La película está disponible en Disney+ desde abril. Cuenta la historia de una joven que desea cumplir el sueño de su padre.
Caracas. Finalmente se puede ver Raya y el último dragón en la plataforma Disney +, la más reciente película animada del estudio del ratón Mickey.
En esta historia, la compañía vuelve a adentrarse en el imaginario asiático, como hizo también el año pasado con la nueva versión de Mulán. Ahora, en este largometraje, cuenta la historia de la pequeña hija de un idealista padre que quiere volver a unir a las distintas civilizaciones que antes conformaban Kumandra, donde vivían en armonía junto con los dragones.
Todo cambió cuando ciertas fuerzas malignas se convirtieron en amenazas, y los dragones, para mantener la estabilidad, se sacrificaron. Esas fuerzas terroríficas se materializan en los Druun, criaturas mágicas que atacan y petrifican al resto de los seres.
Entonces, una gema se convirtió en la depositaria de toda esa energía producto de la inmolación de estos seres mágicos y nobles. Y esa gema quedó en manos de la gente de Corazón, como se llamó uno de los territorios en los que se dividió Kumandra. La gema mantiene a salvo a la humanidad del peligro.
En Corazón vive Raya con su padre, quien cree necesaria la unión para recobrar el fulgor de otros tiempos. Y es que desde que la gema especial está en territorio Corazón, ha habido molestias en los habitantes de las otras regiones, desconfianza total en Colmillo, Columna, Cola y Garra, las otras zonas en las que se dividieron los humanos en Raya y el último dragón.
Hay especial reconcomio hacia Corazón, de quien dicen es próspera por poseer la gema. Sin embargo, el jefe Benja de Corazón no se pavonea. Considera imperiosa la unión de todos los habitantes de lo que antes fue Kumandra.
Entrena a su hija Raya para que lo secunde en su objetivo y proteja la gema. Convoca a una reunión con los líderes de cada zona, pero lo traicionan. La gema se parte en pedazos, regresan los Druun, y cada tribu se lleva un pedazo a su territorio.
Pasan los años, y Raya está decidida a encontrar a Sisu, dragón que se cree todavía vive. Además, se traza como objetivo recuperar las piezas de la gema.
Así comienza Raya y el último dragón, una obra de aventuras con todos los elementos de este tipo de producciones. En el camino, Raya pasa de ser una joven solitaria con un propósito, para sumar a su causa a otras personas que también viven sus duelos personales ante el avance de los Druun. Todos han perdido a alguien, como Raya a su papá.
La película es dirigida por Don Hall, Carlos López Estrada, Paul Briggs y John Ripa, un equipo en el que figura el primero, quien fue director de Big Hero 6.
El largometraje de casi dos horas de duración transcurre de una manera predecible, pero entretenida, hasta que empiezan a surgir los virajes en la historia, esos que van configurando el mensaje que busca subrayar.
Raya y el último dragón destaca el poder de la unión, sin dudas, para resolver los problemas, pero también hace hincapié en cómo superar las traiciones, aquellos viejos rencores, para volver a confiar. Los Druun representan los mayores temores de los habitantes de Kumandra, pero ante la adversidad, en la trama también hay cabida para el salto al vacío que es el perdón, gestos ejemplificantes para que el resto, en absoluta entrega, también dejen atrás las rencillas y el sinsabor por lo ocurrido, para dar un paso al frente por un objetivo mayor.
No se trata de una película que permanecerá en el Olimpo de Disney. No vendrá a la memoria inmediatamente cuando se piense en el estudio, pero tampoco es desdeñable. Cumple su misión de entretener, además de subrayar un mensaje que forma parte de la vida.
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