Trabajadores de Guayana afirman que no han tenido una amenaza directa para votar el 6-D, pero admiten que el miedo persiste por las coacciones que recibieron en elecciones anteriores.
Puerto Ordaz. Ir a votar el 6-D en las parlamentarias es para algunos una convicción, para otros una coacción. En las industrias de Guayana, el Gobierno usa los procesos electorales como una forma de coacción para que trabajadores asistan y voten por sus candidatos.
Las amenazas van desde perder el empleo o dejar de recibir una bolsa de alimentos. Son las mismas amenazas que reciben desde que comenzó la cuarentena en marzo. Reclamos por falta de transporte, equipos de bioseguridad, salarios y demás beneficios contractuales, reciben como respuesta amenazas de desactivación de sus fichas y ser enviados a casa.
Para las elecciones del 6 de diciembre no cambia mucho el panorama, Trabajadores afirman que si bien no han recibido una amenaza directa, la mayoría la asume indirectamente por experiencias en comicios pasados.
El secretario general del Sindicato de Trabajadores de Ferrominera (Sintraferrominera), Rubén González, aseguró que hay “amenazas incesantes”.
Estas amenazas incesantes las hacen los supervisores, los gerentes, los superintendentes y los mismos presidentes de las empresas. Dicen que nadie vaya a la consulta, pero también los intimidan para que vayan a votar el 6-D. Inclusive, es tanto así que utilizan todos los buses, vehículos que no son para transportar personas, para llevarlos a su actividad, pero van chantajeados, con presión”, denunció.
Amenazas en el discurso
González se refirió directamente al cierre de campaña del Gran Polo Patriótico en Bolívar. Más de 50 autobuses se usaron para la movilización a este acto, incluyendo la unidad de transporte para el personal de los hospitales doctor Raúl Leoni y Uyapar, en Ciudad Guayana. Debido a esto, las enfermeras no asistieron a sus puestos de trabajo en los turnos de la mañana y en la tarde del 30 de noviembre.
Una de las frases de Diosdado Cabello que más causó indignación fue la del “el que no vote, no come”. Sin embargo, la frase alude a un doble sentido al referirse previamente a la mujer como la que impulse el voto en su hogar.
“Yo sé que es la mujer la que se va a levantar tempranito, y va a decir en la casa: Epa, a levantarse con la diana Carabobo, porque hay que ir a votar. Claro, el que no vota, no come. Para el que no vote no hay comida. (Risa) El que no vote, no come, se le aplica una cuarentena ahí”, dijo Cabello.
Las promesas
Una medida de coacción para votar el 6-D es nuevamente la oferta de discusión de contratos colectivos en las empresas básicas. Aunque los dirigentes del oficialismo sostienen que no están ligados a la campaña electoral, han hecho hincapié en los “candidatos obreros” como impulsores del proyecto.
No obstante, fueron estos mismos los que avalaron la eliminación de contratos colectivos y tablas salariales en 2018.
Lo cierto es que mientras ofrecen mejoras contractuales, los trabajadores mueren de mengua: en menos de dos semanas fallecieron dos trabajadores, uno de Alcasa y otro, de Sidor, por no recibir la atención médica oportuna. Los seguros están suspendidos y los hospitales desasistidos.
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