver a los ministros.

Lisbeth Valladares es una ama de casa que estuvo horas a la espera de lo que dijera Maduro. Comentó que, pese a los problemas que tiene, continúa firme con el chavismo.

“Apoyo al proceso y sus políticas porque son beneficiosas para el pueblo. Mis hijos están en una escuela bolivariana. Yo era repostera y por culpa de los empresarios no consigo productos para seguir haciendo las tortas. Aunque uno pase trabajo, yo sigo rodilla en tierra con este Gobierno”, apuntó.

Así como Lisbeth, varios de los asistentes sostuvieron que tenían problemas económicos y que no habían recibido las bolsas de comida de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), sin embargo, aseveraron que dejarían de respaldar al oficialismo.

Margarita Pérez es vocera de un consejo comunal en Los Frailes y relató que “no me va muy bien, y en mi comunidad apenas se están organizando los Clap, pero soy 100 % chavista”.

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Por grupos

Una vez culminada la concentración del oficialismo, los funcionarios estuvieron escribiendo en Twitter que este jueves hubo una gran marea roja, pero la marea de hace años no se logró.

A lo largo de la Bolívar, el Gobierno instaló cinco tarimas: la principal, en la que estuvo Maduro, y cuatro que estaban al final y en la mitad.

Frente a cada tarima se apostaron grupos de empleados públicos y seguidores, luego había espacios en la avenida donde la gente caminaba y algunos estuvieron sentados en la isla junto a los vendedores de chucherías y agua, así como de los de gorras y leyes.

Las gorras se conseguían desde los 250 bolívares, si era la del bigote de Maduro, hasta los 4.000 bolívares, si era la de los ojos de Chávez.

El mayor grupo estuvo concentrado cerca de la tarima principal y ocupó una cuadra, hasta el mercado de La Hoyada. Allí estaban los milicianos y dirigentes como Fernando Soto Rojas.

Cerca de la tarima donde estaba Maduro había milicianos
Cerca de la tarima donde estaba Maduro había milicianos

En la avenida, además de las tarimas, se instalaron dos camiones de Pdval que ofrecían un combo de arepa y jugo por 4,5 bolívares, pese al precio, no hubo largas colas.

Durante su proclamación, Maduro intentó animar a los asistentes pero muchos, especialmente trabajadores públicos, no tenían entusiasmo de levantar las manos cuando el Jefe de Estado lo pedía.

El momento en que se escucharon más gritos fue cuando el mandatario preguntó si habían recibido el bono de alimentación y la multitud replicó: “¡No!”,  a lo que Maduro respondió que entre este viernes y el lunes se cancela. Tras la promesa, el Presidente dio paso a los cantantes, hubo música por un rato y terminó la concentración.

Fotos: Mayela Armas


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