Habitantes de Araya están cada día más aislados de Sucre por falta de transporte y gasolina 

Península de Araya

Quienes habitan en la península de Araya no cuentan ni con una lancha ambulancia para atender sus emergencias de salud. Las promesas políticas de activar nuevas embarcaciones de transporte público no se han concretado.

Cumaná. La población que habita en la península de Araya habitualmente se surtía de alimentos, medicinas y atención médica en sus visitas frecuentes a la ciudad de Cumaná, y para ello se trasladaban embarcaciones rápidas con techo, conocidas como “tapaítos”.

Sin embargo, desde hace más de cuatro años, la vorágine económica del país también repercutió en la calidad de vida de los peninsulares, quienes no cuentan siquiera con una lancha ambulancia para atender sus emergencias de salud.

Las situaciones que viven en “la otra costa” van desde la pérdida de familiares o el simple hecho de no poder trasladar a un paciente que necesita atención médica especializada. 

Juan Marval, habitante de Araya, asegura que “pasó las de Caín” cuando sufrió peritonitis y debía ser operado de emergencia. Un amigo pescador le prestó apoyo en su bote, pero conoce casos que no han corrido con la misma suerte, como las personas heridas de bala, que requieren atención inmediata para no desangrarse.

Los vecinos de la península de Araya también padecen el cierre de la principal empresa prestadora del servicio de “tapaítos”, que incluso, eran utilizadas por los visitantes para disfrutar de las playas del municipio Cruz Salmerón Acosta.

En 2022, las autoridades anunciaron un plan de ordenamiento territorial y desarrollo turístico para la península de Araya en convenio con Fedeindustria Sucre, pero el proyecto no ha visto luz. 

Solo quedó inaugurada una ruta de transporte acuático a través de una embarcación dispuesta por el Instituto Nacional de Espacios Acuáticos (INEA), que sale del muelle de una empresa privada prestadora de servicio en Cumaná.

Este transporte realizaba varios viajes al día, pero no se encuentra en las mejores condiciones mecánicas y ha limitado el servicio a una salida en la mañana (Araya-Cumaná) y otra en la tarde (Cumaná-Araya).

Siempre viajamos en la lancha del Gobierno, aunque a veces está dañada, no sale en el horario correspondiente o le falta combustible, pero viajar en las lanchas destapadas es fatal. El trayecto en esas lanchas destapadas es inseguro y en las tardes el mar está muy picado”, comentó Daisy Salazar.

Quienes utilizan el servicio de los botes, deben pagar cinco bolívares más que en la lancha oficial, en la que el pasaje cuesta 10 bolívares. 

Península de Araya
La falta de transporte complica la vida de quienes tienen que acudir a Cumaná desde Araya. Foto: Cortesía Gleen Lugo

El presidente de la Asociación de Pescadores del municipio Cruz Salmerón Acosta, Hediberto Rodríguez, indicó que los lancheros que trabajan en la ruta Araya-Manicuare-Cumaná, tienen que comprar gasolina revendida porque en la estación de servicio de Marina de Cumaná le venden al pescador 120 litros por bote y no es suficiente para cubrir la faena. 

Quienes trabajan con transporte tienen que comprar gasolina bachaqueada y eso repercute directamente en el precio del pasaje”, indicó el dirigente.

Alta demanda

Maribel Pereda, una señora que limitó sus salidas hacia Cumaná a una vez al mes, dijo que solo se acercó a la capital sucrense para ir al médico y comprarle zapatos a su nieto, porque en Araya el comercio no ofrece variedad.

A veces uno no encuentra cómo regresar a la casa porque la lancha del Gobierno hace el viaje de la mañana y vuelve a salir a las 4:00 p. m., pero si uno viene a hacer una diligencia o si no tiene con qué comerse algo, ¿cómo hace? A veces hay que buscar dónde quedarse, porque al final de la tarde, deciden que no va a salir”, detalló.

Pereda no pierde la esperanza de que el alcalde del municipio Cruz Salmerón Acosta, Daniel Ruiz, cumpla su promesa de poner operativa otra embarcación para atender la alta demanda de transporte. 

Para Carmen González la situación no deja de ser desesperante, pues si llega luego de las 6:00 p. m. a la capital de la península de Araya, debe pagar hasta 50 bolívares por un mototaxi hasta su casa en la población de Caimancito.

Península de Araya
Pasajeros indicaron que viajar en los llamados “tapaítos” es una odisea. Foto: Cortesía Gleen Lugo

“Estoy esperando desde las 6:00 a. m., pero no agarré la lancha porque tenía exceso de pasajeros y las colas larguísimas. Lo que hice fue agarrar el bote y también fue otro diluvio de gente”, comentó.

Asegura que la demanda es tan grande, que muchas personas amanecen en la plaza del pueblo porque no tienen dinero para pagar taxi “y a la hora que llegamos ya no hay camioneticas para llegar a la casa”, añadió.

Araya de calamidad en calamidad

El transporte no es el único problema que padecen los habitantes de Araya. El deterioro de su calidad comienza por la falta de suministro regular de agua potable, pues pasan hasta tres meses sin recibirla y han llegado al extremo de sacar agua de las alcantarillas o aprovechar la intensidad de las lluvias para sobrevivir. 

De acuerdo con los indicadores de pobreza analizados en la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), 85 % de la población del municipio Cruz Salmerón Acosta vive en pobreza extrema, situación que evidencia las necesidades económicas y sociales de sus habitantes. 


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