Colegio de Enfermería del Distrito Capital alerta sobre la desaparición de consultas externas

En el Hospital Luis Razetti no hay morfina para calmar el dolor de los pacientes cáncer

El Colegio de Enfermería del Distrito Capital advierte que existe un servicio prácticamente extinto. Son las consultas externas, que se ofrecen a pacientes no hospitalizados y que han disminuido en centros como el Clínico Universitario, los periféricos de Catia, Coche y en Lídice. Entre los servicios desmembrados en el Área Metropolitana, según el gremio, se cuentan Pediatría, Traumatología, Otorrinolarongología, Oftalmología, Infectología y Psiquiatría.

Caracas. Cinco meses después de las protestas aupadas por el Colegio de Enfermería del Distrito Capital, no existe otra alegoría capaz de retratar el drama sanitario del país que la agonía de un hospital. En medio de un diagnóstico tozudo, cuya conclusión no es otra sino la parálisis de la red sanitaria, surge otra dificultad que parece agravar la crisis: es la merma en la atención de pacientes por el conflicto sanitario.

Ramón Agüero, miembro de la junta directiva del Colegio de Enfermería, expone que existe una migración forzada de profesionales, que han tenido que dejarlo todo por los estragos de la crisis: la persecución política, la precaria remuneración y la falta de condiciones para cumplir con el deber de salvar vidas.

Casi medio año después del llamado a paro nacional, secundado por los médicos, bioanalistas y el resto del personal sanitario, hay quienes creen que es fácil pensar que la situación continúa igual, pero la realidad es aún más cruda. No todo está dicho ni lo peor ha ocurrido. En algunos casos, como el Hospital Periférico de Coche —un centro de choque que fue referencia para la atención de víctimas por siniestros— el panorama es totalmente lúgubre. La institución, dice Agüero, está de puertas trancadas. El centro le toma el pulso a una emergencia humanitaria insondable. La semana pasada hubo fallas importantes de energía. Coche simplemente perdió su capacidad de atención, sentencia.

El gremio advierte que existe un servicio prácticamente extinto. Son las consultas externas, que se ofrecen a pacientes no hospitalizados y que han disminuido en centros como el Clínico Universitario y los periféricos de Catia y Coche. Entre los servicios desmembrados en el Área Metropolitana, según el colegio del D.C., se cuentan Pediatría, Traumatología, Otorrinolarongología, Oftalmología, Infectología y Psiquiatría.

A propósito de la situación, este miércoles el gremio de la salud se concentró, junto con otros sectores, en la sede de la Defensoría del Pueblo en la plaza Morelos, en Bellas Artes, para exigir reivindicaciones salariales.

Para el portavoz del personal de Enfermería en Caracas, el panorama es punzante. Cree que en Venezuela está prohibido enfermarse y morirse es muy caro. Todos los hospitales están en las mismas condiciones menos el Militar, en la parroquia San Juan, que es de atención exclusiva al personal castrense, sostiene.

Se trata de una situación que no ha sido resuelta. El pasado 25 de junio, cuando las enfermeras izaron la bandera, el conflicto parecía cobrar fuerza. Durante los primeros días el balance fue positivo: 18 estados se sumaron a las protestas de calle y otros gremios como Nutrición, Odontología y Médicos Unidos por la Salud también se adhirieron a la protesta contra el hambre y los bajos salarios. Encolerizadas, las enfermeras dejaron en la calzada sus zapatos rotos, sus uniformes curtidos y las medias descocidas, artículos difíciles de reponer por la hiperinflación que se traga sus ingresos.

En el primer trimestre del año, la presidenta del Colegio de Enfermeras del Distrito Capital contabilizó en 3000 la salidas de enfermeras a otros países. La crisis es tal, que, puertas adentro, estas profesionales han optado por pagarse las guardias con comida y quienes viven en la periferia prefieren pernoctar por largos períodos para ahorrarse los gastos por traslado.

Entre las fallas crónicas, el gremio reporta la ausencia de material médico quirúrgico, de insumos de limpieza, papelería y una no menos importante: los problemas de infraestructura, que en el caso del hospital de Lídice, anularon cuatro de las ocho camas que tenía el servicio de Terapia Intensiva. Las emergencias, refiere el colegio, están en penumbras, lo cual propicia el ruleteo.

Ramón Agüero, quien se desempeña como enfermero en Lídice, cuenta que en lugar de una enfermera por paciente, como lo establecen los protocolos médicos para los servicios de terapia intensiva, en esa institución solo hay un profesional para cuatro personas recluidas. En Medicina General solo hay una enfermera para 40 pacientes, cuando los estándares sugieren una relación de un profesional por cada 10 usuarios en ese tipo de servicios. Con 35 años de servicio solo tengo 30 bolívares de prestaciones sociales. Todos estamos en salario mínimo, nos violentaron las colectivas. Hicieron un borrón, se queja.

Fotos: Archivo Crónica.Uno


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