Padres y representantes ponen sus servicios profesionales a disposición del colegio a cambio del pago de las mensualidades. Incluso en algunas instituciones se valen de esa práctica para sustituir a los maestros que se van del colegio con el fin de emigrar o dedicarse a otra actividad.

Caracas. La crisis económica ha hecho que las finanzas de los colegios lleven un signo negativo escrito con tinta roja. Los planteles privados buscan alternativas para hacerle frente a esa adversidad. En medio de una hiperinflación que se come cualquier presupuesto, una de las estrategias que han ideado es el “trueque escolar”, práctica con la que esperan garantizar la continuidad de la actividad escolar y la operatividad de la institución.

Con ese mecanismo intentan afrontar los gastos y la dilución de los ingresos, que inciden en el deterioro de la planta física. La estrategia posibilita por lo menos un mantenimiento mínimo que les permita seguir funcionando.

Ese es el caso de una institución en El Paraíso, donde los padres y representantes prestan servicios profesionales como forma de pago.

Aprovechamos la capacitación de nuestros representantes a cambio de las mensualidades. Quien nos hizo recientemente el servicio de los aires acondicionados es un papá que tiene tres hijos. Cobró lo menos que se podía, hizo el trabajo y eso se lo descontamos de las mensualidades. Otro papá que tenía un conocido en la imprenta nos consiguió los talonarios más económicos, narra la administradora de la institución.

Hasta el 1º de marzo la mensualidad que cobraban a los estudiantes estaba en 200.000 bolívares.

Esa no es la única maniobra para sobrevivir que han implementado. La medida de aceptar servicios profesionales a cambio de mensualidades la tomaron luego de un período de reducción de gastos. Por ejemplo, eliminaron la emisión de facturas y circulares en forma física; ahora las envían por correo o por el grupo de WhatsApp. Antes se pintaba el salón en su totalidad; ahora solamente se repara el bachecito, se quita el pedazo que está feo. Desde que arrancó el año escolar la situación se agravó, pero en enero se hizo aún peor. Estamos sobreviviendo, dice la administradora.

El Ministerio de Educación continúa pidiéndoles un análisis de costos y presupuestos en forma anual, algo que, señala, es imposible. Lo que calculas hoy ya mañana no es real. Si se daña el enfriador de ozono, se deja así hasta nuevo aviso; muchas de las cosas uno mismo termina reparándolas.

Al iniciar el período académico un preescolar caraqueño fue cerrado incluso después de haber recogido la lista de útiles, señala la administradora. Le subieron de una manera tal el alquiler que tuvo que cerrar. Ya sabemos que el colegio de atrás el año que viene va a dejar de funcionar. La mayoría de las instituciones en esta zona están en venta, pero no hay quien las compre.

Expresa que han preparado dos propuestas salariales para discutir con padres y representantes con el fin de compensar el salario de las maestras y garantizar que puedan permanecer en el aula hasta que finalice el año escolar. “Estamos buscando las mil y una opciones para poder continuar”.

Finalizando enero, la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos de Socioeconómicos abrió un procedimiento a todos los colegios del oeste de la ciudad. Los directivos desconocen el motivo.

Le pedí a la chica que me vino a traer la denuncia que me entregara la multa más alta para que me dieran el motivo de cerrar sin remordimientos, aseveró.

El procedimiento continúa abierto.

Sin alternativas

El Ministerio de Educación envió en enero una planilla a los colegios para determinar la cantidad de docentes que habían renunciado para irse del país. Ellos saben que sí se están yendo, y por eso nos pidieron llenar la lista. En enero hubo un grupo de maestros que se fue, cuenta una docente de un plantel en El Paraíso.

“Deben tomar en cuenta a los docentes, administrativos y obreros con situación de migración; el supervisor circuital deberá traer los soportes para poder abrir el procedimiento”, se lee en el pie de página de la planilla. El presidente de la Asociación Nacional de Institutos Educativos Privados, Alejandro Conejero, indica que “la fuga de profesores ronda 40 % en la educación privada”.

Para entonces a la institución le hacían falta dos maestras.

Un papá vino a ofrecerse a dar las clases de matemáticas en sexto grado. Sin costo. Nos dijo que planificáramos y le informáramos sobre los días, que él venía y daba sus clases. Al final conseguimos a la maestra, pero de igual forma vendrá, dijo la docente.

La misma situación se repite en otros colegios, donde los padres se ofrecen como profesores de algunas materias o hacen suplencias gratuitamente en caso de que falte algún maestro, todo con el fin de que los niños no sean devueltos a sus casas.

En una institución del oeste de la ciudad, un papá —ingeniero— se ofreció a dar clases de inglés, con el único objetivo de que su hijo y sus compañeros, estudiantes de cuarto año de bachillerato, no dejen de ver esa materia, pues el maestro que la impartía renunció y no han podido contratar a un sustituto.

Muchos colegios están de manos atadas ante la fuga de maestros, que no solo renuncian para irse del país, sino también con el fin de trabajar en lugares más cercanos a sus casas o dedicarse a la economía informal, que no les exige presencia diaria y por la que reciben mejor remuneración.

Fotos: Francisco Bruzco

Encuentra esta nota en la edición impresa de El Nacional #11Mar

Foto referencial: Francisco Bruzco


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