22 años de desvíos monetarios alejan a los bomberos de Los Guayos de un espacio digno de trabajo (y II)

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La estación de servicio de los bomberos Los Guayos tiene entre 95 % y 98 % de desabastecimiento. “Aquí no tenemos nada, solo nuestras manos y uñas, con eso es lo que trabajamos”, afirmó el teniente coronel Fezar Abukasen.

Valencia. Cuando cualquier persona llega a la estación de bomberos de Los Guayos se sorprende, pero no para bien. Ubicada en la calle 1 de ese municipio, una cloaca bordea por el lado izquierdo a una estructura incompleta.

Las vigas que sobresalen del techo son el recuerdo del edificio que nunca fue. No se parece en nada a esas estaciones de bomberos llenas de camiones rojos, tampoco hay mucho movimiento, solo un viejo camión cisterna de nombre: Tiburón.

Lo que queda en evidencia es la ausencia de apoyo gubernamental al que siempre han estado sometidos los llamados héroes sin capa, hombres de azul, entre otros tantos apodos.

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En la estación de bomberos de Los Guayos aún hay paredes sin frisar. Foto: Armando Díaz.

Al entrar por la puerta principal lo primero que se ve es un pequeño escritorio con un hombre uniformado. Todos sonríen con calidez y el sitio está ordenado y limpio, en una pared reposan viejas fotografías de vehículos para extinguir fuegos, ninguno de esos se ve en el estacionamiento de tierra. 

En el interior del edificio hay un patio que debió estar techado, además, hay paredes sin frisar y resquicios por los que la luz del sol se filtra al atardecer, también hay pasillos que parecen más bien túneles en construcción y en un salón sin terminar cuelga un precario perchero con cinco uniformes de bomberos, bajo ellos están unos bloques de cemento en los que unas botas esperan para ser usadas.

La obra no está ni siquiera terminada en su planta baja. El teniente coronel Fezar Abukasen explica que la estación lleva 22 años de haberse inaugurado, pero entre tantos cambios de gobierno, no ha habido quien se dedique a la culminación del proyecto. Ni opositores, ni oficialistas han podido lograr la meta.

Ningún área de la estación cuenta con aire acondicionado. Abukazen afirma que el Cuerpo de Bomberos tiene la capacidad de generar sus ingresos para el mantenimiento de las áreas, pero en 22 años el Estado le ha dado menos de 5 % del dinero. Siempre es redireccionado para otras causas, eso significaría más de dos décadas de desvíos.

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Pese a que ganan una cantidad ínfima mensual, los bomberos siempre muestran su uniforme impecable. Foto: Armando Díaz.

“Sí, nos sentimos abandonados”, responde entre risas nerviosas Abukasen, que a pesar de ganar una ínfima cantidad mensual de dinero luce un uniforme impecable, perfectamente cuidado, pero no niega sentir miedo de portarlo a pesar de que lleva más de 40 años luciéndolo. 

Me da miedo estar un día en la calle y estar frente a una emergencia y que digan. ¡Mira, un bombero! ¡Ayuda! y no tener las herramientas para resolver”.

Por desgracia, esa es su realidad. Abukasen asegura que la estación de servicio de Los Guayos tiene entre 95 % y 98 % de desabastecimiento. “Aquí no tenemos nada, solo nuestras manos y uñas, con eso es lo que trabajamos”. 

El teniente coronel sostiene dos pistones en las manos; estos son usados para conectar en las mangueras y regular la potencia y la forma del agua. Una luce moderna y la otra, antigua. “¿Cuál crees que es más nueva?”. La que parece más moderna data de los años 80, la otra es un modelo tradicional anterior a esa década.

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Los funcionarios no están amparado por la Ley Orgánica de Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo. Foto: Armando Díaz.

Con ese tipo de herramientas es que trabajan los bomberos de Los Guayos. Sin embargo, no se detienen. 

“Este municipio cuenta con muchas personas que están dispuestas a trabajar con las uñas. Lo único que tenemos es alma y corazón más nada”.

Cero en la boleta

Abukasen se atreve a afirmar que casi 100 % de los cuerpos de bomberos del país no cumplen con los estándares mínimos requeridos. “Lo que existe se ha deteriorado, otros equipos ya se les pasó su tiempo de vida útil y están arruinados”.

Para ser bombero raso se necesita cumplir con un programa de dos años, luego, la preparación los va haciendo subir en el escalafón. Por ejemplo, Abukazen es teniente coronel y experto en extinguir incendios aeronáuticos. 

La experiencia que más lo marcó fue la tragedia de Tacoa, pero combatir el fuego y otro tipo de accidentes “te van cincelando el alma”. Con todo, el compromiso de estos profesionales no es bien valorado por las autoridades en el poder. 

No estamos amparados por la Ley Orgánica de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo”, dice.

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En la estación los pasillos parecen túneles en construcción. Foto: Armando Díaz.

Frente a Abukazen está el general Luis Porte, hoy exjefe del cuerpo de bomberos de Los Guayos, su apoyo a dos proyectos de ley que buscaban emancipar a los bomberos en el ámbito nacional y generar un Ministerio de Bomberos causó mucha molestia y la alcaldesa el municipio, Mervelis Moreno de Burgos, le envió el oficio de remoción del cargo.

Porte está cansado del los “medalleos”, es decir, esos reconocimientos que se les dan a los bomberos una vez mueren. Desde su visión es en vida cuando se debe valorar el trabajo y no precisamente con medallas, sino más bien reivindicando a la familia de los caídos, otorgando sueldos dignos y garantizándoles su seguro y HCM.

Muchos bomberos quedan con graves afecciones respiratorias, otros con quemaduras en distintas partes del cuerpo”.

Durante el diálogo, uno de los bomberos muestra en su teléfono un video con las imágenes de sus homólogos en Miranda que intentaron apagar un carro incendiado, sin embargo, una mala maniobra hizo que la gasolina ardiente cayera en sus rostros.

“Esto pudo evitarse si los bomberos estuviesen mejor equipados y con una educación de primera. Nada es como antes”. 

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El deterioro de la estación de bomberos es evidente. Foto: Armando Díaz.

El teniente coronel pregunta otra vez: “¿Cómo se presenta un bombero venezolano?”. Esta vez responde: “Con el único filtro que tenemos, nuestros pulmones y luego, a echarle agua a un fuego que no sabemos qué es porque no hay un control.”

Por ende, el también abogado opina que a los bomberos se les debería incluir en las operaciones de inspección de sustancias que se trasladan por carretera y agua, en las que las FANB están incluidas y el Ministerio para el Ecosocialismo también.

Maquillaje de bomberos

Mientras la estación de bomberos de Los Guayos luce abandonada, otras como la vecina estación de Guacara o dos de las estaciones de Valencia se ven modernas y con más vehículos, pero eso, ante los ojos de Abukazen, no es necesariamente sinónimo de algo positivo. 

“Para el ojo común cuando tú pasas por una estación la ves muy bonita, con carros brillantes pero en lo interno los estándares mínimos no están”.

Lo mínimo establecido para la creación de un cuerpo de bomberos es que exista una población de 5000 habitantes, lo más lejano que una estación debe estar de otra población y, por ende, de otra estación, es de 5 kilómetros o 5 minutos.

“Si tengo una población más allá de esa distancia, no importa si no tiene los 5000 habitantes, ahí debe haber una estación de bomberos. Para esa estación tiene que existir un bombero por cada 1000 habitantes”.

Por lo que al revisar la estación de Los Guayos queda en evidencia que no se cumplen las reglas. En planta solo tiene 12 bomberos permanentes, divididos en dos turnos, de 6 y 6, pero Los Guayos no tienen 12.000 habitantes. Tienen más de 120.000, de acuerdo con el censo de 2011. 

La falta de vehículos es un gran problema para ellos. “¿Cuántas edificaciones mayores de 10 o 12 niveles hay en la ciudad? Muchos, lo sé”.

Indaga otra vez: “¿Cuántos vehículos de escaleras ves en esta estación o de brazo articulado? Ninguno”.

“Entonces ahí ves lo que te digo. ¿Cuántos vehículos con bombas para levantar agua por encima de 5 pisos hay? Cuando analizas todo eso te das cuenta de que tener una estación bonita es solo maquillaje y aun así, no es solo tener los equipos, es tener los adecuados para nuestra geografía porque si tienes vehículos de pesos muy elevados y los metes en un barrio eso se va a hundir porque las calles no son de buena calidad”. 

En la parte trasera de la estación es más evidente el deterioro, hay un estacionamiento que nunca se construyó, hay un montículo de tierra junto a una ambulancia sin ruedas, no hay techo, ni paredes, solo vigas que sobresalen de los muros de lo que debería ser el comedor. Es tal el abandono que si ocurriese un accidente justo frente a la estación, estos bomberos no podrían hacer nada. “No tenemos una ambulancia, así que no podemos ayudarlos. Sería irónico, pero es cierto”.

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