Jesús Reguetty descubrió hace 7 años que con una carcajada no resuelve los problemas políticos o económicos del país, pero sí que cada día él y los que están a su lado se hacen mejores personas

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. “Si se ríe feo”, “qué escandalosa es”, “se está burlando de mí”, “ella le pela los dientes a cualquiera”. Esas frases son comunes escucharlas cuando uno viaja en Metro, está en el mercado o en una reunión vecinal. Pero no muchos se imaginan que una buena sonrisa y, también, una ruidosa carcajada es la llave del éxito para una buena salud y una vida feliz.

Jesús Reguetty, oriundo de Apure, desde 2008 práctica fielmente esa filosofía de reírse desde las entrañas. Un día se paró con un cartelito en el parque del Este que decía “ven, vamos a reírnos durante una hora”.

“Más de uno me pintó una paloma. Pero no desistí. Al año me fui a La India, donde nace el yoga de la risa. Allá en una sola ciudad hay cerca de 200 clubes de la risa y es una rutina que la gente le dedique por los menos 20 minutos a este ejercicio, antes de meterse en una cola vehicular, de entrar a una reunión o ir al médico. Las personas se desestresan así”, relató.

Cuando regresó de India se fue al mismo parque acompañado de Jesús Reyna. Ambos decidieron romper las barreras y pararse frente a un público que estaba en lo suyo: en el deporte y  la recreación.

Empezaron de martes a viernes, luego iban un domingo sí y otro no. Como mucho unas 20 personas se sentían atraídas viendo a otros reír con emoción.

“Al final la respuesta fue muy positiva. Nos empezaron a llamar y a preguntarnos que si no había risa ese día. Incluso a las 5:00 am nos mandaban mensaje así: jojojo, jajajaja. Y ya no paró, ahora en varias ciudades de Venezuela usan esta técnica”, contó.

La idea, dijo, era crear espacios donde -sin importar la política, la posición económica, si eres gordo, flaco, negro, blanco- no se diera cabida a la violencia, sino a la integración.

Cómo lo hacen

A mediados de 2010 decidieron quedarse en el parque y fijar un punto de encuentro. Por su puesto quienes más se sentían interesados eran personas con problemas de salud. Ahora va todo tipo de público y llegan a reunir hasta 100 personas que, literalmente, se mean de la risa, incluso de sus propios problemas.

Jesús contó que los beneficios de la risa son muchos. Explicó que cuando vistian un centro penitenciario o van al oncológico Luis Razetti, y dan charlas como herramienta, incluso dentro del mismo protocolo de los tratamientos.

“No es que solucionamos los problemas, pero sí podemos ayudar bailando, cantando, jugando. Así expresamos muchas emociones que producen bienestar. Cierto que todo el mundo tiene derecho a estar triste, pero esa no puede ser una condición permanente”.

Reguetti insistió en una sonrisa ilumina rostros, cambia perspectivas e, incluso, convierten los centros de salud en espacios de alegría.

Pero para ello, explicó, las personas deben identificar qué tipo de emociones están conectadas con su satisfacción y de dónde vienen esos sentimientos.

Indicó que reír es los músculos se mueven y requiere ejercitarse. “Es como una práctica cardiovascular o como cuando se trota durante una hora”.

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En varias ciudades del país se está replicando esta técnica

Simplemente es buscar puntos de encuentro y que la gente se contagie. Ya hay réplicas de estos talleres en Puertos Ordaz. En esa ciudad hay 15 médicos capacitados en el yoga de la risa. También está el señor Hernán Freites quien visita el hospital Pérez Carreño y la señora Irlanda Emperador que va a un ancianato en San Antonio de Los Altos, por ejemplo.

“Todo esto lo hacemos sin tener que burlarnos. Se usa es un lenguaje para aproximarnos al otro. Todo debe comenzar con una sonrisa. Si queremos cambiar el país, ésta es una muy buena forma”, agregó.

Dónde es la cita

Los domingos a las 10:00 am en el parque del Este, cerca de 100 personas se reúnen, de ésas 50 son reidores fijos. Jesús dijo que todo el que quiera entrenarse como terapista puede hacerlo en estos talleres. La idea es que con cuatro o cinco asistencias al parque se conviertan en promotores en sus comunidades, en sus propias familias, sus colegios y trabajos.

Según Jesús los beneficios son muchos. “Te dejo un caso: una muchacha de Barquisimeto con una leucemia recibió el taller y a los meses me llamó para decirme que estaba sanando. Y eso lo hizo ella con el poder de la risa, cuando las personas se inundan de cosas positivas y alegres, tienen otra oportunidad”.

Para saber más de este proyecto revise Venezuelariendo.org.

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Cerca de 100 personas se reúnen todos los domingos en el parque del Este

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