Crisis económica agudiza situación de niños con enfermedades crónicas

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Una encuesta realizada por Cecodap evidenció que 67% de los hogares de Caracas no tienen suficiente comida para “todos los miembros y para todos los días”.

Caracas. De 1.099 niños y adolescentes entrevistados, 190 padecen alguna enfermedad crónica, y de esos, 100 no reciben tratamiento médico porque no lo encuentran.

Ese fue uno de los resultados que arrojó una encuesta presentada por el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), titulada “Efectos de la crisis económica y política en niños, niñas y adolescentes en el Área Metropolitana de Caracas”.

El estudio, que fue levantado por el Centro de Investigación Social (Cisor), abarcó 1.099 hogares (4.837 personas) de todos los estratos sociales. Se trató de un cuestionario extenso en el que prevalecieron las preguntas socioeconómicas, con acento en los temas salud, alimentación y seguridad. El trabajo de campo se inició el 14 de julio y finalizó el pasado 28 de agosto.

Los investigadores visitaron aproximadamente 40 urbanizaciones y comunidades de los cinco municipios metropolitanos: Baruta, Libertador, Chacao, El Hatillo y Sucre.

Una constante reflejada por las madres y los adolescentes entrevistados fueron los cambios en la alimentación. De los 1.099 hogares, dijo Matilde Parra, coordinadora de la investigación, en 345 (1.526 personas) expresaron que diariamente dejan de hacer al menos una de las tres platos principales. 67% de los hogares (736) dijeron que no tienen suficiente comida para “todos los miembros y para todos los días”.

Parra contó además que a pesar de ser una encuesta con un listado de preguntas fijas, encontraron en la mayoría de las madres la necesidad de expresar más que una respuesta concreta.

“Ellas se desahogaban y explicaban cómo hacen para conseguir los alimentos. Vimos cómo explicaban espontáneamente que no tienen comida suficiente para todos los miembros del hogar ni para todos los días. Incluso carecer de alimentos también es motivo de preocupación para los más pequeños: 105 niños y 113 adolescentes manifestaron temor ante el hecho de que sus hogares se queden sin alimentos”, manifestó.

Otro elemento arrojado por el trabajo de campo es que los adolescentes añoran algunos alimentos que antes consumían y que ahora las familias no pueden comprar porque son muy costosos y porque no se consiguen en los establecimientos comerciales. Se cuentan los cereales, arroz, pasta caraotas, manzanas, carne de res y leche.

Estos factores, expuso, están siendo elementos de discordia en la familia: “Hay padres que pelean por los hijos porque la comida no es suficiente. También las madres sienten mucha frustración al no poder satisfacer las necesidades de sus hijos, incluso hasta el no poder comprarles una chuchería les genera angustia”.

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Salud enferma

Pero en materia de salud los datos son preocupantes, pues los más vulnerables y a los que más golpea la crisis económica y política es precisamente a la población infantil: del grupo de 0 a 5 años (425 niños) solo 399 tienen su esquema de vacunas. En 51 de los casos no las cumplen porque, según los entrevistados, hay escasez, porque no tienen tiempo para llevarlos al ambulatorio o porque no tienen cómo pagarlas.

En el caso de los que padecen alguna enfermedad crónica, solo 60 de 190 reciben el tratamiento necesario; y hay 130 menores que requieren prácticas periódicas de exámenes o chequeos en consultorios médicos. Sin embargo, a 35 de los encuestados no se les realizan debido a costos elevados, limitaciones de tiempo y mal funcionamiento de los equipos.

La carencia de medicamentos es más evidente en los estratos D, E y F.

Y algo que ya se venía manejando en otros estudios es el de inicio de las relaciones sexuales en los menores de edad. Pero en este caso fueron los propios chicos (as) quienes puntualizaron la edad promedio: 14 años, siendo los varones quienes tienen experiencias íntimas más anticipadas que las hembras.

La población adolescente en este estudio fue de 407, de los cuales 110 ya son sexualmente activos. Niñas son 49, de las cuales 15 son madres, aunque solo tres de ellas deseaba serlo, incluyendo una chica que para entonces tenía 13 años.

En cuanto a los métodos preventivos, por lo menos la mitad de los entrevistados dijo haber usado algún anticonceptivo, preferiblemente el condón masculino.

Donde la investigación no encontró avances fue en lo relativo al conocimiento que tienen los adolescentes de las infecciones de transmisión sexual. Básicamente, su preparación se reduce a la existencia del VIH y del Virus de Papiloma Humano. Apenas unos 104 muchachos consideraron que saben exhaustivamente sobre cada una de esas infecciones.

Estudiar en tiempos de crisis

Otros aspectos tocados por los investigadores, y que sí pueden verse como algo significativamente positivo, es que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes está dentro del sistema escolar. Solo encontraron a 50 personas de 15 años o más que no estudian. En su mayoría son miembros de hogares de los estratos más vulnerables de la población.

Las causas de ausentismo escolar las puntean los problemas asociados a la alimentación y la salud. Le siguen las deficiencias de los servicios públicos y las actitudinales —flojera, llega tarde, no le gusta estudiar, inseguridad.

Los especialistas de Cisor también indagaron sobre los hábitos y el tiempo libre. De las respuestas obtenidas, dedujeron que la intensidad de la práctica del ejercicio ha disminuido más entre los adolescentes que en los niños. Prefieren ver televisión y escuchar música.

Algo novedoso y que llama la atención es que, quizás aupado por la crisis actual, hay una participación relevante de este grupo etario en actividades religiosas o que cultiven la espiritualidad.

Llegados a este punto, cabe destacar que, contrariamente a lo que se observa en la calle, la mayoría de los niños (as) y adolescentes mayores de 6 años no admiran a artistas, deportistas, intelectuales, figuras religiosas, líderes políticos o sociales, entre otros, sino a sus padres. “Y esto es por el cariño y el amor que les demuestran y porque salen adelante”, comentó Parra.

De los 1.099 niños encuestados, solamente 703 vive en una casa propia, y 451 en viviendas bajo otra especificación. Incluso 18 % reside en terrenos invadidos y cerca de 3 % se benefició con un plan de solución habitacional del Estado.

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Qué hacer

Carlos Trapani, abogado del programa Buen Trato de Cecodap, una vez expuestos estos resultados preliminares de la encuesta —y viendo que la crisis actual deja sus huellas en las familias—, dio 11 recomendaciones para ayudar a la niñez y a la adolescencia:

  1. Priorizar la protección de los niños, niñas y adolescentes en contextos de crisis.
  2. Desarrollar un plan especial centrado en esa población.
  3. Invertir en la niñez y adolescencia de forma prioritaria.
  4. Recurrir a la cooperación internacional como un mecanismo de protección a este grupo.
  5. Garantizar escuelas como espacios de protección.
  6. Atender las necesidades particulares de los muchachos.
  7. Implementar programas y servicios para todos los menores de edad.
  8. Garantizar el acceso a bienes y servicios para las familias en situación de pobreza y pobreza extrema.
  9. Fortalecer el sistema de protección.
  10. Detener la violencia con los niños, adolescentes y sus familias.
  11. Promover mejores condiciones para una sana convivencia en términos de respeto y justicia.

Todo lo que propone Trapani está en el marco de los Derechos Humanos y en las leyes nacionales. “No les estamos pidiendo un favor ese es un derecho. Y si no cumplen, nosotros seguiremos visibilizando la crisis”.

Crisis que, según el informe, expone diariamente a 70 % de las familias a situaciones arduas y supone el deterioro de la calidad de vida de los más pequeños de la casa.

En la entrega de mañana conocerá los resultados en materia de violencia y seguridad ciudadana.

Foto referencial: Cristian Hernández


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