En Venezuela, los medicamentos hidroxicloroquina y cloroquina se empezaron a administrar desde finales de marzo a infectados, personas cercanas a ellos y hasta a personal sanitario, según voceros oficiales. Desde el inicio de la pandemia, la OMS ha estado en el ojo del huracán por sus contradicciones en relación con la COVID-19.

Caracas. Tres días después de que la revista británica The Lancet publicara un estudio de observación sobre hidroxicloroquina y cloroquina y sus efectos en pacientes que han sido hospitalizados por COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió suspender temporalmente los ensayos clínicos con ese medicamento.

De esta forma, la agencia sanitaria de Naciones Unidas echó para atrás la aplicación de la hidroxicloroquina en ensayos clínicos que había estado haciendo desde marzo, cuando lanzó el proyecto “Ensayo de la Solidaridad” con el fin de generar datos capaces de demostrar la efectividad de los tratamientos.

Los autores del estudio de The Lancet concluyeron que, con el uso de esos medicamentos, los pacientes tenían 45 % más riesgo de muerte que quienes ya sufrían otras patologías. Para ello se basaron en datos de 96.000 pacientes en varios hospitales del mundo.

Alto riesgo

18 % de los pacientes que fueron tratados con hidroxocloroquina fallecieron y lo mismo ocurrió con 16,4 % de quienes recibieron cloroquina. Combinados con antibióticos, fallecieron 22,8 % de los que le aplicaron cloroquina y 23,8 % con hidroxocloroquina.

La doctora Soumiya Swaminathan, científica jefe de la OMS, aclaró que en los ensayos de la organización solo está incluida la hidroxocloroquina y que planean seguir examinando los datos de los 3500 pacientes que se tienen hasta ahora.

“Solo queremos usar la hidroxicloroquina si es segura y eficaz y si reduce la mortalidad y el tiempo de hospitalización sin incrementar otros riesgos”, explicó Swaminathan, y añadió que la decisión de suspenderla del Ensayo de la Solidaridad se revisará una vez que se reúnan los datos de los estudios.

Su uso ya se había extendido

Países como Estados Unidos, Brasil y Francia ya estaban aplicando ambos medicamentos para tratar pacientes con COVID-19, aunque en el caso del último solo era para casos graves en los hospitales. En Venezuela se empezó a implementar desde finales de marzo a infectados, personas cercanas a ellos y hasta a personal sanitario, según voceros oficiales.

Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó este mes de que no hay evidencia “de buena calidad” que demuestre la eficacia de la hidroxicloroquina y la cloroquina contra la COVID-19, y pidió a los gobiernos de la región prevenir la automedicación.

El uso de cloroquina o hidroxicloroquina sin seguir las directrices y las recomendaciones vigentes puede tener efectos adversos, entre ellos, una enfermedad grave y la muerte, advirtió el organismo continental.

En Venezuela el tratamiento es generalizado

El 23 de marzo, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, admitió que su gobierno estaba utilizando cloroquina como tratamiento para pacientes con COVID-19 y que tenían “tratamientos suficientes” para atender a 115.000 pacientes

Por su parte, la Sociedad Venezolana de Medicina Interna (SVMI) publicó un informe el 6 de abril en el que detalla los efectos antivirales que, en teoría y con base en estudios hechos por organismos internacionales, tendrían la hidroxocloroquina y la cloroquina en el organismo.

“Se debe realizar con plena responsabilidad el monitoreo de las reacciones adversas a medicamentos (RAM) y la educación al público (conocimiento, identificación y consulta) de las consecuencias adversas que pueden suceder”, advirtió entonces la SVMI sobre el uso terapéutico de ambos medicamentos.

El toma y dame de la OMS

Desde el inicio de la pandemia, e incluso antes de que fuera declarada oficialmente así, la OMS ha estado en el ojo del huracán por sus contradicciones en relación con la COVID-19 y la lenta respuesta que dio a la situación.

El 12 de enero la OMS afirmó que la probabilidad de que los casos positivos salieran de la zona de origen era escasa y que no se había constatado una transmisión significativa del virus de persona a persona; semanas después, confirmó lo contrario.

El organismo señala en su página web que el contagio se puede dar por contacto con superficies infectadas, sin embargo, el 16 de mayo informó que aún no han encontrado “pruebas concluyentes” de que eso sea posible.

Tapabocas de la discordia

Desde el inicio de la pandemia, la OMS ha recomendado que solamente las personas que presenten síntomas deben utilizar mascarillas para así evitar contagiar a las personas sanas, pues “no hay pruebas” de que su uso por parte de personas sanas “prevenga la transmisión de la COVID-19”.

Aun así, deja abierta la posibilidad de que los gobiernos locales exijan o no el uso de tapabocas “siguiendo las mejores prácticas sobre cómo usarlas, quitarlas y desecharlas”, en especial aquellos países en los que no es posible o resulta difícil rastrear los contactos del contagiado o realizar pruebas.

Es segura contra la malaria

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, precisó que la hidroxicloroquina y la cloroquina son seguras en pacientes con enfermedades autoinmunes y la malaria.

Tedros se pronunció después de que la OMS suspendió temporalmente los ensayos en los que se está probando la hidroxicloroquina con pacientes con COVID-19, y de que la revista The Lancet publicó un informe en el que avisaba que este tratamiento estaba relacionado con un mayor riesgo de muerte y enfermedades cardíacas.


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