José “Cheo” Blanco se convirtió en el cronista de Lídice

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Este maracucho llegó en 1950 a La Pastora, desde entonces se destacó en el deporte y como dirigente político de AD. Hace seis años comenzó buscar todo lo relacionado con esta urbanización, viajó incluso a Praga y hoy en día tiene armada la verdadera historia de Villa Amelia   

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Lídice, una urbanización de la parroquia La Pastora, es el motor de las andanzas de José  “Cheo” Blanco, un hombre de 74 años que se ha dedicado en los últimos seis años de su vida a buscar en cuanta biblioteca pública y archivo de la nación existe, para dar con la verdadera historia de esta zona ubicada en las faldas del Ávila y que en sus inicios se llamó Villa Amelia.

Lídice se funda con la publicación de la gaceta Oficial N° 6.080 de fecha 28 de junio de 1943. Se hizo en homenaje a la pequeña aldea checoslovaca Lídice, que fue arrasada por los nazis entre la medianoche del 9 y el amanecer del 10 de junio de 1942.

Ese día un total de 192 hombres, 60 mujeres y 88 niños murieron masacrados. “Esa fue la venganza ordenada por Hitler, tras la muerte de uno de sus ayudantes, Reinhard Heydrich. Al año siguiente llega una propuesta de la embajada de Checoslovaquia de fundar comunidades en varias ciudades del mundo. La Cámara Municipal lo aprobó y fue cuando se decidió inaugurar la Urbanización Obrera Municipal Lídice”.

Según Blanco muchos en la urbanización no saben sus orígenes. “Por eso en 2009 se me metió esa espinita de indagar, de buscar las escrituras y así fue me interesó más esta verdadera historia, que comienza mucho antes”.

Lídice, tal como demostró “Cheo”, tuvo varios dueños, desde 1884 hasta 1926. “En 1920 cae en manos de Juan Vicente Gómez, quien le cambia el nombre de Quinta Agua Salud a Quinta Amelia, en honor a una de sus 74 consortes, a quien decide vender y traspasar en 1926”.

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“Cheo” Blanco, buscó en todos los archivos las escrituras de la urbanización. Angeliana Escalona / Cronica Uno

Luego, contó, en 1943 el Estado Venezolano se hace dueño de la Villa Amelia y en 1941 la Procuraduría General de la Nación y el Ministerio de Hacienda deciden donar esos terrenos a la Municipalidad del Distrito Federal.

Pero para dar con esta cronología “Cheo”, quien tuvo una actividad fructífera en el deporte y como activista del partido Acción Democrática, gastó mucha suela de zapato, pagó copias en los archivos y tocó las puertas de mucha gente, entre ellos la del Concejo Municipal, donde pidió un derecho de palabra.

También llegó hasta el cronista de Caracas, Guillermo Durand, quien al ver su trabajo le firmó una carta para que le sacaran unas copias en la oficina de Catastro ubicada en Plaza Venezuela. En el documento lo puso como “cronista” de Lídice.

Oficial o no este cargo, en eso fue que convirtió este maracucho que llegó en el año ’50 a La Pastora.

“No voy a dejar morir la historia de Lídice, esa es la misión que tengo y por eso estoy aquí”.

Y llegó hasta Praga

De primera mano este hombre, que tiene en su casa planos, fotos, escrituras y copias de recibos de la primera venta de los terrenos, quiso conocer las raíces del barrio que les dio cobijo a él a sus ocho hermanos.

De hecho en 2012, en el 70 aniversario de esa tragedia, con sus ahorros y con el apoyo de su familia viajó a Praga.

“El pasaje ida y vuelta nos costó Bs. 14 mil. Fui con mi hija Ivonne, que fue mi reportera, camarógrafa y fotógrafa. Me trataron como un ciudadano ejemplar. El agregado cultural de Venezuela allá, Héctor Castillo, nos recibió muy bien. Pero la alegría más grande fue cuando en medio del homenaje me anunciaron por el parlante, como el cronista de Lídice”.

en su casa tiene mapas y planos de la zona. Angeliana Escalona / Cronica Uno
en su casa tiene mapas y planos de la zona. Angeliana Escalona / Cronica Uno

Blanco no se imaginó que una investigación personal, que nació de la simple curiosidad, que le costó sudadas, dinero y sacrificio (pues tiene un archivo que levantó con su puño y letra, así como también los mapas ampliados), traspasara las fronteras.

Ahora ya tiene todos los cables atados. Lo que no está contabilizado aún son las hectáreas de la urbanización. Blanco fue quien sumó, hasta 1906, que había un registro de cuatro mil 305 metros.  En la actualidad no se sabe cuántas hectáreas son, pero se calculan que en todas esas cuadras viven un poco más de 90 mil personas.

En cuanto al destino final del trabajo, este personaje espera que alguien se motive a la publicación de la historia. “Esta investigación está disponible para las escuelas, para la ciudad, para las instituciones. Aquí está todo”.

Lo otro que me motiva a “Cheo” es que en Venezuela hay muchas mujeres que se llaman así y quizás no saben por qué. “Me gustaría buscarlas, contarles y decirles por qué llevan ese nombre. Tal vez sus padres se lo habrán contado, pero yo se lo voy a recalcar más, con datos, con fotos, investigación. Y creo que se van a quedar muy contentas porque a lo mejor ignoran que llevan un nombre tan bello, tan humano. Después de eso se van a sentir más orgullosas”.

Jose "Cheo" Blanco, cronista de Lidice. 5 de Agosto de 2015. Angeliana Escalona / Cronica Uno
Jose “Cheo” Blanco también dibujó la entrada de la antigua Villa Amelia, el nombre original de Lídice. Angeliana Escalona / Cronica Uno

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