Jugos y refrescos son desplazados por bebidas en polvo sin etiqueta nutricional adecuada

bebidas en polvo

El nutricionista Pablo Hernández, del Observatorio Venezolano de la Salud, explica que el decreto de emergencia económica que existe en el país flexibiliza varios tipos de controles, entre ellos el sanitario, que compete a productos que se traen de otros países.

Caracas. Las bebidas en polvo no son una novedad en el mercado venezolano. Pero el alto costo de la vida, que pone por las nubes el precio de frutas y refrescos, ha ocasionado que marcas reconocidas y permisadas por autoridades sanitarias hayan desaparecido o mermado, dando paso a productos de dudosa procedencia que son comercializados sin la permisología requerida.

Katerin trabaja en un quiosco en la avenida Fuerzas Armadas, cerca de la estación Panteón del BusCaracas, en el centro de la ciudad. “El Fructus es el que más busca la gente; el Melody, aunque es más económico, se vende menos”, explica.

De las famosas marcas Kool-Aid, Tang o Clight pasamos a ver en las estanterías el popular Fructus (también utilizado para preparar cócteles), pero también Meloy, Sprim, Tandy, entre otros.

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Pablo Hernández, magíster en Nutrición y miembro del Observatorio Venezolano de la Salud, explica que muchas de estas bebidas no tienen un etiquetado nutricional adecuado.

Flexibilidad en el control de ciertos productos

“El problema con el etiquetado nutricional y el registro sanitario está en que no se hace porque hay un decreto de emergencia económica (desde 2016 y prorrogado paulatinamente) que permite que haya la flexibilidad en algunos tipos de controles, en específico los controles sanitarios para los productos que se importan al país”.

Estas bebidas en polvo están llenando el mercado en estos momentos y son adquiridas por los consumidores porque las personas buscan con qué sustituir los jugos naturales y las bebidas gaseosas que actualmente están bastante costosas.

Hernández acota que por un tema cultural la mayoría de la población se ha acostumbrado a acompañar sus comidas con un jugo natural o con una bebida gaseosa, pero que ante el fenómeno inflacionario apelan a los refrescos en polvo porque estas bebidas son más económicas y rendidoras.

Los sobres, en algunos casos, tienen una etiqueta adicional con la información sanitaria, como el Sprim, que proviene de Chile. Pero la mayoría de las veces la información no es clara, no está en español, o el registro sanitario no es identificable. Melody, producto fabricado en Turquía, es uno de estos.

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Este producto, proveniente de Chile, cuenta con la etiqueta que contiene el registro sanitario.

Hay productos que vienen de Brasil, de Turquía, de otras nacionalidades, y que su información nutricional no está en español y que no presenta el doble etiquetado, que debería estar por encima de la información del producto con el nombre, sus ingredientes y en algunos casos con la información nutricional.

Muchos de estos productos —destaca el también profesor de Nutrición Humana en la UCV— no tienen un registro sanitario venezolano, ni un control de calidad venezolano ni han pasado por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, ente encargado de vigilar la parte sanitaria y nutricional de este tipo de productos. “Lamentablemente, estamos expuestos”, afirmó.

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El especialista explica que lo que está sucediendo con estas bebidas en polvo también ocurre con la leche, cereales y granos que provienen de otros países y que son importados por costos, por negocio, pero no por su calidad nutricional. Ya se han publicado trabajos sobre la mala calidad de la leche que viene en las bolsas Clap, porque no aportan la cantidad de proteína y de calcio que deberían, y además son excesivas en carbohidratos y en sodio, que es el componente de la sal.

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Consumo abundante y prolongado puede afectar la salud

El nutricionista aprovecha para advertir que el consumo de este tipo de bebidas no proporciona los mismos beneficios de consumir un jugo natural. Estas bebidas en polvo tienen edulcorantes, o azúcar de mesa o simplemente glucosa, que es el azúcar que tenemos en nuestra sangre y que se absorbe de forma muy rápida, lo cual es riesgoso para las personas que tienen diabetes o que tienen problemas para controlar el azúcar en la sangre.

Tener un consumo prolongado y abundante de este tipo de bebidas puede traer consecuencia importantes para la población sobre todo desde el punto de vista de las enfermedades crónicas no transmisibles: diabetes, hipertensión arterial o enfermedad cardiovascular en general, cáncer, obesidad, etc.

“La mayoría de estas bebidas tiene un sabor bastante artificial, no se asemejan para nada a los jugos naturales que los consumidores están tratando de sustituir; si ves los ingredientes, la gran mayoría carece de algún ingrediente natural, son simplemente saborizantes y colorantes con azúcar, sodio y otros aditivos que le agregan para mantener el producto durante mayor tiempo”.

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