Isolina Cabrera es una de los más de 200 propietarios de la urbanización Mata Redonda, al sur de Maracay, que perdió su único patrimonio. Hoy, sigue esperando que el Estado la indemnice, mientras vive arrimada en un corroído edificio, cuyas bases fracturadas evidencian el alcance de las aguas del lago.

Maracay. Isolina Cabrera, llegó con 26 años a Maracay. Recién casada decidió, junto a su esposo, comprar una vivienda en un urbanismo para clase media, que en la década de los 80 se había construido al sur de Maracay con costos accesibles para la época.  

En julio de 1982, esta anzoatiguense junto a su esposo cumanés, se estableció en la capital de Aragua.

“Vivíamos en Caracas, pero allá era imposible comprar vivienda y un compañero de estudios de mi esposo nos invitó un día a ver el urbanismo de Mata Redonda. Nos gustó y compramos”, dijo.

Allí, conformó a su familia y nacieron sus tres hijos. Su esposo gozaba de un empleo muy bien remunerado, por lo que Isolina Cabrera pudo dedicarse por entero a su hogar.

En 1986 se comenzó a vislumbrar que el lago estaba creciendo y que estábamos muy cerca de la cota de seguridad. El lago fue creciendo y creciendo, y con él nuestras angustias”, dice.

Nadie les advirtió a Isolina Cabrera y a su esposo, que la casa de sus sueños estaba construida sobre unos terrenos localizados a 410 msnm, a escasos dos metros de la cota de seguridad del lago.

Después de varias inundaciones, entre ellas las del 2011 y 2020, cientos de viviendas en la Punta y Mata Redonda fueron afectadas por las aguas del contaminado lago de Valencia.

“En la inundación del 2020 el agua superó el metro y medio dentro de mi vivienda”, cuenta Isolina.

Y lo perdió todo. Su esposo murió en 1995 con apenas 44 años de edad y ella quedaba a cargo de tres hijos de 18, 15 y 13 años.

Lista interminable

Para restituir su derecho a la vivienda, Isolina Cabrera se sumó a la larga lista de propietarios que en 1999 demandaron ante el TSJ la indemnización de sus viviendas. El máximo tribunal falló a favor de los demandantes, siete años después. La sentencia 1632 les concede un amparo que fue ratificado en 2007 con otra sentencia: la 1752.

Lago de Valencia
Con casi 70 años, Isolina Cabrera debe almacenar agua porque tampoco cuenta con el servicio por tubería. Foto Gregoria Diaz

Más de 200 propietarios de Mata Redonda y La Punta, llevan 17 años a la espera de que los indemnicen y, en ese tiempo, muchos han enfermado gravemente o han muerto.

“Ese es mi patrimonio y yo lo defiendo”, responde cuando se le pregunta por qué insiste en quedarse en una zona de tan alto riesgo.

Isolina aún no cumple los 70 años. Su vitalidad es envidiable, aunque reconoce que las piernas le fallan, cuando debe subir tres pisos hasta el apartamento que una vieja amiga le dio prestado, después de la última inundación en Mata Redonda.

Lago de Valencia
Más de 200 propietarios en Mata Redonda aún esperan ejecución de la indemnización. Foto Gregoria Diaz

En ese edificio, también hay evidencias de la corrosión y humedad que ocasiona la cercanía con el lago de Valencia. Unas inmensas grietas se notan en las bases del edificio, que además no cuenta con agua por tubería ni ascensores.

Isolina Cabrera aspira a pasar su vejez en una casa que pueda adquirir en un lugar seguro y así dedicarse a visitar a sus hijos en Uruguay y Georgia, a donde emigraron sus otros dos hijos.

“Si me voy, ¿quién reclama mi único patrimonio y la única herencia que mi esposo y yo pretendíamos dejarles a nuestros hijos?, se pregunta.

Mientras tanto, al menos dos veces a la semana, va hasta su vivienda para cuidar que los invasores no terminen de destruir lo que el lago dejó en pie.


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