Internacionalistas resaltan los aportes que puede hacer España a una negociación por Venezuela

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Rosa María Pérez y Félix Arellano, especialistas en relaciones internacionales, saludan la iniciativa española aunque son escépticos sobre los resultados que pueda arrojar su participación en la búsqueda de soluciones a la crisis venezolana. Arellano reconoce que el PSOE puede encontrar un balance entre el acceso a Miraflores que facilita José Luis Rodríguez Zapatero y la postura de defensa de los Derechos Humanos de Felipe González.

Caracas. Contrario a lo que podría dictar la lógica de las relaciones históricas entre Venezuela y España, el gobierno de ese país nunca ha estado involucrado de manera protagónica en ninguno de los cuatro procesos de diálogo, negociación y mediación instrumentados desde 2014 para buscar salidas concertadas a la crisis venezolana.

La reciente visita a Caracas de la secretaria de Estado de España de Asuntos Exteriores para Iberoamérica y el Caribe, Cristina Gallach, parece imprimir un cambio a ese rol de espectador, o de trabajo tras bambalinas que hasta ahora había tenido el Palacio de Santa Cruz en las negociaciones venezolanas.

En el diálogo instalado en abril de 2014 participaron el Vaticano y a los cancilleres de Colombia, Ecuador y Brasil, todos como actores de buena fe. En octubre de 2016, el Vaticano volvió a intentarlo, pero esta vez acompañado a título personal por los expresidentes Ernesto Samper (Colombia/Unasur), José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá). En diciembre de 2017, República Dominicana acogió una mesa de negociación con participación de los gobiernos de México, Chile, Bolivia, Nicaragua y San Vicente; y otra vez Rodríguez Zapatero, siempre a título personal. Y en abril de 2019, entró al campo el reino de Noruega como jugador solitario, aunque avalado por su amplia trayectoria en pacificación y la vista favorable de los países occidentales interesados en una solución a la tragedia venezolana.

Entonces, la visita de Gallach y su interés por conversar en primera persona con todos los actores, ha sido recibida con buenos ojos, pero sin altas expectativas sobre resultados inmediatos, por los internacionalistas Félix Arellano y Rosa María Pérez. Arellano es profesor titular, exdirector de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y miembro de la Mesa de Análisis Coyuntural del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB; y Pérez es profesora asociada de la Facultad de Derecho de la UCV y dirige el Departamento de Relaciones Internacionales de la Escuela de Estudios Políticos de esa casa de estudios.

Expectativas bajas

Aunque ambos especialistas difieren en parte de su lectura sobre los aspectos relativos a la preparación de la visita, coinciden en saludar la iniciativa de la diplomacia española, sobre todo luego de los recientes y sucesivos desplantes de Nicolás Maduro, con Europa, y en particular con España, acaecidos en febrero.

Como se recordará, primero Maduro ordenó la expulsión de la embajadora de la Unión Europea en Caracas, Isabel Brillhante en retaliación por incorporar a 19 funcionarios de su administración en la lista de sanciones individuales; y horas después, el mandatario no se midió en insultos a España y a su canciller por haberse entrevistado con desplazados venezolanos en Cúcuta.

“No tengo grandes expectativas sobre lo que se pueda lograr. Creo que el Comité de Postulaciones Electorales puede dar un pésimo madrugonazo, que indique una vez más que del lado de Maduro no hay mayor disposición a moverse porque se sienten sólidos. Sin embargo, la alternativa es seguir viendo todo desde Bruselas”, dejó claro Arellano.

“Es un tema de tiempo y de voluntad manifiesta del gobierno de Maduro a sentarse. Hasta ahora se han visto muy cerrados. Politizan un tema de salud pública como lo es la vacuna. El mundo político se mide en términos de resultados y yo siento que el gobierno venezolano está un poco cerrado a ese tipo de interlocución”, apuntó Pérez.

El aporte de España

Rosa María Pérez resaltó que España no es un actor más en el tablero europeo, sobre todo cuando se trata de Latinoamérica: “Es un actor que ha ejercido liderazgo y vocería en este contexto, que tiene un peso bien específico. Es lo que se llamaría un actor guía”.

Recalcó que su actuación debe afinarse en el tiempo, orientado a la cooperación: “El aporte español estaría en lograr mesas de negociación que conlleven acuerdos concretos entre las partes no solo en el tema político, sino también respecto a la pandemia y las vacunas”.

Arellano coincide y resalta que la visita reciente Gallach se concentró en tres temas medulares: vacunas, crisis humanitaria y renovación del Consejo Nacional Electoral. No obstante, reitera su escepticismo sobre grandes y esperanzadores resultados:

“Miraflores se siente muy consolidada para hacer concesiones. Sienten que podría vivir como Cuba, con su bloqueo a perpetuidad. Es lo que transmiten. Me parece muy bien el esfuerzo español porque hay que ejercer presiones. El otro escenario es no hacer nada, que es más o menos el escenario Trump: vivir declarando en Twitter y punto. Eso no ayuda, sino que dispersa, deteriora”.

El profesor apunta otros dos factores que favorecen la posición de España para hacer aportes al caso venezolano. Primero, el hecho de que España se montaría sobre mecanismos de mediación previos como el de Noruega y el Vaticano.

“Felicito a Noruega por su esfuerzo. Ahí hay un dossier, una información valiosísima y no se quedó congelada en el tiempo, la siguen actualizando. Con respecto al Vaticano, no obstante su enorme experiencia en negociaciones, creo que en el caso venezolano improvisaron y la improvisación se paga caro. Con República Dominicana faltó disciplina de todas las partes, incluyendo República Dominicana. Luego vino el problema de Donald Trump que no jugó a favor de Noruega, que dispersó y fragmentó. Ahora tenemos una Casa Blanca interesada en el tema pero con bajo perfil”, resaltó.

Y segundo, acotó Arellano, España tendría mucho que aportar a través de la relación del PSOE con Maduro y la oposición: “Con el PSOE, España tiene acceso a Miraflores y a la oposición, a todas las partes como lo tiene el Vaticano. Eso es importante. España trata de jugar con equilibrio. Tienen a Zapatero que es una ventaja, un canal, abre unas puertas, pero no están jugando a las declaraciones irresponsables de Zapatero. Están siendo muy cuidadosos en la manera de manejar el tema”, indicó.

Sobre el rol que podría jugar el expresidente en esta nueva tentativa, fuentes consultadas indicaron que si bien Zapatero tiene un liderazgo dentro de su partido e incluso recientemente ha participado en paneles políticos con Gallach, no goza de demasiada popularidad dentro de la Cancillería española por estos días: “No es previsible que Zapatero esté involucrado en este acercamiento. No lo creo. En Cancillería no lo quieren mucho”, dijo una fuente bajo condición de anonimato.

Con Noruega sí, contra Noruega no

En opinión del profesor Félix Arellano, el gobierno español no está buscando sustituir el trabajo diplomático y de mediación hecho por Noruega desde 2019, pero sí podría estar aprovechando una coyuntura: el hecho de que Estados Unidos ha asomado un abordaje multilateral del caso venezolano.

“Siempre ha sido tradicional que España juegue un rol protagónico en Iberoamérica por razones de historia, idioma, vínculos. Y ahora se suma el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dentro del cual tienen a Zapatero, vinculado a Miraflores, y a Felipe González con vínculos en la oposición. Dos altos niveles del PSOE jugando. Creo que Cristina Gallach llegó a Caracas con 17 banderas de la Unión Europea detrás y una línea directa con el equipo del secretario de Estado de Estados Unidos. La UE encuentra en este momento una coyuntura importante”, indicó.

Pérez coincide en que España no estaría buscando suplir a Noruega como principal mediador para la búsqueda de acuerdos entre sectores políticos venezolanos: “No perdamos de vista que Noruega tiene una tradición en lo que a mediación se refiere que la ubica en un sitial importante. Ahora, la propuesta de Noruega no se logró en términos de resultados, pero dio pasos concretos. Se crearon mecanismos y herramientas que apoyaron el diálogo y la negociación. Entonces España no debería oponerse a eso”, sostuvo.

Pero tiene la tesis de que la venida de Cristina Gallach fue diseñada por iniciativa de España, desmarcada de la Unión Europea e incluso con contradicciones internas dentro de la propia Cancillería:

“Creo que hay señales contradictorias, confusas. Siento que la visita y tono de Gallach contrastan con la posición de la Cancillería española. Vimos a la canciller González Laya cuando visitó la frontera y cuestionó al gobierno venezolano. Ahora parece que Gallach quiere tender puentes entre los diferentes actores políticos”, sostuvo.

Una semana antes de la venida de Gallach a Caracas, el jefe de la diplomacia de la UE –y a la sazón excanciller de España– afirmó que las elecciones regionales y locales previstas en Venezuela este año constituyen una “nueva oportunidad” para alcanzar acuerdos entre los actores políticos venezolanos: “La UE hará todo lo posible para ayudar”, añadió Borrell en esa oportunidad.

El modelo iraní

Una de las características que han tenido los últimos mecanismos de negociación y diálogo político en Venezuela es que no han incluido a aliados ideológicos/económicos de Miraflores como Cuba, Rusia o China.

El profesor Arellano considera que el mecanismo instalado esta semana en Viena para retomar las conversaciones sobre el Acuerdo Nuclear Iraní podría servir de espejo para el caso venezolano: “Irán y EE. UU. no van a estar sentados los dos en la mesa en esta primera etapa, sino que será una suerte de mediación llevando y trayendo, como ha hecho Noruega aquí en Venezuela. Y lo interesante del ejercicio con Irán es que dentro del equipo están China y Rusia”.

Como se sabe, en mayo de 2018, Estados Unidos se retiró del Acuerdo Nuclear de Irán. En la reunión esta semana, donde no participó Estados Unidos, la Comisión Administradora del Acuerdo definió un programa de trabajo para iniciar consultas informales con Teherán y Washington para la posible reincorporación de Estados Unidos.

“Entonces en este mecanismo sobre el Acuerdo Nuclear vemos que no tienen por qué estar sentados todos los actores juntos, lo que tienen es que ser consultados, participar. En el caso venezolano podría haber un plan que se construya a distancia, pero con ellos (los aliados de Miraflores) en el proceso. Creo que el tema Irán está generando un precedente muy interesante para Venezuela”, sentenció Arellano.

Foto principal cortesía @CristinaGallach


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