Varios hospitales han tenido que recurrir al trueque para “medio abastecerse” de los insumos que requieren. Alrededor de 40 % de los trabajadores han abandonado sus labores, otros migraron a la economía informal o al sobretrabajo.

Caracas. Sumergidos en una crisis económica y social sin precedentes, trabajadores del sector salud protestaron e hicieron asambleas en varios recintos hospitalarios de la capital para exigir aumentos salariales, dotación de insumos y mejoras en las condiciones de trabajo.

Las jornadas de protesta se llevaron a cabo, en distintas horas, en los hospitales Vargas, J. M. de los Ríos, Magallanes de Catia, Periférico de Catia y la Maternidad Concepción Palacios.

Pablo Zambrano, secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetrasalud), señaló que alrededor de 40 % de los trabajadores “han huido de los hospitales”, pues los ingresos que devengan no alcanzan para satisfacer sus necesidades básicas.

La gente no soporta esta situación. Muchos trabajadores han migrado a otros sectores de la economía, como la informal, porque en un día ganan el doble de lo que ganan trabajando un mes en un hospital, señaló el dirigente sindical.

Zambrano indicó que los trabajadores de la salud se unirán a las exigencias de otros sectores como el de educación, trabajadores petroleros, del sector eléctrico y telecomunicaciones, que demandan un aumento de salario mínimo a fin de elevar los tabuladores y primas.

Viven la peor crisis de su historia

El delegado del hospital Magallanes de Catia ante el sindicato de Hospitales y Clínicas de Caracas, José Luis Estiquia, denunció la precaria situación en la que se encuentra ese centro de salud que, incluso, ha provocado enfermedades como pulmonía y alergias en el cuerpo en el personal obrero de la institución.

En el hospital casi nunca hay agua, los baños de las habitaciones están sucios y tapados, los quirófanos y salas de parto están en cuarentena. Todo los demás servicios funcionan a media máquina porque casi la mitad del personal se ha ido. Los que quedamos lo hacemos por vocación, mencionó Estiquia.

Por su parte, Carlos Prosperi, médico internista del hospital Vargas, señaló que en ese centro, y en casi todos los hospitales de Caracas, la escasez de insumos es de 90 %.

El 10 % de insumos que hay es porque se recibe a través de donaciones de ONG, empresas privadas y la organización Médicos sin Fronteras. Todos esos insumos se destinan a las salas de emergencia, dijo Prosperi.

El médico denunció que en el Vargas no reciben insumos por parte del Ministerio de Salud desde hace ocho meses y que “en ningún momento” han sido contactados por el Gobierno o autoridades de la Cruz Roja para recibir la ayuda humanitaria proveniente de Rusia y China.

Ni antibióticos, ni antihipertensivos, ni insulina es posible encontrar en el hospital Vargas. De hecho, Prosperi dice que han tenido que recurrir al trueque entre hospitales para “medio abastecerse” de los insumos que requieren.

La falta de personal es otro mal que aqueja a este recinto hospitalario del centro de Caracas, que además funge como sede de la escuela Vargas de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Prosperi indica que “30 % de los que se gradúan en la escuela Vargas se van del país” apenas reciben su titulación.

La baja remuneración es la principal causa: el salario de un médico internista es de apenas 60.000 bolívares al mes y entre 90.000 y 120.000 bolívares para quienes laboran en turnos nocturnos, menos de seis dólares estadounidenses según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV).

Otros hospitales están  en cierre técnico, como el de Lídice, o llevan meses totalmente cerrados, como el Periférico de Coche. Según la última Memoria y Cuenta del Ministerio de Salud, entre 2012 y 2015 la proporción de camas ocupadas en los hospitales públicos cayó 40 % y, entre 2014 y 2015, la cantidad de personas atendidas a diario en consultas, emergencias y partos se redujo 58 %.


Participa en la conversación